Llega el islam político

La 'primavera árabe' ha hecho que se extienda el radicalismo islámico, algo que también podría ocurrir en Asia Central. Fuente: AP

La 'primavera árabe' ha hecho que se extienda el radicalismo islámico, algo que también podría ocurrir en Asia Central. Fuente: AP

La 'primavera árabe' avanza apoderándose de un estado tras otro. El derrocamiento de los regímenes seculares autoritarios no ha desembocado en una democracia al estilo occidental, sino en una dominación del islam político, mientras que en Siria se ha estancado.

En año y medio, la guerra civil en Siria se ha convertido en un conflicto entre comunidades étnicas y religiosas con la activa participación de actores extranjeros,  persiguiendo cada uno sus propios intereses.

Qatar, Turquía y Arabia Saudí, con el apoyo de Occidente, son los principales organizadores y patrocinadores de esta guerra.

Siria se está convirtiendo en el principal objetivo de yihadistas voluntarios internacionalistas, con lo que, en caso de caer el régimen de Asad, es más que probable que el país se convierta en un 'estado fallido' o se desintegre.

La formación en Doha de la última 'oposición unida' pone de manifiesto la alianza de Qatar, Turquía, Estados Unidos y Francia, con el papel independiente de Arabia Saudí, que apoya en Siria a una serie de grupos salafistas radicales.

No hay transigencia posible con el régimen desde el punto de vista de sus detractores. Cualquier proyecto, incluso el ruso, dirigido a acabar con el conflicto en Siria,  se verá bloqueado de la forma más severa.

La visita del ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, a la Península Arábiga puso de manifiesto la falta de voluntad de los actores locales para tener en cuenta la postura de Rusia respecto de la situación en Siria, y la ausencia de una vía adecuada para negociarla con Moscú.

Esto último da fe de la efectividad de la estrategia de la Federación Rusia y China, que bloquean en el Consejo de Seguridad de la ONU   la aprobación de una resolución llamada a despejar el camino para una intervención al estilo libio.

Esto no descarta la implantación de una zona de exclusión aérea, ni la creación de enclaves territoriales que no estén bajo el control de Damasco donde se formaría, como alternativa a Asad, un gobierno revolucionario en la frontera con Turquía, ni la participación en operaciones contra el ejército sirio y contra las fuerzas de seguridad de las unidades especiales en la elusión de la ONU.

La 'primavera centroasiática' es posible

El renacimiento del islam político en los estados de Oriente Próximo llega cargado de intentos para extenderse más allá de los límites de la región.

Por lo tanto, la probabilidad de que se alce una 'primavera centroasiática' en Uzbekistán y Kazajistán durante el próximo relevo generacional de la antigua clase dirigente es extremadamente alta. Para ello se haría uso de los campos de operaciones territoriales de Kirguisia y Tayikistán. 

Esto último implica la extensión de una 'islamización democrática' en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, en China, y Povolzhye y Pricaspio, en Rusia.

Técnicamente no es imposible que se dé una organización del malestar en torno a los islamistas regiones internas de la Federación Rusa y la frontera  noroeste de la República Popular China, bajo el lema de la libertad religiosa y la justicia social y con el apoyo de la comunidad internacional.

Las células salafistas de Asia Central y Rusia, así como los separatistas de Uigur en China, pueden verse arrastrados a convertir este escenario en una realidad.

Las posibilidades de que la Federación Rusa reduzca la amenaza islamista en su propio territorio son suficientemente altas aunque, tal como demuestra la situación operativa en el Cáucaso Norte (especialmente en Daguestán, pero también en Tartaristán y Bashkortostán), no dejan lugar para la autocomplacencia.

La colaboración con los gobiernos centroasiáticos y de China es un aspecto especialmente actual, debido a la inminente retirada del contingente estadounidense de Afganistán.

Moscú, al margen

La posible influencia directa de Rusia en los estados que se erigen como principales actores de la extensión de la 'primavera árabe' y el renacimiento del islam político es  extremadamente limitada, si no nula, al menos en su propio territorio.

El único país de la región interesado en dialogar con Rusia partiendo de sus propios intereses económicos es Turquía, aunque este diálogo se lleve a cabo supeditado a sus condiciones y a partir de sus normas que oscilan entre Occidente, los países árabes,   China y la Federación Rusa.

Los monarcas del Golfo manifiestan una creciente enemistad hacia Moscú, la retórica de los medios impresos y electrónicos que controlan recuerda a los tiempos de la guerra afgana de los años 80, con la diferencia de que a la Unión Soviética se la temía, mientras que a Rusia, en el mejor de los casos, se la ignora.

La República Islámica de Irán tampoco expresa gratitud a Rusia ni por el apoyo mostrado durante años en la ONU ni por la culminación, en contra de la presión internacional, de la planta nuclear de Bushehr.

Si bien el lobby iraní de Moscú trata de encontrar en Rusia un punto de apoyo en su conflicto con Occidente. Sin embargo, y a pesar de las expectativas de los partidarios de la cooperación ruso-iraní, Irán continúa exigiendo una revisión de las esferas de influencia en el Caspio, por no hablar de la demanda de arbitraje internacional interpuesta contra Rusia por haber suspendido el suministro de complejos antiaéreos S-300 después de la entrada en vigor de las sanciones internacionales contra Irán

Teniendo en cuenta que Gazprom experimenta una creciente presión en el mercado europeo por parte de Qatar y Argelia, cuyo suministro está llamado a reducir la dependencia energética de Europa respecto de Rusia, las restricciones impuestas a Irán para exportar petróleo y gas no son un problema para Moscú, sino más bien al contrario.

Todo ello es muestra de la gran cantidad de actores en esta región en la que confluyen intereses económicos, geoestratégicos y económicos.

Evgueni Sanatovski, presidente del Instituto de Oriente Próximo

Versión completa del artículo en ruso en VPK News. 

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