Un festival en un barranco

Es el segundo año que, a principios de verano, en Viksa, una ciudad industrial situada a las afueras de la región de Nizhni Nóvgorod, se celebra el festival juvenil 'Art-ovrag'.

El festival reúne a varios miles de personas en un barranco cuyas pendientes se utilizan como anfiteatro, de ahí el nombre (ovraga en ruso significa barranco). Durante los tres día que dura 'Art-ovraga' se pinta en paredes, muros y  asfalto, se enseñan trucos para el skate, se celebran seminarios, se rapea, se dan clases de baile y se enseña a hacer esculturas con materiales improvisados.

La planta metalúrgica en la ciudad de Viksa produce tubos de gran diámetro para el gasoducto Nord Stream, ruedas para los trenes y chasis para transportes blindados. En realidad, la ciudad misma parece más bien un apéndice de la fábrica. Un tercio de la población trabaja en la industria y el paisaje urbano se compone de tubos industriales y almacenes de dimensiones imponentes. "La vida nos obliga a hacerlo. Para las ciudades como Viksa, conservar a la juventud es una cuestión de supervivencia.

Es muy importante hacer que los chavales no se vayan a Moscú”, nos explica el alcalde de Viksa, Ígor Raev. “Para que eso no ocurra, debemos tener un medio urbano útil. El arte juvenil es un indicador de este desarrollo”.

Ígor Raev llevó en su propio todoterreno a los artistas procedentes de la cercana Nizhni Nóvgorod. Un par de días antes, los graffiteros habían elegido algunos lugares donde les gustaría pintar y la administración municipal estaba dispuesta a "regalarles" cualquier superficie que les gustase.  Así que, tras dos semanas de preparación, los artistas pintaron el centro comercial más grande de la ciudad, la escuela de artes y oficios, la torre metálica de los bomberos y las columnas de la casa de la cultura V. I. Lenin.

 "Mientras pintábamos se nos acercaba mucha gente”, nos dice el artista Nomerz. “El 90% tenía una actitud positiva. Por ejemplo, las abuelitas nos traían galletas. Yo no me dedico a hacer cosas ilegales; pinto de día y soy consciente de que embellezco la ciudad".

Viksa es la primera ciudad de provincias del país que deja que los artistas pinten en sus calles. Hasta el momento, el único precedente era el proyecto a nivel estatal que convirtió al centro regional de la ciudad de Perm en la capital cultural de Rusia.

Para los organizadores del fondo de beneficencia OMK-Uchastie (Compañía Unificada Metalúrgica, por sus siglas en ruso), a la que pertenece la fábrica local, la función social del 'Art-ovraga' tenía un significado especial: "Viksa es una ciudad acomodada y con éxito, pero también una de las que cuenta con el mayor número de drogadictos en la región de Nizhni Novgorod,-nos explica Irina Sedij, presidenta del consejo tutela-. Queríamos hacer algo llamativo, interesante para los jóvenes, que distrajera su atención de las drogas”.

En la web social 'virtualnaya Viksa' vieron unos vídeos donde unos chicos hacían unos trucos con bicis de BMX, skates y patines. Después de los deportistas extremos vinieron a la ciudad personas relacionadas con el mundo del arte juvenil: grafiteros, break dance, rap... hasta conseguir representación de todas las ramas de la subcultura callejera.

El programa del segundo 'Ovraga' es muy variado: hay exposiciones de los trabajos del arquitecto español Lorenzo Fernández Ordoñez, del escultor americano John Powers, clases magistrales de la compañía de baile internacional Battery Dance Contemporary, laboratorios de moda del diseñador ruso Slava Zaitsev o clases impartidas por miembros del museo estatal de arquitectura Schusev.

Los organizadores del festival en Viksa consideran que la 'ilegalidad', como rasgo característico del arte callejero, casi ha desaparecido. Paulatinamente, los graffitis se convierten en arte 'normal', donde lo prohibido deja paso al contenido. Pero, ¿puede el ayuntamiento ponerle límites al arte levantando vallas? El proyecto de Viksa es único en Rusia, no porque aquí hayan permitido hacer grafitis y otro tipo de arte callejero, sino porque por primera vez no se han dedicado a arrinconar a los artistas en una 'reserva' y les han abierto el medio urbano.

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