Un museo escondido bajo tierra

La estación de metro de Mayakóvskaya. Fuente: Lori/ Legion Media.

La estación de metro de Mayakóvskaya. Fuente: Lori/ Legion Media.

El Metro de Moscú se pone en funcionamiento cada día a las 5:30 de la mañana. A la 1:00 de la madrugada las estaciones se cierran al acceso de pasajeros. Durante este lapso de tiempo el “subte” moscovita logra transportar diariamente a una media de 9 millones de personas: el tráfico de pasajeros, efectuado exitosamente por el metro, hoy en día cubre no menos del 200% de los trayectos que inicialmente se habían calculado. Actualmente, a casi 80 años de su inauguración, el metro moscovita es medio de transporte, museo y también una atracción turística que todos los días contemplan millones de visitantes. Su biografía refleja la historia de toda una época; basta hacer cuatro estaciones para cruzar todo el centro histórico.

Estación de metro “Komsomolskaya”


En las cajas se ha formado una larga cola. Antes de entrar al vestíbulo, en lo que se denomina el “punto cálido” (de los conductos de ventilación sale aire caliente), duermen algunos perros callejeros. Alrededor de 500 canes viven hoy en el metro moscovita.

Fue justamente hacia la estación “Komsomólskaya” a la que se dirigió el primer tren, el 15 de octubre de 1934 a las 8:20 de la mañana. Para uso público, el metro de Moscú se inauguró el 15 de mayo de 1935. Hubo gente que hizo guardia en los vestíbulos durante toda la noche para tener el honor de estar entre los primeros pasajeros. Por otra parte, hay que señalar, que los primeros proyectos del “subte” habían surgido ya unos 30 años antes de su materialización, aún en la época de la Rusia Imperial.

Uno de los metros más baratos del mundo desarrollado

El precio de un viaje en metro es de 28 rublos (70 céntimos de euro). Abonando este dinero, el pasajero recibe una tarjeta para un único viaje. Después de que en el metro de Moscú se empezaran a utilizar estos billetes, las fichas metálicas  que anteriormente eran válidas en el “subterráneo” de la capital, pasaron a los metros de otras ciudades rusas, como Ekaterimburgo y Nizhni Nóvgorod, por ejemplo.

En 1931 se invitó a Moscú a varios técnicos extranjeros en construcción de redes de trenes subterráneos. Tras ser consultados, declararon que, con las condiciones geológicas existentes, era imposible construir el metro. Sin embargo, las obras del metro se llevaron a cabo en un tiempo récord. Desde el momento en que se tomó la decisión de iniciar los trabajos preparatorios para la extensión de la red subterránea hasta la apertura de la primera línea pasaron únicamente tres años. El Metro Moscovita fue una de las más grandiosas obras de la construcción soviética en los años 1930-1950, en la que trabajaron cientos de miles de personas: solo en el año 1935, se emplearon 76.000 obreros.

 

Desde “Tagánskaya” hasta “Oktiábrskaya”

Un anciano canoso, con ropa tradicional rusa y unos “lapti”, zapatos elaborados con corteza de árbol, se acomodó en el vagón, ocupando tres asientos. Sacó de su bolso una gran cítara, la colocó sobre sus rodillas y comenzó a rasguear sus cuerdas. Este es Valeri Petróvich, uno de los primeros músicos del metro capitalino: frecuentemente se lo puede encontrar entre las estaciones “Tagánskaya” y “Kiévskaya”.

Como muchos “subtes” del mundo, el metro moscovita abrió sus puertas a los músicos callejeros. Pero no con muchas ganas: los músicos no pasan por ninguna selección especial, y si son descubiertos por el funcionario de turno, pueden recibir una multa de varias decenas de euros. La falta de estaciones terminales y la ausencia de molestos funcionarios de seguridad en la línea circular, la ha convertido en el lugar preferido de los artistas “libres”. De esta manera, en agosto de 2007, en la línea circular del metro, el escandaloso grupo de arte “Guerra” celebró una “banquete funeral” en homenaje al poeta Dmitri Pirogóv dentro de uno de los vagones del metro en marcha, colocando la mesa del festín en el pasillo, entre los asientos del vagón.

  

Estación de metro “Oktiábrskaya”

En la fila de la escalera mecánica que desciende se escuchan risas: la funcionaria del metro se dirige a los pasajeros por el altavoz: “Estimados pasajeros, no se amontonen. A los hombres les recomiendo prestar atención a la espectacular dama con un ramo de flores que va bajando por la escalera mecánica fuera de servicio”.


