'Metro: Last Light', vuelta al postapocalipsis moscovita en alta definición

Después de muchas incertidumbres y un sonado cambio de distribuidor, el pasado 17 de mayo fue lanzada por fin la segunda entrega de la franquicia de videojuegos basados en el universo creado por Dmitri Glukhovsky.

Mejor todavía, mientras la primera entrega (Metro 2033) era una versión interactiva del libro original, Metro: Last Light contó con el propio autor para realizar su guión. Esto, sumado a un incremento en el presupuesto del proyecto que fue estupendamente empleado, resultó en todo un espectáculo digital. Pónganse cómodos y disfruten de un delicioso y dramático ambiente post-apocalíptico ruso con denominación de origen.

Cabecera de “Metro: Last Light”. Fuente: Web oficial

A estas alturas del artículo, está claro que el lector, al igual que un servidor ha leído (o devorado) los títulos de Glukhovsky y quizás alguno de los pertenecientes al denominado Universo Metro 2033. No habría podido escribir este artículo sin haber acabado tanto este videojuego como el anterior de la saga. El título se encuentra disponible para PC, Playstation 3 y Xbox 360, y yo he disfrutado con esta última plataforma de la experiencia.

Metro: Last Light nos vuelve a poner en la piel de Artyom, al cual habíamos dejado en lo más alto de la Torre Ostankino colocando un dispositivo de trazado para los misiles que destruirían la colonia de los llamados Oscuros, ubicada en el Jardín Botánico. El final podía ser cambiado, ya que bastaba con disparar al dispositivo para perdonar la vida de esta raza y por tanto iniciar una etapa nueva de relaciones más prósperas entre los humanos del Metro y su (a mi entender) evolución del mundo exterior.

Los rumores que han rodeado al desarrollo de Metro: Last Light indicaban que la historia cambiaría según el final elegido, pero desgraciadamente esto no es así (sí, yo elegí perdonar a la colonia de Homo Novus). Esta entrega sigue el canon de la primera novela y comienza con un Artyom totalmente integrado entre los Stalker (traducido en España como 'comandos') de la Polis y asentado en el D6, el búnker con armamento de antes de la guerra y el cual es accesible a través del famoso, y misterioso Metro-2.

Artyom, apenado por la aniquilación de los Oscuros, recibe la misión de volver al Jardín Botánico para investigar la aparición de un superviviente de la matanza. Al fin y al cabo, él es el único que parece entender los crípticos mensajes telepáticos que ellos emplean para comunicarse con los humanos del Metro. Le acompañará Anna, la hija de Miller (jefe de los Stalker), que tiene instrucciones de abatir a la criatura y así erradicar por fin la amenaza que suponen para la red de Metro.

A partir de este momento dará inicio una nueva y frenética visita turística tanto por el Metro de Moscú como a la superficie, incluyendo una visita a lugares emblemáticos. Las sorpresas y los giros dramáticos de guión eran ya marcas de la casa, pero el hecho de que el escritor se haya involucrado activamente hace que los personajes sean todavía más ricos en detalles. Basta perderse por alguna de las estaciones habitadas, apoyarse (virtualmente) en una esquina y escuchar las conversaciones de sus moradores.

Cada estación habitada tiene su propia personalidad y la del Bolshoi es laque cuenta con la mayor densidad de artistas supervivientes al ataque nuclear. Fuente: Web oficial

 

Las intrigas entre estaciones estarán a la orden del día, sobre todo las concernientes a la Línea Roja, formada por los partidarios de instaurar el comunismo en todo el Metro de Moscú. Y es que el legado armamentístico del D6 es un caramelo demasiado delicioso para cualquiera de las potencias subterráneas.

Y por si fuera poco, conoceremos ciertos detalles del pasado de Artyom que posteriormente se revelarán increíblemente importantes para la trama. Más de una sorpresa estará asegurada, palabra.

Las increíbles aventuras que correremos formarán parte de un auténtico viaje al subconsciente de Artyom en su afán de redimirse por la destrucción de la colonia de los Oscuros. Nuevamente tendremos visiones del pasado y viviremos el sufrimiento de las almas atrapadas en la espiral de terror desencadenada en aquel fatídico día de 2013. Este aspecto no es exclusivo de la narrativa de Glukhovsky sino que es ya un distintivo de calidad de la literatura y cinematografía de ciencia ficción rusa, teniendo a Lem, Tarkovski o los hermanos Strugatski como figuras más representativas.

Khan, el carismático 'filósofo del Metro' será nuestro Virgilio en el tránsito de Artyom por su infierno particular camino a la redención, pero no será el único en ostentar este título… y hasta aquí puedo leer.

La experiencia fue tan inspiradora para Glukhovsky que al ver que se quedaba corto con los personajes y sus motivaciones decidió preparar una nueva novela. Ésta se llama Metro 2035 y para su anuncio oficial decidió escoger el propio videojuego. Es decir, en algunos lugares de la red de Metro encontraremos un póster anunciando su lanzamiento para diciembre de este año bajo la premisa de que se trata de “el libro que hará saltar por los aires al mundo entero”.


Al cameo habitual de las obras de Glukhovsky se le une el anuncio de su siguiente novela, Metro 2035. Fuente: NeoGaf.com

Metro: Last Light también ofrece dos finales pero, a diferencia de su predecesor, las acciones que realicemos en el camino activarán uno u otro. Como pista diré que si decidimos aplicar un principio tan moral como el de humanidad, tendremos que tener en cuenta que todos los seres humanos que encontremos serán beneficiarios del mismo.

