Mosfilm en México

Este año los estudios de cine Mosfilm cumplen 90 años. Durante todo 2014 la directiva que encabeza el famoso director de cine ruso Karén Shajnazárov realizará diversos actos conmemorativos tanto en Moscú como en otras regiones de la Federación Rusa y el extranjero. La Cineteca Nacional de México realizó una retrospectiva en enero.

 

Fuente: kinopoisk.ru

El primer acto de conmemoración de este año fue la organización de una retrospectiva significativa de producciones fílmicas desde los años 50 hasta hoy en la Cineteca Nacional de México. Entre el 17 y el 30 de enero se proyectó una muestra pequeña pero significativa de seis filmes, obras maestras de la cinematografía ruso-soviética, cuatro de las cuales no eran conocidas en México.  

Noche de Carnaval(1956) de Eldar Ryazánov, Afoniya (1975) de Guiorgui Daneliya, Varios días en la vida de Oblómov(1979) de Nikita Mijalkov yLa sala número 6(2009) de Karén Shajnazárov.

Lic. Alejandro Pelayo (director de la cineteca): “Fue todo un éxito la retrospectiva de Mosfilm. Hubo una gran respuesta del público. Esta experiencia la queremos repetir si se puede, anualmente. Gran cine, el ruso”. 

Las otras son muy conocidas en el país: La balada  del soldado (1959) de Guiorgi Chujrái, y Solaris(1972) de Andréi Tarkovski.

Sin embargo, para las nuevas generaciones todos estos filmes han sido novedad y motivo de asombro.

Al crearse en 1924 Goskino (El Instituto Estatal de Cine) se decretó la estatización y fusión de dos empresas productoras privadas en un solo consorcio. A partir de 1934 a esa empresa estatal fílmica se le dio el nombre de Mosfilm.

Desde entonces se distingue con el emblema de la estatua giratoria de la campesina con la hoz, y el obrero con el martillo. Obra gigantesca de Miujina que se encuentra en Prospekt Mira (Avenida de la Paz), en la capital rusa. La escultura simboliza la unión de los obreros y campesinos de la era soviética.

A pesar de los cambios en el país en 1991, Mosfilm, hoy consorcio cinematográfico, aún conserva como sello y marca ese símbolo. En ocasiones lo usan estilizado, pero sin perder su simbolismo original. Esto habla bien de como en Rusia se respeta la tradición y los símbolos. Sucede algo similar con la compañía aérea Aeroflot que conserva en su emblema la hoz y el martillo.

Mosfilm ha contribuido con más de 2.500 grandes producciones a la cinematografía soviético-rusa y hoy muchas de ellas son joyas de la humanidad: las películas de Eisenstein, Pudovkin, Room, Dóvshenko, Kalatózov, Bondarchuk, Rostotski, Talankin, Klimov, Menshov, Konchalovski o Kurosawa, además de los arriba mencionados y decenas de creadores cinematográficos que han contribuido al bagaje cultural de Rusia.

Eso sin contar con otros tantos filmes surgidos de los estudios de cine de Lenfilm y Gorki, por no mencionar otros.

La inauguración de la retrospectiva de Mosfilm se llevó a cabo el pasado 17 de enero en la sala número 1, la mayor de la Cinemateca con 600 butacas; abarrotada hasta no caber un alfiler más. Asistieron el director general de la Cineteca Nacional, Alejandro Pelayo, el programador de la misma, Nelson Carro, y el representante de Mosfilm, responsable de los asuntos internacionales, Serguéi Simiaguin.

Igualmente estuvo presente el embajador de la Federación Rusa en México, Eduard Rubénovich Malayán el cual dirigió un motivo discurso a los asistentes.

La muestra se inauguró con el filme La sala número 6. Antes de la proyección Simiaguin explicó cómo se había filmado la película y las tremendas dificultades que enfrentó su realizador para poderla concluir. Es una película extraordinaria basada en el cuento de Chéjov del mismo nombre, pero ambientada en la actualidad en una auténtica clínica psiquiátrica a las afueras de Moscú. Conserva los diálogos y personajes reales del cuento, sin embargo los protagonistas hacen de ellos mismos. Resulta una obra dura, estremecedora y profundamente filosófica. Una de las mejores películas rusas que he visto en últimos 20 años.

Ojalá que las nuevas generaciones de cineastas rusos miren hacia ese cine con respeto y beban de la historia y la cultura cinematográfica de su país para que nos brinden nuevos filmes a la altura de las que admiramos en México. Que los jóvenes dejen de mal imitar esas cintas vulgares y malévolas de 'acción' que llegan de Hollywood. Va por igual a las jóvenes generaciones de cineastas mexicanos.       

Opiniones del público:

Fabio Luna (espectador): “Vi las seis y todas me han dejado maravillado”.

Ana Preciado (21 años): “¡Nunca había visto películas así: humanitarias, bondadosas, inteligentes! ¿Por qué ya no se filman películas como estas?”

Felipe Orihuela y esposa María (60 años): “Algunas ya las habíamos visto hace muchos años, como La balada del soldado que es una joya. Verla en la pantalla grande con esa calidad de proyección nos volvió a emocionar y a hacernos llorar. La tenemos en DVD pero no es lo mismo”.

Juan Antonio de la Riva (director de cine):  “Crecí viendo este cine soviético. Admiro mucho el cine y toda la cultura rusa”.

Miriam González y su amiga Sonia Echástegui (profesionales de la comunicación): “Hoy ya no se filman películas como estas. Igual pasa con el cine mexicano”.

Oscar Meléndez (documentalista): “¡Algo de bueno tenía el socialismo soviético que producía y fomentaba realizaciones tan padres como estas!”

Sigfrido Garsilazo y su novia Gabriela Ramos: “¡Queremos ver más como estas! Sin violencia gratuita, sin malas palabra cada cinco segundos, sin sexo explícito, queremos filmes de verdad honestas y con temas profundos como Solaris o como la Sala número 6 que aunque fuerte, impacta y nos dejó pensando mucho”.    

¡Enhorabuena Mosfilm!

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