Se encuentran en la Tierra formas de vida aptas para Marte

Experimentos de científicos rusos con bacterias demuestran que s se adaptan a las extremas condiciones del Planeta Rojo. Fuente: NASA

Experimentos de científicos rusos con bacterias demuestran que s se adaptan a las extremas condiciones del Planeta Rojo. Fuente: NASA

Científicos rusos han realizado una serie de experimentos con bacterias terrestres en los que se ha utilizado la misma sustancia que el 'Curiosity', el vehículo todoterreno de la NASA, ha encontrado en Marte.

Los investigadores de la Facultad de Ciencias del Suelo de la Universidad Estatal de Moscú (MGU por sus siglas en ruso) han descubierto que para algunas comunidades de microorganismos las condiciones de vida propias de Marte no serían adversas: no las destruye ni el vacío, ni la radiación, ni los oxidantes tan fuertes como el perclorato, que recientemente ha sido extraído del suelo del planeta Marte por el vehículo todoterreno de la NASA, 'Curiosity'.

En otras palabras, estas bacterias podrían vivir durante un prolongado periodo de tiempo en las condiciones de vida del Planeta Rojo. Para este experimento se emplearon bacterias procedentes tanto de la zona de congelación perpetua como  del suelo árido, que se desarrolla en condiciones de clima extremadamente seco.

Elena Vorobiova, investigadora científica superior de la Facultad de Ciencias del Suelo, explica lo más sustancial de estos experimentos: “Hemos simulado la situación climática de Marte, aproximándonos al máximo a la realidad que conocemos.

En el Instituto Físico-Técnico Ioffe de la Academia de Ciencias de Rusia se creó una cámara climática especial, en la que se llevaron a cabo una serie de experimentos con algunas muestras de comunidades microbianas procedentes tanto de suelos áridos como del antártico.

Se descubrió que ni las altas concentraciones de oxidantes, ni la radiación, ni la baja presión atmosférica, ni tampoco las temperaturas extremas resultan ser adversas para la posibilidad de adaptación y supervivencia duradera de estos microorganismos en Marte”.

Anteriormente, diferentes equipos de científicos ya estuvieron investigando reiteradamente los efectos de las condiciones extremas en microorganismos.

Sin embargo, los nuevos experimentos son diferentes, puesto que esta vez se han estudiado no colonias aisladas de bacterias, sino toda una comunidad de microorganismos. “Para entender cómo funciona un coche es preciso investigarlo en su totalidad y no limitarse al estudio de las piezas que lo constituyen”, aclara Elena Vorobiova.

Así, comunidades enteras de bacterias sobrevivieron en unas temperaturas que oscilan entre 50 grados bajo cero y los 50 grados sobre cero, y en condiciones de presión atmosférica por debajo de un Torr, además de estar expuestas a altísimas dosis de radiación (25 Mrad).

En otras palabras, esta vez se ha comprobado que las comunidades bacterianas logran sobrevivir a unas dosis de radiación que hasta ahora se consideraban niveles de esterilización.

Tampoco murieron cuando fueron expuestas a valores críticos de acidez. Los científicos creen que los cultivos microbianos aislados no habrían tenido posibilidad alguna de supervivencia por sí solas, mientras que dentro de una comunidad sí son capaces de adaptarse a las condiciones extremas.

Curiosamente, algunos microorganismos incluso lograron conservar sus funciones metabólicas y reproductivas.

Es igualmente importante señalar que durante el experimento se empleó la sustancia que el vehículo todoterreno de la NASA encontró en el suelo del Planeta Rojo. De hecho, se ha podido demostrar que el suelo de Marte no es mortífero para la vida y que su radiación es tolerable por los microorganismos.

Es cierto que desde hace tiempo los científicos suponían que en el suelo de Marte se contenían altos niveles de perclorato, lo cual se demostró de manera indirecta gracias a las pruebas obtenidas mediante el proyecto de NASA 'Viking'.

Actualmente, los investigadores de la Universidad Estatal de Moscú continúan sus experimentos en la cámara climática incrementando las dosis de radiación, tratando de encontrar el valor crítico para la vida. Vorobiova espera completar el trabajo en el plazo de un año.

La comunidad científica está al tanto de estos experimentos que, de hecho, continúan el trabajo del famoso científico David Guilichinski, del Instituto de problemas físico-químicos y biológicos de la Academia de Ciencias de Rusia (RAN por sus siglas en ruso).

Guilichinski exploró activamente el Ártico y la Antártida, en busca de microorganismos adaptados a condiciones climáticas extremas.

“Los microorganismos se adaptan muy rápidamente a cualquier entorno y condiciones. En la zona de congelación perpetua se mantienen en estado inactivo, y conservan todos los mecanismos necesarios para mantenerse en el mismo estado en el que se encontraban millones de años atrás. Por ejemplo, las bacterias ralentizan fuertemente su metabolismo. 

Sus células poseen sustancias protectoras que impiden que se congelen. Pero, en cuanto las condiciones se vuelven más favorables, su metabolismo se hace más intenso y vuelven a la vida”, explica Tatiana Démkina, investigadora científica superior del Instituto de problemas físico-químicos y biológicos del suelo de la RAN.

Curiosamente, una célula se adapta a las condiciones favorables con la misma rapidez con la que se adapta a las condiciones adversas. Al encontrarse en un entorno nutritivo, la célula puede perder rápidamente todas aquellas propiedades que poseía antes para sobrevivir en condiciones extremas.

Por lo tanto, los científicos consideran más adecuadas para los experimentos aquellas células que hayan permanecido “en conserva” durante millones de años y que poseen unos mecanismos de supervivencia atípicos para el resto de los organismos vivos en la Tierra. 

Artículo publicado originalmente en ruso en Izvestia.

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