El padre de Litvinenko llama "traidor" a su hijo y pide perdón a Rusia

"Quiero volver a casa. Rusos, no crean a nadie. Nadie nos necesita aquí. Perdóname Patria mía, por Dios. Y ayúdame a volver a mi tierra", exclamó entre lágrimas Walter Litvinenko al Canal Uno, la cadena de televisión pública rusa.

Litvinenko, de 73 años, vive solo y abandonado en la pequeña localidad italiana de Montemarciano desde que perdió a su mujer el año pasado y pasa por graves dificultades económicas, hasta el punto de que le han cortado la electricidad por no pagar las facturas.

Al morir su hijo, supuestamente a manos de agentes secretos rusos que lo habrían envenenado con material radiactivo, Walter Litvinenko tomó parte en una amplia campaña desplegada en los medios de comunicación occidentales para culpar a las autoridades rusas del asesinato.

Hoy no dudó en pedir perdón a Rusia y en llamar traidor a su hijo fallecido: "¿Tengo ahora que montar ruido y escándalo por todo el mundo por un hijo traidor?"

El padre arrepentido lamentó su crítica a Rusia y dijo que no sabía nada de que Alexandr fuera colaborador de los servicios secretos británicos.

"Fue como si se me encendiera un interruptor en la cabeza", explicó Walter Litvinenko el cambio de su postura.

Ahora que se ha quedado solo y sin recursos, ninguno de aquellos medios que asediaban su lugar de residencia en Italia, donde se mudó con su mujer en 2008, han atendido a sus llamadas de socorro, según relató hoy al Canal Uno ruso.

"Todos han pasado de Walter. Cuando era necesario verter basura sobre alguien Walter era necesario. Ahora nadie necesita ya a Walter", se quejó el anciano.

Al llegar a Italia, los padres de Alexandr Litvinenko y la familia de su hija se establecieron en la población de Senigallia, en la costa del mar Adriático, en cuyo litoral -en la turística localidad de Rimini- abrieron al poco un pequeño restaurante junto a otro de sus hijos, Maxím.

El año pasado la policía italiana se personó en el negocio familia y lo cerró, lo que unido a la muerte de su esposa terminó por hundir a Walter, al que las autoridades del país transalpino, por si fuera poco, han negado en varias ocasiones el estatus de refugiado político.

Cuando comprobó que nadie iba a ayudarle ni en Italia, ni en otros países de Occidente, Litvinenko envió una carta a la principal cadena de televisión de Rusia para pedir que le ayuden volver a su país de origen.

El 1 de noviembre de 2006, tras reunirse con el empresario ruso Andréi Lugovói, Litvinenko cayó enfermo y fue ingresado en un hospital de Londres, donde murió el día 23 de ese mismo mes, debido a las altas dosis en su organismo de polonio 210, una sustancia altamente radiactiva.

Las autoridades británicas consideran desde entonces a Lugovói como el principal sospechoso de la muerte del espía, mientras que Rusia lo defiende y lo protege de la justicia del R.Unido, episodio que ha llevado prácticamente a cero las relaciones diplomáticas entre Londres y Moscú.

Lugovói, ahora diputado por el ultranacionalista Partido Liberal Democrático, señaló a la agencia Interfax que las declaraciones de Walter Litvinenko "demuestran que el crimen y la campaña contra Rusia desplegada por los medios británicos fueron planeados por los servicios secretos del Reino Unido".EFE

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