Mtsensk: el hermano mayor de la capital

Los habitantes de la ciudad de Mtsensk tienen una pequeña obsesión: recordar periódicamente a todo el mundo que su ciudad es un año mayor que Moscú. Aunque, a decir verdad, este hecho se basa sólo en que su primera mención en las crónicas se remonta al año 1146 y la de Moscú al año 1147.

Situada en la región de Oriol, a orillas del río Zusha, la ciudad de Mtsensk lleva un nombre cuya procedencia se desconoce. Hay muchas sugerencias pero ninguna llega a convencer del todo. Según una versión, el nombre se remonta a la voz finlandesa 'metnsan', que viene a decir 'ciudad forestal'.

Podría parecer convincente, pero todos los historiadores insisten en que cuando los eslavos llegaron a la zona las tribus fino-ugrias ya no habitaban la región. En cambio, había en la zona tribus bálticas, sólo que su idioma nada tiene que ver con el grupo lingüístico ugrofinés. En otras palabras, la historia del nombre es bastante confusa.

 

Los hechos del pasado

En los siglos XVIII y XIX, Mtsensk consolidó su fama como una de las ciudades exportadoras de cereales más importantes de su tiempo. Los cereales se transportaban por el río Zusha, por entonces navegable, que desemboca en el río Oká.

Aunque el Mtsensk de nuestros días es una ciudad industrial hay una serie de interesantes monumentos arquitectónicos. Uno de ellos se abre a la vista del visitante nada más apearse del tren. Se trata del edificio de la estación de ferrocarril, construido en el siglo XIX. Desde allí se recomienda caminar hasta el centro histórico de la ciudad (la ribera izquierda del río Zushi), a unos 15 minutos a pie.

Uno de los complejos arquitectónicos más interesantes para ver es el monasterio masculino Petropávlovski (de Pedro y Pablo). Fue fundado en el siglo XVI, llamándose por aquel entonces Petrovski (de Pedro), pero en el año 1694 pasó a llamarse Petropávlovksi y fue trasladado al complejo de edificios donde se encuentra hasta el día de hoy. En 1764, el monasterio cayó en desgracia, sus tierras fueron expropiadas y sus monjes pasaron a la categoría de supernumerarios.

  

Con lo triste que resulta siempre contemplar monumentos llevados al estado de deterioro por culpa de la necedad humana, alegra ver que en Mtsensk existe una iglesia, llamada Voznesénskaia (“de la Ascensión”), que provoca sentimientos bien distintos. Donde ahora se yergue la iglesia, antaño se encontraba el convento femenino Voznesenski, fundado en el año 1662. En 1695, el convento se quemó por completo.

La iglesia levantada en su lugar fue el primer edificio de piedra que se construyó en la ciudad después del incendio. También resultó ser el único que quedó en pie tras el cierre del convento Voznesenski en el año 1764, aunque 174 años más tarde también esta iglesia fue obligada a cerrar sus puertas. Ya nadie recuerda en qué la transformaron en los tiempos soviéticos, pero el hecho es que al menos no fue derruida, aunque sufriera graves daños por los bombardeos durante la guerra.

Siguiendo la corriente del río hacia arriba, hay tres iglesias más. En primer lugar se encuentra la Gueórguievskaia (de San Jorge), que está casi destruida.

Un poco más adelante, se puede divisar un cerro alto donde antaño se hallaba el Templo de San Nicolás que los comunistas volaron en los años 30. En su lugar, en 1996, se construyó una iglesia consagrada a San Nicolás Milagrero.

Y un poco más lejos, allí donde en otro tiempo estaba el monasterio de San Pedro, se ha conservado la iglesia Vedenski con cúpulas y un campanario. Esta iglesia también fue cerrada por las autoridades soviéticas en los años 30, pero en el año 1947 fue devuelta, curiosamente, a los creyentes. Hasta día de hoy, la iglesia sigue funcionando y se encuentra en buen estado de conservación.   

Encajes de calidad

El típico encaje tradicional ruso es el de Vólogda y, por tanto, es considerado único e incomparable. Sin embargo, el de Mtsensk es uno de los más antiguos y en su momento se suministraba a la mismísima corte imperial rusa. También se exportaba a Inglaterra y a Turquía.   

Páginas literarias

Merece una mención aparte la fama literaria de Mtsensk, que radica no sólo en los escritores, sino también en los personajes literarios que ellos crearon. La más famosa entre estos personajes es Lady Macbeth de Mtsensk, protagonista de un relato homónimo de Nikolái Leskov, de nombre Katerina Izmailova.

Se cree que la mujer en la que se inspiró el escritor para la creación de este personaje, vivía en una casa de mercaderes (calle Sovétskaya, 10). Por supuesto, no hay que creérselo a raja tabla, pues los sucesos narrados tuvieron lugar hace mucho tiempo y además Leskov vivía en Oriol y sólo venía a Mtsensk de vez en cuando. Hoy día, en este edificio se ubica la Administración de los Asuntos Internos, algo realmente simbólico si recordamos el asesinato cometido por la protagonista. 

Otro personaje de Leskov, el Zurdo, pasó por Mtsensk para participar en un Te deum, antes de salir de viaje a San Petersburgo.

En cuanto a los propios literatos, el primero que merece ser mencionado es Iván Turguéniev. El pueblo Spásskoie-Lutovino, situado a 15 kilómetros de Mtsensk, no sólo era la patria chica del gran autor, sino también el lugar donde transcurrió uno de los períodos más productivos de su creación literaria. Hoy día el pueblo alberga un parque-museo histórico-natural dedicado a Turguéniev. 

Muchos otros literatos de renombre, aunque no hayan nacido en Mtsensk, venían a pasar largas temporadas aquí. Entre ellos se encontraban Nikolái Karamzín, Mijaíl Lérmontov, Lev Tolstói, Nikolái Nekrásov.  Por cierto, Lérmontov venía al pueblo de Míshkovo, a visitar a su amigo Mijaíl Glébov; el mismo Glébov que fue su padrino en aquel fatídico duelo contra Martínov que causó la muerte del gran poeta.

Cómo llegar


Ver mapa más grande

Lo más fácil es en el tren de alta velocidad Moscú-Oriol, que apenas tarda cuatro horas. Un tren de pasajeros normal tarda siete. También hay un tren de San Petersburgo a Kursk que pasa por Moscú. Asimismo, se puede coger un autocar desde la Terminal de autobuses Shiólkovskoie. Si decide viajar en coche, tendrá que hacer más de 300 kilómetros por la autopista de Simferópol.

Todos los derechos reservados por Rossíiskaia Gazeta.

Esta página web utiliza cookies. Haz click aquí para más información.

Aceptar cookies