Las petroleras mexicanas quieren adquirir equipos de defensa antiaérea de producción rusa

La petrolera estatal PEMEX y otras organizaciones mexicanas se han interesado por adquirir en Rusia medios de protección aérea para sus plataformas petroleras localizadas en los yacimientos del Golfo de México. Así lo comunicó una fuente en la delegación rusa que participa en la quinta reunión de la Comisión Intergubernamental Bilateral. Se trata de crear un sistema integral de alerta y respuesta ante los posibles ataques aéreos de objetivos de vuelo bajo. El sistema incluiría tanto los radares que detecten los objetivos en el aire como los medios para derribarlos.

Según esta fuente, la demanda mexicana de estos sistemas está relacionada con la preocupación respecto a posibles atentados terroristas dirigidos contra las plataformas petroleras. Para México, el petróleo es tanto un recurso estratégico como la mayor fuente de ingresos presupuestarios.

“La parte rusa presentó las propuestas correspondientes al mismo tiempo que otros países”, informó el interlocutor de la agencia. Asimismo, señaló que sólo se podrá hablar de acuerdos concretos de adquisición de un sistema de este tipo cuando la parte mexicana haya decidido definitivamente destinar a este fin la financiación necesaria. “De momento, México no ha tomado todavía una decisión al respecto”, dijo el experto.

Los modos y el sistema de protección de las plataformas petroleras en el Golfo de México dependen, según los expertos militares, del tamaño de la zona marítima que la empresa PEMEX u otra organización análoga tenga intención de proteger frente a un ataque aéreo, así como de los medios financieros que se disponga para este fin. La organización de las medidas de defensa antiaérea depende de los importes destinados a crear este tipo de “paraguas aéreo”. Éste puede llegar ser bastante caro si, en el caso de tratarse de técnica militar rusa, se utilizan barcos de vigilancia equipados con sistemas Kinzhal y Kórtik (los análogos de los complejos terrestres de misiles o misiles y cañones Tor-M1 y Pantsir-S), o relativamente barato si se usan plataformas transportables para instalar en los complejos petrolíferos unidades Dzhiguit o Strelets, equipadas con sistemas transportables de misiles antiaéreos de la línea Iglá: Iglá, Iglá-1 e Iglá-S.

La diferencia entre la instalación de apoyo y lanzamiento Dzhiguit y el complejo de aparatos y módulos de lanzamiento Strelets no es muy importante. Ambos sistemas son una especie de sillón, a la derecha y a la izquierda del cual se sitúan complejos transportables de misiles antiaéreos Iglá-S. Lo único que Dzhiguit sólo tiene dos sistemas de misiles, mientras que Strelets puede tener de tres a seis, o incluso de cuatro a ocho, en función de la configuración de la que se trate. El resto de las características tácticas y técnicas de ambos sistemas son parecidos. La distancia máxima a los objetivos a derribar es de 6 km, la altura de los mismos puede variar de los 10 a los 3.500 metros. La velocidad del objetivo en vuelo puede ser de 400 m\s si va al encuentro, y de 320 m\s en caso de que vaya detrás. Estas instalaciones podrán completarse con sistemas de radiolocalización y de comunicación, así como aparatos de visión nocturna, sistemas de señalización de objetivos, sistemas de distinción “propio-ajeno” y otros aparatos de precisión.

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Los misiles para los complejos de la línea Iglá son capaces de alcanzar aviones de alcance táctico, helicópteros y objetivos pequeños del estilo de aparatos aéreos no tripulados y misiles alados. Esto es así incluso si hay interferencias naturales (de fondo) y artificiales, siempre y cuando el objetivo pueda divisarse visualmente. La garantía de todo la dan varios sistemas de apuntamiento automático. De esta manera, ningún vehículo aéreo dirigido por terroristas podrá acercarse impunemente a las plataformas de extracción de petróleo o a las cisternas con las reservas extraídas de hidrocarburos, ya que será detectado a tiempo por los radares.

Ambos sistemas se desarman y se transportan fácilmente en un vehículo convencional o se llevan manualmente, ya que su peso ensamblado es de 128 kg y el de un módulo universal con misiles de lanzamiento es de 70 kg. Estos sistemas, en principio, pueden desplegarse en cualquier tipo de vehículo portador: tanto en una plataforma transportable como en un automóvil liviano o un barco pequeño (lancha).

Por supuesto que el precio de estos sistemas, en comparación con los fijos o móviles (Kinzhal y Kórtik o Tor-М1 y Pántsir-S) es considerablemente más bajo. Sin embargo, los productores de esta tecnología militar no revelan su importe. “Todo se define durante las negociaciones con el comprador”, afirman. “El precio del producto depende de muchos factores: el volumen de compra, la presencia de software, la necesidad de formación del personal, el suministro de repuestos, sus actualizaciones, etc.” Pero, según nuestros datos, una instalación Dzhiguit puede costar alrededor de 200-250 mil dólares. El Strelets costaría dos o tres veces más.  

Los sistemas marítimos Kinzhal y Kórtik junto con sus vehículos transportadores cuestan varios millones de dólares. No está claro qué es lo que van a elegir los mexicanos y si llegarán a elegir las armas rusas. Será muy difícil que Moscú se convierta en una prioridad teniendo al lado a Estados Unidos que también puede proponer un tipo de tecnología militar análoga, así como aplicar medidas diplomáticas, financieras y económicas para no dejar entrar a la competencia en “su” mercado.

Víctor Litovkin es editor jefe de Nezavísimoie Voiénnoie Obozréniye (Observador Militar Independiente)

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