Tres íes para una nueva revolución rusa

En la era poscarbono, Rusia prepara el camino hacia los nuevos sectores de la industria. El concepto ruso de las tres íes engloba lo que en Occidente se ha dado a conocer como Tercera Revolución Industrial.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, volvió a recordar el 12 de febrero a los miembros de su gobierno que no es posible seguir manteniendo el crecimiento de la economía rusa a costa de las exportaciones energéticas: hay que encontrar nuevos impulsores.

En Occidente, el concepto de la Tercera Revolución Industrial, elaborado por el célebre economista y publicista norteamericano Jeremy Rifkin, está marcando el camino del desarrollo en la era poscarbono. En esencia, se trata del paso a las fuentes de energía renovables y al incremento de la eficiencia energética, al avance de los objetos que integran Internet, a la gestión empresarial basada en el análisis de grandes volúmenes de datos y al desarrollo de la tecnología de impresión 3D.

A fin de superar su dependencia de las materias primas, Rusia, por su parte, sigue el modelo de las 'tres íes': industria, innovación e IT (tecnologías de la información). 

La revolución de las tecnologías de la información en Rusia

Rusia ya dispone de empresas a escala internacional, como Kaspersky, ABBYY y Yandex, además de los fabricantes de dispositivos, como Rover, 3Q y YotaPhone.

Hoy en día, más del 70% de los productos de TI creados en Rusia se destina a la exportación. Los principales usuarios son EE UU, que representa el 50 %, y el resto se divide entre los países de Europa Occidental y Asia. De acuerdo con las previsiones del gobierno, en los próximos cinco años el volumen de exportaciones se duplicará en términos monetarios y alcanzará una suma récord de 9.000 millones de dólares.

El año pasado, el gobierno de la Federación de Rusia estableció una estrategia de desarrollo del sector TI para el periodo de 2014 a 2020, con la posibilidad de prolongarlo hasta 2025.

Se ha establecido la prioridad en la producción en serie de software y en la prestación de diversos servicios. Además, el gobierno planea estimular el desarrollo de los servicios en la nube de Rusia, a fin de que alcancen un nivel óptimo de competitividad y resulten atractivos al cliente extranjero.

En palabras del viceministro de Comunicaciones, Mark Shmulevich, “para la redacción del documento, sus autores han estudiado detalladamente la experiencia extranjera”. Así, según explica, en lo referente a la cooperación con el sector privado, han decidido tomar como ejemplo la experiencia de Gran Bretaña en cuanto a iniciativas legislativas y políticas fiscales; para las cuestiones relativas a la organización de proyectos de investigación científica para el sector tecnológico, así como a la creación de centros de investigación, el ejemplo ha sido EE UU; finalmente, en la promoción entre los jóvenes de profesiones incluidas en la industria de las TI se seguirá la senda de Singapur. 

La inversión en la innovación industrial

Oleg Fomichev, viceministro de Desarrollo Económico de Rusia, aclara en respuesta a una pregunta sobre el estímulo de la innovación: “Siempre hay un cierto desfase. Este tema se sacó hace ya tiempo, pero entonces solo fue una chispa que durante mucho tiempo no despertó ninguna reacción en el sector empresarial ni en la administración regional. En el último año y medio o dos años finalmente han aparecido algunos resultados. Ha aumentado seriamente la calidad del trabajo en las grandes empresas gracias a los programas de desarrollo de la innovación. Ahora, la mayoría de las grandes empresas han puesto en marcha este tipo de programas”.

Hoy en día, la introducción de novedades se lleva a cabo con métodos de mercado. Por ejemplo, la empresa estatal Rosnano facilita la comercialización de proyectos relacionados con el uso de nanotecnología avanzada en varios campos. Una de las jóvenes empresas que recibieron una beca de Rosnano en 2012 fue Picaso 3D, dedicada al desarrollo y modificación de la tecnología de impresión 3D.

Actualmente, esta empresa está vendiendo con éxito sus propias impresoras, las cuales igualan en calidad a sus análogos extranjeros, a un precio que ronda los 3.000 dólares. Hay varias empresas que se dedican a la fabricación de impresoras 3D en Rusia, como Print & Play o Printbox 3D (RGT), que de momento están centradas en el mercad ruso.

De hecho, la impresión 3D es precisamente uno de los ámbitos en los que coincide el ‘particular rumbo’ que está tomando la revolución industrial rusa con los modelos occidentales.

En 2013, el Ministerio de Desarrollo Económico lanzó un importante programa para la fundación de centros de innovación para jóvenes ingenieros; se concedieron subvenciones a las regiones para la adquisición de equipos de impresión 3D que permitieran crear centros de elaboración de prototipos (fab labs).

El prototipado rápido (RP, por su nombre en inglés) con ayuda de la impresión 3D y los equipos de elaboración de prototipos permiten adaptar rápidamente la producción empresarial a los requisitos de uno u otro encargo. Actualmente en Rusia, el RP se emplea, por ejemplo, en empresas como el grupo OMZ, cuya producción está destinada a la industria pesada.

A pesar de que ya se han dado unos primeros pasos tentativos en el camino de la innovación, el director del departamento para el fomento de la innovación y de los programas sociales de la compañía de capital riesgo rusa RVC, Yevgeni Kuznetsov, cree que en Rusia aún se está debatiendo el rumbo que deberá tomar la nueva industrialización.

 

“La industria rusa aún se está desarrollando según el modelo antiguo de organización mediante cadenas tecnológicas.  El sector de las tecnologías de la información y el desarrollo de software constituye una excepción, puesto que no se incluye en la categoría industrial tal como se entiende este concepto en Rusia, pero que sin embargo sí está presente en la cadena de producción mediante la instalación de software en la maquinaria”. 

Revolución para todos

Hoy en día no se pueden comparar los ritmos del progreso científico-técnico en Rusia y en Occidente, puesto que los puntos de partida son muy distintos desde el colapso de la URSS. Sin embargo, el modelo de las 'tres íes' permite prever tímidamente que Rusia aún está a tiempo de hacer su aportación a la entrada del mundo en la nueva era industrial. 

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