Nuevo caso de espías rusos en EE UU

Nuevo caso de espías rusos en EE UU. Fuente: AP Photo / David J. Phillip.

Nuevo caso de espías rusos en EE UU. Fuente: AP Photo / David J. Phillip.

El jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov rechazó que hubiera relación entre la captura en EE UU de un nuevo grupo de 'agentes rusos' y la campaña electoral norteamerciana. Los expertos rusos, sin embargo, no creen en las coincidencias y se inclinan por otra opinión.

El jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov declaró la semana pasada que no veía relación entre el caso de exportación ilegal de microchips de EE UU a Rusiay la campaña electoral norteamericana. “No veo ninguna relación entre esta cuestión y la campaña electoral", cita Interfax al ministro ruso.

Recordemos que el  pasado día 4 de octubre el FBI de Nueva York y la fiscalía del distrito de Brooklyn presentaron una acusación por exportación ilegal de tecnología militar contra ocho empresarios, entre los que se encontraban ciudadanos rusos.

Como señala el periódico 'Vzgliad', en la denuncia de la fiscal de Brooklyn, Loretta Lynch, se dice que se acusa a los inculpados de un caso de exportación de elementos microelectrónicos que "se encuentran bajo un estricto control gubernamental por su posible utilización en múltiples sistemas militares".

El viceministro de Lavrov, Serguéi Riabkov, a su vez declaró que "la acusación que se les imputa es de carácter penal y no está relacionada con los servicios de inteligencia".

A quién beneficia el escándalo

¿Al republicano Romney?

Pero no todos están de acuerdo con la posición del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso. "Sinceramente yo no creo en las coincidencias, no creo en las casualidades", dijo al periódico 'Kommersant' la presidenta del Comité de Seguridad y Lucha Contra la Corrupción de la Duma, Irina Yarovaya.  "Creo que, en cualquier caso, merecería la pena fijarse en que esta historia  relacionada con el así llamado, 'escándalo de espionaje', del que todavía no se sabe si es un escándalo o si las acusaciones están fundamentadas, tiene lugar en un momento en el que Estados Unidos pasa por una complicada situación política".

El director del Instituto de investigaciones políticas, Serguéi Markov, especula que el equipo del candidato republicano, Mitt Romney puede estar detrás del asunto.

En opinión de este politólogo, Romney está utilizando antiguos contactos en los servicios secretos para socavar la posición de Barack Obama, que está a favor de arreglar las relaciones con Moscú.

Esta opinión es compartida por el director general del Centro de información política, Alexéi Mujin. "Romney ha definido a Rusia como el principal enemigo, y al principal contrincante hay que pintarlo con rasgos demoniacos", dijo.

¿Al demócrata Obama?

El director del Centro de Análisis del Mercado Mundial de Armas (TsAMTO por sus siglas en ruso), Ígor Korotchenko, por el contrario, considera que la historia de los espías es obra de Obama.

"Este escándalo de espionaje, está sin duda politizado y tiene un carácter electoral. Se ha hecho coincidir con los debates electorales entre los candidatos. La publicación de los detalles del 'caso de espionaje' de turno es obra de Barack Obama, y está dirigido a demostrar a los electores la dedicación que muestra en la defensa de los intereses de la seguridad nacional”, declaró Korotchenko a RIA Novosti.

En su opinión este incidente demuestra que Obama durante la precampaña electoral necesita utilizar los recursos de la administración.

"Con Romney utilizando la carta antirrusa, está claro que Obama tiene que sacar algún as de la manga en este sentido para atraer los votos del electorado conservador", considera el experto. 

¿O puede que sea favorable para los servicios secretos americanos?

A su vez el director del Comité de Defensa y Seguridad del Consejo de la Federación Víctor Ozerov, se inclina a pensar que el nuevo escándalo de espionaje favorece a los servicios secretos norteamericanos "que quieren recordar su importancia no solo en la guerra contra el terrorismo sino también en el frente de la guerra de contraespionaje y al mismo tiempo exigir una vez más que se aumente la asignación para sus actividades".

"El escándalo de espionaje en este caso puede influir de forma negativa en la administración Obama", considera Ozerov. Además, recalcó que esta historia difícilmente tendrá una influencia negativa importante en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. "Creo que vendrá un corto periodo de acusaciones mutuas, y que después de esto el escándalo se calmará y se olvidará tanto por parte de Rusia como de los EE UU", dijo.

Otros casos de espías rusos en EE UU

Según la información del periódico 'Kommersant', en febrero de 1994 fue arrestado Aldrich Ames, un agente de la CIA que en 1985 trabajaba para la inteligencia soviética y delató a 25 agentes estadounidenses. Ames fue condenado a cadena perpetua y su mujer a cinco años de prisión.

En 1996 fue descubierto el trabajador del FSB Earl Edwin Pitts que había recibido 224.000 dólares por entregar información secreta a los servicios secretos de la URSS y de la Federación rusa. También fue condenado a 27 años.

En octubre de 1997 se descubrió a un grupo de agentes entre los que se encontraba la asesora jurídica del Pentágono Theresa Squillacote (condenada a 21 años y 10 meses), su marido, activista sindical Kurt Strand (17 años y medio) y el detective privado James Clark (12 años).

Tres años después, en junio de 2000, fue arrestado el coronel de la inteligencia militar en la reserva George Trofimov después de que hubiera pasado, desde 1969, 50.000 páginas de informes secretos a Moscú.

El último gran escándalo de espionaje tuvo lugar en 2010. Decenas de agentes del Servicio de Inteligencia Extranjera que llevaban mucho tiempo viviendo en el país fueron arrestados en diferentes ciudades de los EE UU(la más conocida fue Ana Chapman).   Se declararon culpables y gracias a un acuerdo entre el gobierno de la Federación rusa y el de los EE UU fueron intercambiados por cuatro rusos condenados por traición en Rusia.  Alexánder Poteíev, un destacado miembro del Servicio de Inteligencia Extranjera, huyó a los EE UU y fue condenado en rebeldía a 25 años.

 

El texto ha sido redactado a partir de materiales de Vzgliad  y Kommersant

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