La futura élite rusa habla español

Alumnos de la última promoción del año. Fuente: Alex Pávlovich.

Alumnos de la última promoción del año. Fuente: Alex Pávlovich.

El colegio nº 1252 Miguel de Cervantes lleva tratando el español desde el año 1973. La creación de centros de este tipo en Rusia apareció tras el creciente interés que suscitó las revoluciones proletarias en Latinoamérica. La revolución cubana fue pionera en este aspecto, y la consecuente relación de amistad y apoyo que se dio entre ésta y la URSS impulsaron la enseñanza y estudio del español y de forma recíproca en Cuba también se fomentó el estudio del ruso.

Las transformaciones vividas en Rusia no han minado el interés por esta lengua, hasta el punto de que hoy en día se cuenta en el país con cinco centros bilingües ruso-español, principalmente en Moscú (cuatro) y San Petersburgo (uno). Según comentó la Agregada de Educación de España, Tatiana Drosdov Díez,  “hay en proyecto la creación de dos centros más en San Petersburgo”. En el ámbito de la enseñanza superior (universitaria) se estudia español en 165 centros.

 

Pasamos un día en uno de los centros más prestigiosos del país en la enseñanza del español para entrevistar a profesores, alumnos, dirección y a personalidades representativas de instituciones españolas en un día muy especial: el de los exámenes que acreditan una segunda titulación además de la rusa: el Bachillerato español. Obtener este doble diploma no es una tarea fácil como pudimos comprobar. Los alumnos deben pasar dos exámenes escritos y dos orales, correspondientes a las materias de Literatura y Lengua y Geografía e Historia impartidas por el profesorado español. Las pruebas orales son examinadas por un Tribunal compuesto por un inspector de educación especialmente enviado de España, la Agregada de Educación de la Embajada y otros profesores. La última prueba es la presentación de un proyecto de investigación que, tal y como lo presentan los alumnos del nº 1252 Miguel de Cervantes “no tiene nada que envidiar al proyecto de cualquier tipo de Máster en España”, según palabras del propio inspector.

 

Alumnos de la última promoción del año junto a la vicedirectora Marina Polisar. Fuente: Alex Pávlovich.

 

Tuve la oportunidad de presenciar una de estas exposiciones en las que se presentaba una comparativa, impecable a nivel metodológico, entre la invasión mongol-tártara en Rusia y la árabe en España. Fue bastante increíble ver a la inspección de España realizar preguntas complejas –sólo he llegado a ver interacciones de este tipo en tribunales de oposición para profesores en España-  sobre la cuestión, que eran respondidas con la máxima precisión, y en lugar de amedrentar al interlocutor examinado, le servía como acicate para desplegar sus conocimientos y su personal crítica intelectual. No dejaba de venirme a la cabeza una pregunta: ¿seguro que tiene tan sólo 17 años?

 

Momentos de la intervención de Igor Kurshakov ante el tribunal de calificación. Fuente: Alex Pávlovich.

 

En la pausa, las madres de los alumnos habían preparado té y algo de comida. Allí aproveché para intentar dar respuesta a toda la cantidad de preguntas que se acumulaban en mi cabeza. ¿Así de bueno es el nivel del alumnado ruso? Casi todas las preguntas se dirigieron al inspector venido de España, Jesús Redomero Costero, ya que es un profesional que ha evaluado en diversos países del mundo y que podía arrojar algo de luz a aquel fenómeno tan inusual. Era el segundo año que evaluaba en Rusia y mostraba una vez más su asombro. “El alumnado ruso muestra habilidades y competencias por encima de la media, esto, por supuesto, se ve en otras partes del mundo pero, en ningún caso con este nivel de homogeneidad: puedes encontrar varios alumnos con cualidades sobresalientes pero no tantos en un mismo centro, como se da aquí en el centro Cervantes”.

 

Profesores nativos posan junto al inspector y la agregada de educación de España. Fuente: Alex Pávlovich.

 

“¿Que la juventud sólo piensa en videojuegos? ¿Que hay una falta de valores? ¿Que han perdido el sentido de la autoridad y el respeto al profesor? Acérquense al colegio público de Moscú nº 1252 Cervantes y se les romperán todos los esquemas”, relató el inspector.

 

Marina Polisar, vicedirectora del centro.

La vicedirectora Marina Polisar se complacía visiblemente al escuchar las palabras de Jesús. No es de extrañar, debido a que ella es la gran impulsora de este proyecto de ingeniería social y educativa. El esfuerzo en el área educativa por parte de Marina se ve compensada por los títulos y méritos que le han sido otorgados: Maestra Benemérita de la Federación de Rusia, premio Gran Moscú, Lazo de Dama de la Orden del Mérito Civil, la Cruz Oficial de la Orden de Isabel la Católica, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y la Orden de Amistad, firmada por el presidente del gobierno Medvédev.

 

Otro aspecto que llamaba la atención era ir por los pasillos y ver fotos de personalidades políticas importantes del ámbito español y latinoamericano, el embajador de México y España, el anterior Ministro de Educación español, Miguel Ángel Gabilondo Pujol… en estos eventos alumnos del colegio realizaban funciones de traducción simultánea que dejaban boquiabiertos a los invitados de honor.

 

Me encantaría saber qué pasaría si en España se creasen centros bilingües ruso-español. Teniendo en cuenta que es una lengua emergente, no sería nada descabellado. ¿Acabarían los alumnos que desarrollasen esta lengua con un nivel educativo similar al relatado? No me pude resistir a la tentación y pregunté a la máxima representante de España en materia de educación, Tatiana Drosdov Díez, lo siguiente: ¿para cuándo un centro de este tipo en España?

 

“Cada vez hay más interés por el ruso en nuestro país, prueba de ello es que las Escuelas Oficiales de Idiomas donde se imparte el ruso están empezando a tener problemas para atender la demanda creciente. Actualmente existe un proyecto de hermanamiento de este colegio con el Instituto de Educación Secundaria ´Las Rozas´ de Madrid l.?ydonde se imparte el ruso como materia optativa y se producen intercambios entre alumnos y profesores. Habrá que esperar para que se dé el paso y se creen centros educativos ruso-español, algo que sería deseable e interesante”.

 

Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer entre las relaciones de las instituciones educativas ruso-españolas. Los alumnos rusos que quieren acceder a una universidad española no lo tienen tan fácil como el alumnado búlgaro, chino, polaco, checo… para los que con su diploma de Bachillerato español les evita pasar por el proceso de selectividad en España.

 

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