Siria y los principios de la ONU

Foto de UN-Photo

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Rusia, China y otros 27 estados se abstuvieron o votaron en contra de la resolución aprobada en la Asamblea General.

La Asamblea General de la ONU adoptó el pasado 16 de febrero, por mayoría, una resolución sobre la situación en Siria preparada por Egipto, con la participación de los EE UU, Francia y Gran Bretaña. Por su parte, Rusia, China y otros 27 estados se pronunciaron en contra o se abstuvieron.

 

Por su parte, Vitali Churkin, representante permanente de Rusia en las Naciones Unidas, en su intervención ante la Asamblea General declaró que el proyecto de resolución “es reflejo de la tendencia, que consideramos preocupante, que intenta aislar al gobierno sirio, rechazar cualquier tipo de contactos con él e imponer desde fuera una fórmula de regulación política”.

 

Es evidente que Rusia y China continuarán con sus esfuerzos por establecer un diálogo político entre Damasco y la oposición. El referéndum convocado para el 26 de febrero sobre la nueva Constitución siria, así como las elecciones parlamentarias del próximo marzo abren posibilidades para ello. Además, Moscú no excluye adelantar las elecciones presidenciales en el país, tal y como mencionó el viceministro ruso Mijaíl Bogdánov.

 

Simultáneamente, además de un posible recrudecimiento de la violencia en Siria, Moscú evalúa otras consecuencias de su acción en el Consejo de Seguridad.

 

Los Estatutos de la ONU, como constantemente subrayan los diplomáticos rusos y chinos, no prevén la injerencia en los asuntos internos de los estados. William Luers, ex presidente de la Asociación de Respaldo a la ONU en los EE UU, está de acuerdo. Escribe en la revista Foreign Affairs que lo que ahora proponen EE UU y una serie de países árabes en relación con Siria, “no es un principio del Estatuto, sino la interpretación del Estatuto por Kofi Annan”, el ex secretario general de la ONU, realizada en 1994 cuando se enfrentó a la crisis en Ruanda. Luers está convencido de que Rusia y China no aceptarán este enfoque, pese al respaldo que la resolución ha recibido por parte de otros países.

 

Esta opinión es confirmada por Lavrov, quien, en una conferencia de prensa del pasado 15 de febrero en Viena, declaró: “Este es un problema que atañe a la amplia región de Oriente Próximo y África del Norte, a muchos otros países vecinos y, si se quiere, a las propias bases de la actual estructura mundial. El futuro del sistema internacional dependerá de cómo reaccione ante este conflicto la comunidad internacional, es decir, dependerá de la medida en la que nos adhiramos a los principios fundacionales de la ONU”.

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