Haz click en la imagen para cambiar la fotografía. Fuente: Ferran Mateo, Marta Rebón
Cuando el visitante cruza la entrada principal del Palacio de Invierno, en dirección a las taquillas, se encuentra con un elemento inesperado: un Lada de color verde empotrado contra uno de los árboles del patio central.
Después de esta primera sorpresa, y ya en el interior del edificio, descubre otro elemento disonante, una casa de madera elevada unos metros por encima del suelo dentro de la cual hay un comedor típicamente ruso iluminado por una de las luces de araña palaciegas.
Y las sorpresas no acaban aquí: las salas dedicadas a Matisse están ocupadas por los dibujos de la sudafricana Marlene Dumas y los óleos de la francesa Nicole Eisenman; en la que fue la entrada principal hasta la revolución de octubre se escucha una música de piano que sugiere que el nivel del Nevá ha alcanzado la planta superior del Ermitage, una instalación sonora de Susan Philipsz; la escultura rosa a base de conchas marinas de una mujer y su perrito saluda desde una de las estancias privadas de los zares de estilo Rococó, obra de Katharina Fritsch.
El responsable de todos estos cambios inesperados es Kasper König, comisario de la Manifesta 10. Ha repartido las obras de distintos artistas –como Joseph Beuys, Gerhard Richter o Louise Bourgeois- en el recorrido habitual del museo para que los visitantes, conocedores o no de la propuesta, se vean sorprendidos y generen una lectura distinta del museo y sus colecciones.
Al otro lado de la Plaza del Palacio se encuentra la remodelada Capitanía General, que ha aprovechado la celebración de la Manifesta para presentar en sociedad todas sus instalaciones. Allí se pueden admirar los trabajos de Juan Muñoz, Rineke Dijkstra, Boris Mikhailov, Vladislav Mamysehv-Monroe o la pareja Ilya y Emilia Kabakov.
La bienal explora también otros espacios –el cine Aurora, el museo Freud, los jardines Voronijin, el Centro de Arte contemporáneo Kuriojin, la Facultad de Artes Liberales y Ciencias de la Universidad Estatal de San Petersburgo, el monumento a Pedro el Grande, los estudios Lendoc, la casa Matiushin, el parque Udelni…- y ha convertido la ciudad, además de en un gran espacio expositivo, en un lugar para el diálogo interdisciplinar y las acciones artísticas efímeras.
Más información: www.manifesta.org.
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