Muere míster Trololo

Muere Eduard Jil, artista nacional de Rusia durante la época soviética, que en 2010 se hizo famoso internacionalmente famoso después de que un vídeo con una canción suya empezara a circular por YouTube.

En febrero de 2010 entre los internautas occidentales se puso de moda un vídeo en el portal de YouTube, en el que un cantante acompañado de una orquesta interpretaba, con la voz, una canción sin palabras. Rápidamente fue bautizado como 'míster Trololo' (por una de las frases de la canción), para marzo de ese mismo año el vídeo original había sido visto por más de 2 millones de personas y las parodias se contaban por centenares y también despertaban interés. Se hicieron camisetas en las que aparecía el 'Trololo-man', se reunieron firmas para exigir que se le hiciera una gira americana, sus fans incluso le dedicaron páginas web, lo único es que al principio nadie sabía el nombre del nuevo ídolo.


Sin embargo, pronto se solucionó el místerio. Resultó que ese ídolo de millones era Eduard Jil, un cantante nacido en la URSS y que la canción que había atrapado las mentes y los corazones de los seguidores era una vocalización del compositor, también soviético, Arkadi Ostovski, con un largo nombre 'Estoy muy contento porque, finalmente, vuelvo a casa, La composición fue escrita en 1966 (en internet apareció una versión de Jil grabada diez años después), y la ausencia de palabras, según la leyenda, se explicaba por la prohibición de la letra de la canción, debido a su contenido antisoviético (iba sobre unos vaqueros que volvían a casa con sus mujeres).



Jil, que cuando salió el vídeo de "míster Trololo" ya era un honorable y estaba jubilado del mundo del espectáculo soviético, se tomó la segunda ola de popularidad con total tranquilidad y, con su característico humor, propuso a todo el que quisiera escribir la letra de la canción, prometiendo interpretarla y colgar la grabación en internet. Después, dio un concierto en el club '16 toneladas', de Moscú donde mostró a su auditorio cómo hay que cantar. Demostró que su popularidad no era en absoluto casual.


Pero los cierto es que Jil cayó en el mundo del espectáculo de forma completamente casual a primeros de los 60. Hasta entonces había trabajado en Lenkontsert, había terminado el conservatorio en Leningrado y representaba obras clásicas: su trabajo final de carrera fue Fígaro en 'El barbero de Sevilla'. Pero por culpa de una gira llegó tarde al concurso Musorgski y le ofrecieron participar en otra competición, de música pop, en la que Jil ganó con la canción de Andréi Petrov 'Si la felicidad es igual para todos'. Esto sucedía en 1962.


Después de treinta años, hasta la misma perestroika, Jil viajó por toda la URSS dando conciertos, actuó en el extranjero y fue uno de los participantes permanentes del 'Goluboi Ogonek' y 'Canción del año', los mejores compositores soviéticos escribieron canciones especialmente para él, Jil trabajó con Oscar Feltsman, Alexandra Pajmutova, Mark Fradkin, Yan Frenkel, Vladímir Shinski.


Se las apañó hasta con la situación de finales de los 80, cuando se dedicó a cantar sus antiguos hits con el grupo de rock 'Prepinaki' o a participar en diferentes performances con Serguéi Kurejin.


Fue a París, cantó en el café Rasputín 'romances para los retoños del príncipe de la primera ola de emigración', como recuerda él mismo en una de sus entrevistas, Mireille Mathieu y Charles Aznavour pudieron escuchar 'Podmoskovnie vecherá' en su interpretación. Jil actuó durante todos los años 90 y los 2000, volvió a viajar por toda Rusia, por los países vecinos y, si le invitaban, a países más lejanos.
 
"A veces me duele ver como gente que, en mi opinión, no deberían tener lugar en el escenario, son populares a pesar de todo", se lamentaba en una entrevista. Y a pesar de que nadie parece poder explicar la explosión de popularidad del cantante en 2010, Jil se lo merecía como un premio por una vida entera en los escenarios.


Los médicos que trataron a Jil se lamentaban de que durante todo el tiempo que el artista nacional pasó en coma, no fue a visitarle ni un solo representante del ayuntamiento ni tampoco del mundo de la cultura. Pero los seguidores, que se burlaban de su 'míster Trololo', comenzaron a recaudar dinero para su operación desde el principio de su enfermedad. Dinero que, por desgracia, no sirvió para nada.


Otra canción famosa:


La balada del soldado


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