Deportistas rusos que mueren antes de tiempo

El luchador Besik Kudujov fue bronce en Pekín 2008 y plata en Londres 2012. Fuente: wrestrus.com

El luchador Besik Kudujov fue bronce en Pekín 2008 y plata en Londres 2012. Fuente: wrestrus.com

La última semana de 2013 fue negra para el deporte ruso, con el fallecimiento de dos nombres de relieve, el vigente subcampeón olímpico de lucha grecorromana Besik Kudujov y el clásico del fútbol ruso de la pasada década Iliá Tsymbalar, con 29 y 44 años, respectivamente. Lamentablemente no son casos aislados, la historia está salpicada intermitentemente de deportistas rusos que nos dejaron a edades tempranas, algunos todavía en activo.

La última semana de 2013 fue negra para el deporte ruso, con el fallecimiento de dos nombres de relieve, el vigente subcampeón olímpico de lucha grecorromana Besik Kudujov y el clásico del fútbol ruso de la pasada década Iliá Tsymbalar, con 29 y 44 años, respectivamente. Lamentablemente no son casos aislados, la historia está salpicada intermitentemente de deportistas rusos que nos dejaron a edades tempranas, algunos todavía en activo.

Un ataque cardíaco se llevó el 28 de diciembre a Tsymbalar, uno de los mejores centrocampistas que haya dado Rusia, un magnífico organizador en la medular. 30 partidos internacional con la selección y elegido mejor jugador de la liga en 1995, contribuyó de forma decisiva (42 goles en 146 partidos) a la era dorada del Spartak de Moscú, equipo con el que ganó nada menos que seis ligas y cuatro copas. Su carrera como entrenador se encontraba todavía en ciernes, en la temporada 2008/09 dirigió al Nizhni Nóvgorod y después pasó por el Shinnik Yaroslavl de la segunda división, aunque actualmente se encontraba sin equipo. Padre de dos hijos y casado con la hermana de un antiguo compañero, fue enterrado en Odesa (Ucrania), su ciudad natal y donde se formó como futbolista, aunque a la caída de la Unión Soviética adoptase la nacionalidad rusa.

La otra pérdida con que el deporte ruso cerró 2013 fue la del luchador de grecorromana, Besik Kudujov, doble medallista olímpico en la categoría de hasta 60 kilos: bronce en Pekín 2008 y plata en Londres 2012. Se dejó la vida el día 29 de diciembre en un accidente de tráfico, al colisionar su vehículo con un camión. “La tragedia ocurrió en la carretera federal, cerca de Armavir, en el trayecto entre Vladikavkaz y Krasnodar”, explicó en un comunicado la Federación rusa de lucha. Estaba previsto que Kudujov, de 29 años, fuese relevista de la antorcha olímpica de Sochi el próximo 4 de febrero. Se encontraba en el mejor momento de su carrera.

El caso más conocido de deportistas rusos fallecidos jóvenes sucedió en septiembre de 2011, cuando se estrelló el avión Yak-42 en el que viajaba el Lokomotiv Yaroslavl, equipo puntero de la Liga Continental de Hockey Hielo (KHL). Murieron 25 jugadores, 13 de nacionalidad rusa, además de 10 miembros del cuerpo técnico, ocho rusos.

El hockey hielo es una pequeña sangría para el caso que nos ocupa. La temporada 2012 se dio un caso verdaderamente dramático, Remir Jaidarov, jugador de hockey del Rubin Tiumén, de la segunda división, murió a los 34 años, durante un incendio en una casa de campo situada a las afueras de su Kazán natal. Al subir al segundo piso de la vivienda en llamas para tratar de salvar a algún familiar se le cayó el tejado encima.

Los edemas cerebrales consecuencia de traumatismo durante un partido son la causa más habitual de este tipo de desgracias. Son difíciles de detectar en el momento, pues sus devastadores efectos se pueden manifiestan minutos o incluso horas más tarde. Fue el caso de Dmitri Uchaikin, que murió a comienzos de 2013 tras recibir un violento golpe en la cabeza durante un partido de hockey sobre hielo de la liga ucraniana. En realidad salió por su propio pie del estadio, pero al día siguiente por la mañana perdió el conocimiento en su casa al sufrir un derrame cerebral consecuencia del golpe del día anterior. Murió antes de llegar al hospital, tenía 32 años.

Ígor Misko estaba llamado a ser una estrella del hockey, con sólo 23 años ya jugaba en el todopoderoso SKA de San Petersburgo, pero el 6 de julio de 2010 sufrió un ataque al corazón mientras conducía. Se estrelló con otro coche, aunque los médicos concluyeron que la causa de la muerte no fueron las heridas por el accidente sino el propio infarto previo.

 

El boxeo es por su propia naturaleza uno de los deportes más peligrosos, más propensos a lesiones cerebrales. Así murió en diciembre de 2011 el campeón ruso de los semipesados, Román Simakov, a los 28 años de edad, tras ser noqueado en el sexto asalto de un combate disputado en Ekaterimburgo. Cayó en coma por un derrame cerebral y murió tres días más tarde. “Lo estoy pasando muy mal. Me da mucha pena. Rezo por él y me disculpo ante sus familiares. Sabe Dios que no le deseé eso”, declaró su rival aquel día, el también ruso Serguéi Kovaliev, que cayó en una depresión tras el combate y pasó más de medio año alejado de los cuadriláteros.

El fútbol ruso tampoco se libra de la tragedia de perder deportistas antes de tiempo. En agosto de 2010 el prometedor guardameta del CSKA de Moscú, Serguéi Perjun, de 23 años, sufrió durante un partido una brutal colisión cabeza con cabeza con Budun Budnov, jugador del Anzhi. Fue al tratar de despejar con la cabeza un balón alto al borde del área. El joven portero del CSKA se retiró del terreno de juego y en principio se le diagnosticó simplemente una fractura nasal. Pero de camino al aeropuerto, ya de regreso a Moscú, entró a causa de un derrame cerebral en un coma del que no despertaría. Murió nueve días más tarde.

 

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