Vector Vita es empresa rusa que en colaboración con el Centro de Nanociencias y Nanotecnología de la UNAM desarrolla un zapato especial para diabéticos. Fuente: Olivia Paredes
Las propiedades medicinales y desinfectantes de la plata son de sobra conocidas desde hace siglos. Ya en tiempos de los fenicios, el agua y el vino se almacenaban en vasijas de plata, para evitar que se pudrieran. Lo mismo se hacía con la leche en el siglo XIX, introduciendo una moneda de plata en las botellas.
También ha sido utilizada como colirio para los ojos y para tratar las heridas de los soldados durante la Segunda Guerra Mundial.
En la actualidad, nanopartículas de este metal se usan en vendas y gasas y en filtros de purificación de agua en países en desarrollo, además de en la fabricación de algunos medicamentos.
Estas nanopartículas son la única medicina conocida hasta ahora capaz de desactivar bacterias y virus, de ahí su gran potencial como medicamento del futuro.
En el caso de una pandemia, por ejemplo, sin tiempo para desarrollar vacunas debido a la rápida mutación de los virus, sería la única solución.
Una de las empresas punteras en su estudio y fabricación es Vector Vita, con base en la ciudad siberiana de Novosibirsk. Creadores de las nanopartículas conocidas como Argovit, esta compañía lleva 22 años estudiando el desarrollo de materiales basados en plata y desde 1995, colabora con el CNyN de Baja California.
El Dr. Alexéi Pestryakov, uno de sus investigadores, afirma que Vector Vita ha realizado estudios pre-clínicos sobre 23 enfermedades, en 15 hospitales.
Las medicinas desarrolladas se aplican actualmente en los departamentos de Traumatología, Ginecología y Otorrinolaringología en varios hospitales y clínicas de Novosibirsk.
Y si su uso no se ha extendido más, explica, es porque “aunque nuestras medicinas de nanoplata no son caras, de hecho son mucho más baratas que los antibióticos convencionales, su desarrollo es un proceso muy largo y requiere de muchos años”.
El estudio de un medicamento para combatir una sola enfermedad, en su etapa clínica -la última antes de ser lanzado al mercado- asciende a un millón de dólares, aproximadamente.
Su contraparte en México, en el Centro de Nanociencias y Nanotecnología, es la Dra. Nina Bogdanchikova, investigadora nacida en Siberia, y afincada en México desde 1995.
En esta ciudad, que cuenta con el mayor número de científicos por metro cuadrado del país, Bogdanchikova, dirige varios proyectos sobre la aplicación de nanopartículas de plata para usos médicos y veterinarios.
Experta en medir partículas o sub-nano partículas metálicas en catalizadores, afirma que en la actualidad casi ha sacrificado su carrera como medidora de catálisis, para dedicarse a investigar sus aplicaciones médicas.
Uno de sus principales proyectos está dedicado al desarrollo de un zapato especializado para pie diabético. En un país como México, donde la diabetes es la enfermedad que causa el mayor número de muertes, un invento como este está destinado a triunfar.
Bogdanchikova explica que los enfermos de diabetes, al perder sensibilidad en las extremidades, no son conscientes de si un zapato les provoca rozaduras.
Podrían incluso tener una herida que llegara hasta el hueso, y no darse cuenta. Ante este riesgo, el pie diabético necesita estar en un ambiente antiséptico, y fue así como surgió la idea de impregnar el cuero del calzado con nanopartículas de plata, que proteja al pie de infecciones.
Se espera que este zapato, con patente solicitada en México, salga pronto al mercado. El equipo a cargo de esta investigación cuenta con especialistas de otras disciplinas, tales como médicos y toxicólogos, que verifican que los materiales impregnados no resulten tóxicos para el organismo.
Se han hecho, asimismo, estudios de mercado que proyectan buenas expectativas de ventas en muchos países de Centroamérica y Sudamérica.
Pero las propiedades curativas y astringentes de la nanoplata tienen muchas otras aplicaciones, y con la idea de aprovecharlas, se fundó una Clínica Integral para Comunidades Indígenas y Marginadas en el Valle de San Quintín, en la Península de Baja California.
Esta población, receptora de trabajadores del campo provenientes de otros estados, en su mayoría de las etnias mixteca y triqui, está considerada como marginada, por los escasos recursos económicos de su gente, y por estar alejada de ciudades grandes y provistas de mejores servicios.
La clínica, en la que también participan Vector Vita y Bogdanchikova, pretende dar una atención integral y gratuita a poblaciones desfavorecidas, atendiendo todas las enfermedades que puedan beneficiarse de un tratamiento con nanoplata, como heridas crónicas infectadas de diversa índole, quemaduras, úlceras varicosas, etc.
Crisis silenciosa de la salud pública
“En la actualidad, -dice la Dra. Bogdanchikova, -existe una crisis silenciosa de la salud pública, debido a la resistencia de muchos virus, bacterias y parásitos a cualquier tipo de antibiótico, incluso al más potente”.
Las causas son variadas, pero la principal responde al abuso irracional en el uso de antibióticos en personas y animales. En los últimos 20 años, dice, la FDA (Federal Drug Administration) de Estados Unidos ha aprobado un número de antibióticos tres veces menor que anteriormente, porque ya no son efectivos.
Además, muchos niños son alérgicos a ellos, y en unos 20 años, se calcula que hasta un 80% de la población podría tener algún tipo de reacción adversa.
La nanotecnología aplicada a la plata, sería, de nuevo, la mejor alternativa conocida. Uno de sus usos, actualmente en investigación, consiste en emplear partículas derivadas de este metal para estabilizar bacterias, impidiendo que se reproduzcan, y dando tiempo al sistema inmunológico para identificar al “enemigo” y atacar.
Mientras este último estudio toma fuerza, Bogdanchikova sigue presentando proyectos y recaudando fondos, y exigiendo lo mejor de sus colaboradores.
Entre risas, confiesa sus métodos. “Yo digo, ¿por qué no me mandan esto? ¿Ustedes saben que cada minuto que ustedes no mandan esto amputan dos piernas? Esto es un poco chantaje, pero de alguna manera es verdad…”
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