Dilemas de la política rusa hacia Europa

Dibujo de Dmitri Divin.

Dibujo de Dmitri Divin.

A pesar de los graves problemas que afectan a Europa, ésta sigue siendo un importante socio para Rusia. Sin embargo, el diálogo entre ambas no ha producido todos los frutos que cabía esperar.

Ya estamos acostumbrados a no esperar ningún avance de las cumbres con la Unión Europea, así que tampoco lo esperamos de la cumbre de San Petersburgo entre Rusia y la UE del 3 de junio. Hace tiempo que la redacción de un nuevo acuerdo entre Moscú y Bruselas ha entrado en un callejón sin salida. En todos los años que se lleva discutiendo han surgido diferentes acercamientos al documento, a su esencia. Además, Europa se ha ido hundiendo paulatinamente en sus propios problemas y ahora no está para negociaciones constructivas con Rusia.


Lo más probable es que en la cumbre Rusia y la UE reafirmen su mutuo propósito de cooperar. Como en sus anteriores visitas, el presidente Vladímir Putin sancionará las iniciativas presentadas dentro del programa general de cooperación con la Unión Europea. Este programa tiene como fin la creación de una zona económica única, la formación de una zona humanitaria común, la eliminación de los visados y, finalmente, el avance hacia una zona energética y de transporte única. Eso es lo que hoy en día llaman la 'Unión de Europa'.


Las primeras visitas de Putin en calidad de presidente reelecto después de Bielorrusia fueron Francia y Alemania. Sin duda estos países seguirán siendo socios clave de Rusia. Nuestro tercer socio de importancia en Europa es Italia, pero se encuentra en una difícil situación económica y no está para prioridades internacionales.


Por desgracia, Europa como conjunto no es un socio con capacidad de actuación. Antes de poder convertirse de nuevo en un socio eficaz para Rusia, tiene que pasar por una serie de transformaciones internas. A pesar de eso Moscú no cierra la puerta a los contactos y al diálogo en ninguna de las cuestiones que interesan a las dos partes: una zona económica y política única, un ámbito humanitario, una zona energética e incluso la posibilidad de coordinar la política exterior. Debo recordar que Rusia acordó colaborar con Europa las decisiones en política exterior, por ejemplo en el tema de la regulación de la situación en Pridnestrovie. Pero después de que Moscú diera este paso hacia Bruselas, no hubo ninguna reacción por parte de la Unión Europea.


Rusia colabora con los países líderes europeos por necesidad, más aún teniendo en cuenta que es posible que en el futuro haya en la Unión Europea una marcada 'renacionalización' de la política. Como la posibilidad de superar la crisis en la mayor parte de Europa con unas pérdidas mínimas es cosa del pasado, queda la esperanza de que la Unión Europea conserve las estructuras básicas que conforman el mercado común, la zona Schengen o el euro. Aunque es muy probable que algunos países salgan de la zona euro o que se creen dos zonas euro.


Pase lo que pase, durante las visitas a Berlín y París y durante la cumbre Rusia-UE Putin reafirmará su disposición a colaborar, en primer lugar, con las economías líderes en Europa. Sería lógico pensar que después de Alemania y Francia, la prioridad serían los países escandinavos miembros de la Unión Europea, que están superando la crisis de forma mucho más tranquila. Supieron hacer, en su momento, las reformas estructurales necesarias para aumentar su competitividad en el mundo. Además no hay duda de que Rusia, en los próximos años, hará grandes esfuerzos para desarrollar la rama oriental de su política.


Este desarrollo de los acontecimientos, sin embargo, significará que la 'Unión Europea' pasará a un segundo plano. Este proyecto sigue en la agenda. Ya en 2001, Putin avanzó mucho en los planes relacionados con la UE, sin embargo Europa no se unió. El proceso de acercamiento entre la Unión Europea y Rusia fue extremadamente lento, a menudo  predominaban los juegos 'de suma cero'.


Sea como sea, Rusia necesita cultural, histórica y socialmente un socio europeo fuerte. Cuanto más fuerte sea Europa y las relaciones ruso-europeas, mejor le irá a Rusia y a la competitividad geopolítica mundial.


Pero tenemos que tener en cuenta la realidad. Y esta es la siguiente: Europa se debilita rápidamente, incluso en comparación con el estado en el que ha estado las últimas décadas. Comenzó a debilitarse como consecuencia de una serie de circunstancias. Entre ellas la acelerada decisión, a comienzos de los 90, de encaminarse hacia una política exterior única sobre la base del 'mínimo común denominador', cuando los grandes estados europeos, en medio de una acelerada ampliación de la Unión Europea, habían perdido la iniciativa que Bruselas no pudo alcanzar. Creo que ahora los grandes estados europeos, en primer lugar Gran Bretaña, Francia y Alemania, tomarán en gran parte esta iniciativa.


Es una señal muy positiva que Putin hiciera su visita precisamente a Europa. El Presidente podía haber ido directamente a Oriente, en cambio reafirmó su elección europea. Creo que será interpretado correctamente, tanto en Rusia como en Europa. China y los EE UU, sin duda, desde el punto de vista geopolítico, son protagonistas importantes, pero Putin fue precisamente a Berlín y París.

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