En el aspecto gráfico, esta entrega supera con creces a la anterior. Si bien se ha contado con un presupuesto mayor, éste era el 10% del de sus más directos competidores (Medal of Honor: Warfighter y Bioshock Infinite entre otros). De todas maneras, para 4A Games el presupuesto nunca ha parecido ser un problema ya que en Metro 2033 se buscó las mañas para ofrecer más por menos. Un ejemplo es el uso de elementos que bloquean la línea de visión en la superficie desde ciertos puntos para evitar que nos diéramos cuenta de los pocos recursos empleados en la digitalización de los monumentos más emblemáticos. La nieve también es una buena aliada cuando no se desea (o no se puede) trabajar demasiado las texturas del suelo.

Pero con Metro: Last Light el deshielo ha llegado a Moscú y con ello, unos escenarios exteriores riquísimos y cuidados hasta el más mínimo detalle. La inmersión en los mismos es total, con unos efectos sonoros y música bien escogidas.

Uno de los varios tráilers del juego, titulado Génesis, que muestra la riqueza de los escenarios de la superficie y los personajes.

 

 

De nuevo, los indicadores de armamento y equipo están reducidos al mínimo para otorgar así un mayor realismo. El reloj de pulsera de Artyom nos seguirá indicando cuando deberíamos cambiar el filtro de máscara de gas (imprescindible en la superficie y algunas secciones del Metro), aunque el empaño de la misma y la respiración pesada ya es un buen indicador. En Metro: Last Light éste es un modelo digital y mucho más fácil de leer en situaciones de tensión. Además, las tres luces que nos indicaban el nivel de ocultación cuando deseábamos pasar inadvertidos, ya que la supervivencia no siempre consiste en matar a todo lo que se mueva, se han reducido a una sola.

De hecho, si optamos por el sigilo (y nos interesa bastante en más de una ocasión), veremos que es menos complicado en comparación con la primera entrega. Y es que en Metro 2033 se daban algunas situaciones donde enemigos con luz frontal en el casco eran capaces de detectarnos detrás suyo dando la voz de alarma para luego desencadenar un auténtico infierno.

Ya ha llegado la primavera (nuclear) a la Plaza Roja de Moscú. Fuente: Web oficial

 

Ahora podemos cargar con 3 armas diferentes con un cierto nivel bien explicado de personalización. Y como comenzamos en el D6, contamos casi con lo último. Y digo casi porque algo tan puntero como el rifle de asalto AK-2012 nuevamente solo se dejará ver hacia el final del juego.

Si se me permite aconsejar sobre el arsenal, yo opté por lo siguiente durante la mayor parte del tiempo y la verdad es que anduve bastante cómodo: rifle de asalto AK-74 (Kalash) con mirilla de visión nocturna (combate a larga/media distancia y grupos de enemigos), escopeta Duplet con mirilla láser, concentrador de disparo y culata ergonómica (combate a corta distancia), y por último, pistola Ashot con mirilla de visión nocturna y silenciador (sigilo a media/corta distancia).

La jugabilidad en Metro: Last Light ha mejorado muchísimo. Así como en la anterior entrega las meteduras de pata y la curiosidad por visitar rincones no tan desarrollados por el equipo de 4A Games se castigaban con una muerte casi instantánea, ahora podemos vivir para contar lo que no se debe hacer. En otras palabras, el modo normal es mucho más sencillo en cuanto a tasa de recuperación de daño y la inteligencia artificial de los enemigos está ajustada acorde. Por ejemplo, si somos descubiertos por un grupo de enemigos porque se nos ha ocurrido aparecer en un lugar con iluminación, éstos dispararán hacia dicho lugar y sus aledaños más próximos, pero no pasará como en Metro 2033 donde algunos eran hasta capaces de seguirnos con sus balas en la oscuridad más cerrada y a varios metros de distancia en dirección contraria.

La campaña publicitaria con la que ha contado Metro: Last Light ha sido mucho más prolija que en la anterior entrega. Entonces se había subestimado el número de los seguidores de la saga que querían ponerse en la piel de Artyom y el presupuesto no permitía hacer una apuesta tan arriesgada. Esta vez se dedicó un esfuerzo bien calculado para hacer que las ganas de que llegara el lanzamiento no decayeran a pesar de los contratiempos sufridos.

Cortometraje con actores de carne y hueso para promocionar “Metro: Last Light”.

 

La recepción por parte de la crítica ha sido por el momento más que positiva. Metro: Last Light no solo ha cosechado altas puntuaciones sino que ha habido consenso en alabar su aspecto artístico.

Esta entrega, además, ha sido la demostración de que el videojuego ya no solo es capaz de respaldar un fenómeno literario o cinematográfico, sino que es capaz de dar lugar a nuevos bestsellers como todo apunta que pasará con la nueva novela de Glukhovsky que verá la luz en diciembre.

Por su parte, la ucraniana 4A Games ha sabido demostrar una vez más que la calidad no tiene porque estar reñida necesariamente con el presupuesto. Un guión sólido y una fe inquebrantable en el proyecto ayudan a producir un producto de la factura de Metro: Last Light.

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