El ballet, ahora en clave moderna

Fuente: Servicio de prensa.

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El espectáculo Kings of The Dance llega a Buenos Aires para quebrar los estereotipos, demostrar que el ballet clásico también evoluciona y reforzar los históricos lazos culturales que existen entre Rusia y la Argentina.

El 9 y el 10 de noviembre se presentará en el Teatro Coliseo de Buenos Aires el aclamado proyecto Kings of The Dance, que ya visitó Moscú, San Petersburgo y Nueva York, conquistando los corazones de los más exigentes y escépticos. Los argentinos verán la tercera edición, que aúna en un mismo escenario a cinco bailarines, que a pesar de su juventud ya son estrellas de renombre a nivel internacional.

Los reyes de lo ecléctico

Serguéi Danilián, el creador del proyecto, tuvo la idea, seis años atrás, de fusionar el concepto del ballet clásico con la danza moderna y de plasmar esa iniciativa en el marco de una resaltada emotividad masculina. Los Reyes de la Danza tenían que cautivar al público, combinando en su arte elementos de una propuesta transcultural. Algo que se traslada al escenario en un híbrido de flamenco con el teatro ‘kabuki’ japonés fruto de la imaginación de un coreógrafo español que trabaja en uno de los teatros más famosos de Rusia y al vestuario, confeccionado por un diseñador de moda y calificado como “prendas de alta costura”. Esa combinación surge del mismo hecho de que los especialistas en ‘pas de deux’ bailan piezas jazz pop de autoría de un compositor italiano.

El aspecto ruso del proyecto funciona como un elemento cohesionador. Los cinco reyes dos rusos, un ucraniano, un canadiense y un brasileño inevitablemente se formaron con la música de Tchaikovski y coreografías de Marius Petipa. De los cinco bailarines, tres están considerados como profesionales de calidad internacional: Denís Matviyenko deleita con sus movimientos al público del Teatro Mariinski, mientras Iván Vasíliev y Leonid Sarafánov lo hacen en el Teatro Mijáilovski.

Tanto Leonid, como Iván sin olvidar al brasileño Marcelo Gómez han sido ganadores del Benois de la dance: una especie de Oscar para el ámbito del ballet clásico, que fue creado en Rusia por el destacado coreógrafo Yúri Grigoróvich. Definitivamente, este proyecto está en línea con otros proyectos de Serguéi Danilián, quien se enorgullece de“promover el mejor producto de la exportación cultural de Rusia: el ballet”.

“Pretendemos causar el impacto”
 

 Grupo ARS, la productora argentina de artes escénicas, es uno de los "importadores" del ballet ruso. ARS lleva dos años coordinando la realización de las famosas Galas Internacionales del Ballet de Buenos Aires, donde también han participado varios artistas rusos. Tanto en 2011 como en el 2012 el emprendimiento obtuvo un éxito rotundo. Martín Boschet, el director artístico de ARS y un gran aficionado a la historia del ballet, lo explica así: "En la Argentina se conoce a los rusos como los padres del ballet. Bueno, en realidad podrían llamarse padres adoptivos, porque la danza clásica nace en Francia. Pero, adoptivos o no, han sido unos padres excelentes. Además creo que los argentinos tenemos más empatía con los rusos que con los franceses.”

Fue Martín Boschet y su empresa los que trajeron a la Argentina el show Kings of The Dance. Reconocen que es una propuesta diferente y que los atrajo precisamente la esperanza de quebrar algunos estándares: “Pretendemos causar impacto. Pero más allá de eso, se trata del desafío de conquistar a un público nuevo y luchar contra los prejuicios, que son básicamente tres: la danza clásica no está solamente en el Teatro Colón, no es sólo para gente mayor, ni tampoco para niñas.Y lo más importante: el ballet no se quedó en los tiempos de Maya Plisétskaya, como creen algunos. Ha evolucionado. Kings of The Dance es la oportunidad perfecta para demostrarlo. Otro aspecto importante es llegar al público más joven y menos culto sin por ello sacrificar la calidad de espectáculo. Y desde el punto de vista académico, hasta los críticos más exigentes van a quedar satisfechos: la presencia de una estrella, como IvánVasíliev, sirve de garantía”, comentó Martín Boschet.

El ballet es cosa de hombres

Iván Vasíliev, una auténtica estrella del ballet ruso, es un simpático joven de pelo rizado y una sonrisa pícara. A los 23 años, cuando la mayoría está tratando de despegar, ya alcanzó la consagración y se ha convertido en motivo de disputa entre el Teatro Bolshói de Moscú y el Teatro Mijáilovs- ki de San Petersburgo. Fuera de las fronteras de Rusia, hace poco fue nombrado primer bailarín del Ame- rican Ballet Theatre.

Iván, hijo de un oficial soviético, nació en el Lejano Oriente ruso y fue criado en Ucrania. Antes de su lle- gada triunfal al Bolshói, a los 17 años, tuvo que enfrentar la realidad de un espacio postsoviético que ya no era tan favorable como antes para al- guien que quería dedicarse al ballet.

Al egresar del Colegio Nacional de Danza y Coreografía de Bielorrusia, tuvo que ingeniárselas participando en distintos concursos para tratar de llamar la atención. Lo logró en 2006, cuando fue descubierto por un representante de la dirección artística del Bolshói. Acto seguido se convertía en solista, debutando casi de inmediato como Basilio en Don Quijote.

Después todo fue muy rápido: trabajó en el Bolshói, tuvo ofertas de otros teatros, invitaciones para participar en diferentes proyectos, giras... En agosto de 2011 Iván y su novia Natalia Ósipova (bailarina del Bolshói) llegaron por primera vez a Buenos Aires, invitados a participar en la Gala del Ballet, organizada por Martín Boschet y el Grupo ARS. Con su ‘pas de deux’ del Quijote y una coreografía contemporánea de Mauro Bigonzetti lograron que el Teatro Coliseo estallase en aplausos.

En Kings of The Dance Iván Vasíliev se luce en una pieza preparada por el coreógrafo francés Patrick De Bana, que además de la técnica busca resaltar el histrionismo del joven bailarín.

Los otros “reyes” también aparecen en números individuales, en los que muestran su talento y aptitud para la danza. También hacen saber, de esa manera, en el ballet no se limita a la música de Chaikovski o las trepidantes chicas de tou-tou blancos. 

También es cosa de hombres.    

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