Vova, Vladímir, Vladímir Vladímirovich: qué significan los nombres rusos

Dibujado por Niyaz Karim

Dibujado por Niyaz Karim

Se considera que el nombre de una persona marca su destino. ¿Qué nombres escogen para sus hijos los padres rusos y de qué forma se utilizan estos para definir las relaciones personales?

Para los extranjeros, el nombre masculino más ruso sería Iván. Durante muchos siglos fue un nombre muy popular en todos los estratos de la sociedad: desde los humildes campesinos a la familia real (recordemos a Iván el Terrible).

Por otro lado, debido su gran difusión este nombre no siempre ha gozado de la mejor reputación: así, por ejemplo, el personaje principal de los cuentos populares —el hijo pequeño y consentido de la familia— recibe normalmente el apelativo Ivánushka durachok (derivado de Iván durak, que en español sería Iván el tonto). A pesar de todo, al personaje no le dura mucho la fama de tonto, pues al final del cuento resulta ser el más afortunado.

En el siglo XX, el nombre de Iván perdió su popularidad y se empezó a asociar, principalmente, a un bajo nivel educativo, a mentes poco sagaces y a la pereza (se suele utilizar un recurrente juego de palabras —‘Vanku valiat’— que significa ‘hacer alguna tontería’ o ‘no hacer nada’).

Sin embargo, a finales de la época soviética, entre los intelectuales se pusieron de moda los nombres campechanos, de modo que entre los treintañeros de hoy podemos encontrar bastantes Ivanes (por ejemplo, el presentador más famoso de la televisión rusa actual se llama Iván Urgant: un nombre 100% ruso combinado, en este caso, con un apellido completamente ‘cosmopolita’). Y al contrario, los nombres más bonitos —desde el punto de vista ruso—, con un toque aristocrático, occidental (como Robert, Albert, Eduard, Elvira, Cristina), hoy en día solo siguen gozando de popularidad en las provincias o entre los nuevos ricos; en los círculos intelectuales estos nombres se consideran algo cursis o de mal gusto.

Según las estadísticas, en los años 2012 y 2013 los nombres más repetidos entre los niños rusos fueron Alexánder, Maxim, Dmitri. Artiom, Nikita e Iván; y entre las niñas Anastasía, María, Daria, Sofia, Elizaveta y Anna. Es curioso que, si bien antes había tres nombres femeninos que superaban al resto en popularidad: Viera, Nadiezhda y Liubov; ahora estos nombres están ausentes de los primeros puestos de la lista.

 

La mayoría de los nombres (con alguna excepción, como en el caso de Maxim, Nikita, Viera o Nina) tienen su correspondiente abreviatura. Por norma general, esta se forma añadiendo a las primeras letras del nombre la terminación ‘sha’. De este modo, de Mijaíl se formará Misha; de Pável, Pasha; de María, Masha; de Daria, Dasha; etcétera.

Aunque también se utilizan otras variantes de abreviatura: como Petia de Piotr, Liuba de Liubov o Nadia de Nadezhda. En ocasiones, al formar la abreviatura no se pierden las últimas letras del nombre original, sino las primeras (Iván sería Vania), y a veces lo que queda es la parte central (de Alexánder, Sasha); también se dan casos en los que, por esta misma razón, se forman a la vez dos abreviaturas (de Dmitri, por ejemplo, puede salir tanto Dima como Mitia). Las abreviaturas de los nombres populares, además, están expuestas a otras muchas transformaciones: podría parecer que, en la cadena de nombres Alexánder - Sasha - Sashura - Shura, el último no tiene nada en común con el primero; sin embargo, todos los rusos saben que Shura es la abreviatura del nombre Alexánder.

El nombre completo se reserva para los documentos y las relaciones formales, mientras que en la familia y entre los amigos se emplean las formas abreviadas. Por otra parte, para establecer un nivel más marcado de cercanía con la persona en cuestión, se utiliza otra forma, la abreviatura cariñosa: Vania sería Vánechka; Sasha, Sáshenka; Masha, Máshenka; etcétera. Esta forma denota ternura hacia el destinatario: así es como llaman los padres a sus hijos y como los amantes se llaman entre sí.

Y si a esta forma se le quita la partícula ‘en’ y solo se deja la letra ‘k’, el resultado pierde el componente cariñoso para convertirse en una designación popular, incluso algo vulgar, que aporta familiaridad: Sashka, Mashka, Vanka.

Durante los primeros años del periodo soviético, los comunistas difundieron con profusión nuevos nombres que reflejaban el inicio de una nueva época. Por lo general, solía ser la combinación abreviada de los nombres de líderes revolucionarios (Vilen, de ‘Vladímir Ilich Lenin’; Melor, de ‘Marx, Engels, Lenin y Oktiabrskaya Revolutsia —que en ruso quiere decir revolución de octubre’; el nombre femenino de Ninel, que sería Lenin al revés); y el más anecdótico, Dazdraperma, de la expresión ‘Da Zdravstvuet Pervoe Maya’, que significa ‘¡Viva el uno de mayo!’.

 

También había nombres bastante extravagantes, relacionados con el progreso científico-técnico, como Industrias o Electrón; el ‘arquitectónico’ nombre de Domna (en ruso Dom significa casa), por otro lado, es en realidad un antiguo nombre romano.

A la hora de adoptar nombres extranjeros se han dado también algunos casos bastante curiosos. Algunos han pasado de propios a comunes: así, si en Occidente los rusos son ‘ivanes’, en Rusia los alemanes son ‘fritses’, y en Turquía a las chicas rusas las llaman ‘natashas’. Tania —la forma abreviada del nombre ruso de Tatiana— suena raro en polaco, donde la palabra tania significa ‘barata’; mientras que el nombre del presidente estadounidense significa en ruso ‘barracón’.

Y ya que hablamos de presidentes, el nombre tradicional ruso de Vladímir proviene de dos palabras (vladeiushii mirom) que significan literalmente ‘el que domina el mundo’. Su forma abreviada, Vova, tiene un toque familiar y cercano, mientras que la variante cariñosa Vóvochka se utiliza para designar al colegial que protagoniza los típicos chistes de gamberros en Rusia. A su vez, Vladímir Vladímirovich es también el nombre del famoso poeta del siglo ХХ Maiakovski.

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