Liudmila Shumakova, trabajadora de la estación de metro “Oktiábrskaya-radial”, inicia la semana laboral con chistes, y, en los días festivos, con poemas escritos por ella misma. Durante sus 26 años de trabajo se ha convertido en una leyenda del metro moscovita. A diario, decenas de personas pasan por esta estación a posta, con el único propósito de escuchar su voz.


Trasbordo a la línea “Zamoskvorétskaya”


Al andén se acerca el Narodnyi opolchénts, “combatiente popular”, el más antiguo de los trenes con nombre propio todavía en funcionamiento. En su interior los vagones están adornados con materiales históricos sobre la II Guerra Mundial, en la que el metro moscovita desempeñó un papel muy importante.


La construcción del metro no se detuvo ni siquiera durante la guerra: en estos años, el metro se utilizó como refugio. Durante los bombardeos aéreos de la capital, en el metro nacieron 217 niños. El único día de la historia del “subte” moscovita en el que no circularon trenes fue el 16 de octubre de 1941, cuando se tomó la decisión de destruirlo de forma inmediata. Hacia la tarde esta orden fue revocada.


Viñeta: En los años de la guerra se seguían inaugurando nuevas estaciones de metro, gracias a los increíbles esfuerzos de arquitectos y obreros de la construcción. Los paneles de mosaico para la estación  "Аvtozavodskaya" se preparaban en los talleres de la Leningrado sitiada y se enviaban a Moscú por el “Camino de la vida” a través del lago Ladoga.


Cuando finalizó la II Guerra Mundial se inició la construcción de la línea Circular y de las partes de la línea Arbat situadas a mayor profundidad. La construcción de las partes profundas del metro estaba relacionada con el inicio de la guerra fría: estas estaciones debían servir como refugios en caso de un ataque nuclear. La estación situada a mayor profundidad en el metro moscovita es “Park Pobedy” (Parque de la Victoria) y está ubicada justamente en la línea Arbat: está a 84 metros bajo tierra.


Estación de metro «Маiakóvskaya»

Por el centro de la estación deambulan grupos de turistas que dirigen su mirada hacia arriba, con el fin de fotografiar los mosaicos del techo, una obra de arte única. "Maiakóvskaya" no es simplemente la tarjeta de visita del metro moscovita: figura, por derecho propio, en la antología histórica de la arquitectura mundial. Allí encontramos 35 mosaicos del pintor Alexánder Deineka: es como estar recorriendo una de las salas de la galería Tretiakov.


El metro moscovita es considerado por los arquitectos como un palacio subterráneo para el pueblo, que tuvo que convertirse en el medio de transporte más económico de la capital. Para el revestimiento de los 800.000 metros cuadrados de suelos y paredes se trajeron desde todas partes del país las variedades más raras de mármol y de otras piedras. En trece de las estaciones revestidas de mármol se pueden encontrar fósiles de moluscos prehistóricos encastrados en las columnas y paredes.


Sin duda, al poseer una historia tan rica, el metro de Moscú está rodeado de leyendas y rumores. Hace poco tiempo se divulgó la teoría de que las doce estaciones de la línea circular representan los signos del zodíaco y que la base para el trazado de la red del metro fue la carta astral del conde Jacob Bruce, con la que en su momento se había entusiasmado Stalin.


Al nombre del líder soviético se vincula la creación del «Мetro-2», cuatro líneas adicionales que no se cruzan con las principales, construidas con el fin de evacuar a Stalin y a los más altos jerarcas del gobierno en caso de bombardeos. La primera línea, que se comenzó a usar en el año 1967, iba desde Kremlin hasta el aeropuerto del gobierno, Vnúkovo-2, pasando a través de la Academia del Servicio Federal de Seguridad y una ciudad subterránea en Ramenki, destinada a la evacuación de unas 15.000 personas. Este sistema es poco conocido, ya que está destinado exclusivamente al traslado de altos funcionarios estatales en situaciones de emergencia y al transporte periódico de mercancías.  Sin embargo, en los últimos tiempos ha crecido el interés del público por el “Metro-2: compañías turísticas locales ofrecen excursiones a algunas de las estaciones del metro secreto y se ha creado una sociedad, los “diggers”, cuyo objetivo es precisamente explorar construcciones y estructuras subterráneas.

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