Rusia intenta tomar la delantera al flujo de gas de esquisto

Gracias a la revolución de gas de esquisto en Estados Unidos, el mercado mundial está entrando en una nueva edad de oro, y Rusia está poniendo todos sus esfuerzos en lograr conectar sus gaseoductos a Europa. China y la India son también importantes actores en este ámbito.


Dibujado por Natalia Mijáilenko

Haz click en la imagen para aumentarla

Agotada por las interminables disputas con Ucrania sobre el gas, Moscú no ha escatimado gastos en construcción de nuevos gaseoductos que conecten a Rusia directamente con Europa: Nord Stream con Alemania, y South Stream con Italia. 

Los planes de expansión del Nord Stream fueron confirmados el pasado octubre por el consejero delegado de Gazprom, Alexéi Miller. Se ha establecido el aumento de capacidad hasta 100 millones de metros cúbicos al año, aproximadamente la misma cantidad de gas que Rusia bombea actualmente a través de Ucrania. 

En última instancia, los dos gaseoductos deberían ser suficientes para romper la dependencia de Rusia de la problemática ruta de suministro ucraniana.

El proyecto ‘South Stream’, las tuberías de este gaseoducto pasan primero por el fondo del Mar Negro hasta Bulgaria y luego, desde Bulgaria, continúan por los terrenos de Hungría, Serbia y Eslovenia, hasta llegar a Italia. Por este motivo, este proyecto se está desarrollando mucho más lentamente.En total, se van a construir cuatro vías de gaseoducto, cada una de ellas con una capacidad de 15,75 millones de metros cúbicos. Las primeras entregas están previstas para diciembre de 2015, y los suministros comerciales entrarán en funcionamiento en el primer trimestre de 2016.

Sin embargo, Moscú podría querer esperar un poco, antes de romper definitivamente sus vínculos gasísticos con el país vecino, pues el “Tercer Paquete Energético” europeo estipula que un proveedor no podrá ocupar más del 50 por ciento de la capacidad del gaseoducto.  

Según el analista de la consultora RusEnergy, Mijaíl Krutijin, más de la mitad de la capacidad de las dos primeras vías de ‘Nord Stream’ no se utiliza. 

La demanda de gas en Europa no está creciendo, y Alemania aún tiene que indicar su interés en los suministros adicionales del gas procedente de Rusia. 

Los expertos del Centro Energético de la Escuela de Negocios Skólkovo están seguros de que el factor de riesgo en lo referente al gas ruso en el mercado europeo se está incrementando. La demanda no se recuperará hasta el año 2018 como muy pronto, mientras que las transacciones al contado están aumentando a pasos agigantados (alrededor de un 30-40% al año). 

En consecuencia, el atractivo comercial y político del gas ruso está disminuyendo considerablemente. 

Al mismo tiempo, el suministro de gas natural licuado (GNL) está en aumento, mientras que en plantas de generación de energía, el gas está siendo reemplazado por carbón y otros recursos alternativos. 

Miller se inclina por culpar de esos problemas al Tercer Paquete Energético que, según él, ata las manos a la empresa rusa. Miller se queja de que Gazprom ya no puede confiar en poder usar los medios de transporte adecuados para suministrar el gas en el interior de la Unión Europea. 

Moscú y Berlín se unen para tratar de influir en la situación. A mediados de noviembre, la canciller alemana, Ángela Merkel, dijo que su país insistiría en que a los proveedores, en ausencia de otros contendientes, se les permitiera utilizar el 100% de la capacidad de un gaseoducto en la Unión Europea.  

La amenaza del gas de esquisto 

En su ímpetu por concatenar nuevas vías de gaseoductos entre sí, Moscú tiene que estar alerta constantemente ante los resultados de la revolución del gas de esquisto en los Estados Unidos. 

Este gas no sólo deja fuera del mercado estadounidense a los tradicionales importadores de combustibles fósiles. Dada la tasa actual de crecimiento de la producción, en apenas 10 años EE UU podría convertirse en un importante exportador de gas natural licuado al mercado global. 

El aumento en el suministro de combustible ya ha reducido la demanda del gas ruso en Europa, y las autoridades rusas se han visto obligadas a reconocer el problema. 

El pasado mes de octubre, Vladímir Putin, encargó a Gazpróm a analizar el mercado y a presentar un informe sobre la política de exportación de la empresa, centrándose sobre todo en el gas de esquisto. Sin embargo, poco después, Gazpróm anunció que estaba estudiando las posibilidades de la pizarra bituminosa en lugar de las de gas de esquisto. 

Rusia tiene alrededor de un 7% de las reservas mundiales de gas de esquisto, que se encuentra principalmente en zonas de fácil acceso, cerca de San Petersburgo y en la región del Volga. 

“Quizás en el futuro, el alto coste de producción de gas de esquisto se vea compensado por la disminución de los gastos de transporte, de tal modo que su extracción produzca beneficios, pero la decisión sobre cualquier operación a gran escala en Rusia sólo se podrá tomar después de que el nivel de las reservas de esquisto y el coste de producción hayan sido confirmados. Eso podría tardar entre 10 y 15 años”, dijo Valeri Yázev, presidente de la Sociedad Rusa de Gas y miembro de la Duma Estatal. 

¿Encaminándose hacia el sur y el este? 

Por el momento, el principal mercado para el gas ruso es Europa. No obstante, Moscú está activamente buscando alternativas, ya que se prevé que el principal crecimiento de la demanda en los próximos años provendrá de Asia. 

Según los expertos de la Escuela de Negocios Skólkovo, en 2030 sólo en China la demanda crecerá de 150 millones de metros cúbicos a 430-450 mil millones.   

Sin embargo, Konstantín Símonov sostiene que el prometedor mercado chino es una alternativa problemática, a pesar de la gran extensión de la frontera entre los dos países. 

Rusia está ahora en negociaciones sobre el suministro de gas mediante un gaseoducto para el país asiático. Pero incluso sin tener en cuenta la dura postura china en lo referente al precio, las fuentes de materia prima no serían los nuevos campos en el este de Siberia, sino las antiguas reservas de Siberia occidental. “Es un concepto bastante derrotista llevarse el gas de Europa para dárselo a China”, comentó Símonov.   

Otro potencial consumidor de combustible de Siberia Oriental es la India. A principios de octubre, Gazprom firmó un contrato de 20 años para suministrar GNL a la empresa india ‘Gail’, además de los memorandos de intención firmados con otras grandes empresas de energía. 

A partir del año 2019, Gail recibirá 2,5 millones de toneladas métricas de gas natural licuado por año. Según Símonov, la India podría en realidad ser un socio más atractivo para Rusia, puesto que con ella ya se ha acordado la compra de GNL. 

El acuerdo de gas con la India fortalecerá las posiciones de Rusia en sus relaciones con China. 

“Va a ser una buena manera de ejercer presión sobre el país”, afirmó Mijaíl Deliáguin, director del Instituto de estudios de los problemas de la globalización, que tiene su sede en Moscú. “Es un paso más hacia la conclusión de un adecuado acuerdo a gran escala con China. Como me han enseñado los chinos, la mejor manera de regatear es dando media vuelta”. 

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies