Entre Baudelaire y los Beatles, los Splean

Foto de Itar Tass

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A principios de los 90 el presente de Rusia era una caja cerrada. Hermética. Un tiempo sin profundidad, suspendido entre un pasado para borrar y un futuro todavía alejado de poder ser realizado o imaginado siquiera. El derrumbe de la URSS había dejado solo ruinas. Y sobre esas ruinas, se intentaba reconstruir.

La inestabilidad llegaba a las conciencias, empapaba de angustia las vidas de los ciudadanos de Rusia: de aquí nacen los Splean, rock con un alto grado de nihilismo. El nombre mismo del grupo lo dice todo: por un lado, Baudelaire y su “spleen”, elevado a rango de clave de lectura de la modernidad. Por otro, el homenaje: la -ea- de los Beatles.

El objetivo es extraer de la música la fuerza para encaminarse, más allá de las utopías y del crudo materialismo, hacia el futuro. Todo empieza en 1993, en San Petersburgo, cuando el cantante Alexánder Vasilev, que en este periodo colaboraba en un instituto teatral, se encuentra con Nikolái Rostovski, teclista profesional. La grabación del primer disco se lleva a cabo bajo la bandera del riesgo. Los dos empiezan a componer y a grabar Пыльная Быль, “La verdad polvorienta de los hechos” en un estudio de grabación del instituto teatral. Vasilev se arriesga casi cada día a perder su trabajo. Pero el peligro los llevó al éxito.

Los Splean se afirmaron en poco tiempo como una de las mayores realidades musicales de Rusia y deciden trasladarse a Moscú. Desde entonces, quince años de pura experimentación. Por supuesto, el armazón de las canciones está inspirado en la tradición clásica del rock anglosajón, pero de vez en cuando los Splean añaden o suprimen elementos. El resultado es una narración en directo de las esperanzas y de las desilusiones de una generación entera, la de los chicos que crecen con el dúo Putin-Medvedev asentado en el poder.

En el 2004 llega la internacionalización. Todo sucede gracias a Будь моей тенью, «Sé mi sombra», canción incluida en la banda sonora de la película basada en el bestseller de Serguéi Lukiánenko «Los guardianes de la noche». Después llegaron más discos y numerosos cambios en su formación. Hay muchos que los dan por musicalmente muertos. Pero los Splean continúan, llevando a Rusia su música, sin dejar de «buscar, buscar, buscar», como repite sin parar Alexánder Vasilev.

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