La mente rusa que descifró la escritura maya

El legado del lingüista Yuri Knórosov continúa vivo en la labor de Galina Ershova y en Centro Knórosov-Xcaret de México. Fuente: Dra. Ershova

El legado del lingüista Yuri Knórosov continúa vivo en la labor de Galina Ershova y en Centro Knórosov-Xcaret de México. Fuente: Dra. Ershova

Con motivo de la celebración del 60 aniversario del desciframiento de la escritura maya por el lingüista ruso Yuri Knórosov, la directora del Centro Knórosov-Xcaret en México, la Dra. Galina Ershova, habla con Rusia Hoy sobre su fundación, su labor y proyectos futuros, así como del recién abierto centro en Guatemala.

En los años 70, la entonces joven estudiante Galina Ershova ya tenía muy claro a qué quería dedicar su vida. Tanto que una vez completados sus estudios en el Instituto Estatal de Lenguas Extranjeras de Moscú, viajó a Leningrado (hoy San Petersburgo) en busca de Yuri Knórosov, linguista y epigrafista famoso por haber descubierto el método para descifrar la escritura maya.

En este primer encuentro, Knórosov pidió a la estudiante traducir los 'Cantares de Dzibalche', escritos en el siglo XVI en maya aunque con caracteres latinos, en un tiempo máximo de una semana, ya que tenía que entregarlos a la editorial para su publicación. 

Ershova, quien recuerda que apenas durmió aquellos días, volvió con los textos traducidos, y esto debió de impresionar al maestro, ya que la joven estudiante se convirtió desde aquel día en su alumna y protegida.

Dra. Ershova con la foto de Yuri Knórozov al fondo.

La hoy Dra. Galina Ershova acabaría dirigiendo, años más tarde, el Centro Knórosov de la Lengua y Epigrafía Maya, ubicado en el estado de Quintana Roo, en el Caribe mexicano. 

El lugar que ocupan sus oficinas, en medio del parque natural de Xcaret, fue el escenario, siglos atrás, de esa cultura y sociedad mayas que ahora estudia un grupo de académicos y científicos rusos y mexicanos.

En este centro no sólo se respira el espíritu de los antepasados mayas, también se palpa de una forma más terrenal: hace poco se encontró debajo de su ventana un asentamiento funerario maya, algo que ella califica de fascinante.

La prominente académica rusa, autora de once libros y con más de 250 artículos publicados, vive entre Moscú, donde dirige el programa de Estudios Mesoamericanos 'Yuri Knórosov' de la Universidad Estatal de Rusia, y el Centro de Xcaret.

Aquí dirige a un pequeño grupo de epigrafistas, arqueólogos y antropólogos, y supervisa 12 proyectos, a la vez que va y viene de Moscú, donde tiene a su cargo varios alumnos de maestría y postgrado.

La dificultad de descifrar glifos mayas

El desciframiento de la escritura maya fue un proceso largo y laborioso. Durante el siglo XIX y principios del XX se hicieron varios intentos, pero de una manera un tanto caótica.

No sería sino hasta la década de los 50 que Yuri Knórosov creó un método matemático para descifrar esta lengua, que además podía ser aplicado al estudio de otras lenguas muertas.

Su método se fue perfeccionando, y a día de hoy, las lecturas de los textos mayas son casi totalmente fiables, aunque al referirse a realidades que ya no existen, se necesita mucho trabajo complementario de otras disciplinas, como la arqueología y la antropología, para entender el contexto.

Lo curioso es que Yuri Knórosov inventó este método sin haber estado nunca en México, dadas las restricciones para viajar que la antigua Unión Soviética imponía a sus ciudadanos.

La Dra. Ershova recuerda cómo su maestro, que visitó el Xaribe mexicano por primera vez en los años 90, pidió antes que nada ver las ruinas de Palenque, donde poco antes se había encontrado a la famosa Reina Roja, sobre la que él ya había leído en sus textos, mucho antes de ser descubierta.

La escritura maya se compone de un complejo conjunto de glifos, que se pintaban sobre cerámica, muros o códices, o se tallaban en piedra o madera. Leer uno de estos textos puede ser más o menos laborioso, dependiendo en parte del estado en que se encuentre el soporte. Un texto no muy extenso se puede leer en un mes, pero la Dra. Ershova ha llegado a pasar 15 años trabajando en un solo texto, especialmente sofisticado y con varios niveles de lectura.

Los textos mayas, como muchos de los producidos por otras culturas de la época, no hablaban de cosas cotidianas. La escritura era considerada intervención directa de los dioses. Hablaban de dinastías reales y de sus luchas de poder, o de batallas, en las que siempre se atribuían la victoria, independientemente de que fuera verdad o no.

En estos textos se fijaban también sus conocimientos científicos, de astronomía y cálculos de tiempo:  “Ellos lo hacían no sólo por gusto, sino por la necesidad de tener un calendario exacto para sus cosechas, para sembrar, porque si tú no echas el grano el día que debes, si te equivocas con las lluvias, tu familia se muere de hambre”, explica Ershova.

Aunque no pasa a menudo, a veces los datos extraídos de estos textos obligan a revisar lo anteriormente establecido por otras fuentes. En estas ocasiones, es necesario compartir esta información con otras instancias de gobierno, y otras instituciones educativas.

Orígenes y el centro de Guatemala

El centro Knórosov-Xcaret nace en 2010 con la misión de profundizar en el conocimiento de la lengua y escritura mayas a través del hoy llamado Método Knórosov.

La iniciativa partió de la Universidad Estatal de Moscú, que se unió con su contraparte en México, la Universidad Veracruzana, y es financiada por el gobierno ruso, y por iniciativa privada, con fondos donados por empresas como el Grupo Xcaret.

El pequeño equipo de expertos que trabajan en este centro se ocupan de proyectos tan variados como el estudio de la escritura epiolmeca, la conducta social de los mayas del siglo X o el papel de la mujer en la sociedad maya.

Este año se ha editado también la 'Historia del Cacao en la América Precolombina', y pronto saldrá a la luz la revista Ppole, que toma su nombre del antiguo sitio maya sobre el que se asientan las oficinas.

Además, se acaba de abrir un centro paralelo en Guatemala, en el lago Amitlán, con el apoyo de la Iglesia Ortodoxa Rusa de este país, y al que ya se ha unido la Universidad del Lejano Oriente de Vladivostok, con su programa de Estudios Pacíficos.

La Dra. Ershova, entusiasta por compartir su conocimiento, y los logros de su centro, sentencia: “Es ridícula esa actitud del XIX, o de inicios del XX, cuando uno se agarraba de un signo y andaba feliz pensando que él descifró el signo, eso es absurdo desde el punto de vista de la lingüística, eso hay que compartirlo”.  Y con todos esos proyectos, esa es precisamente la intención del Centro de Xcaret.

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