Las torres de Babel

El proyecto de la Torre Rusia de Norman Foster

El proyecto de la Torre Rusia de Norman Foster

En Rusia nunca faltó trabajo para los arquitectos extranjeros. Prácticamente todos los edificios del Kremlin moscovita se erigieron bajo la dirección de arquitectos italianos. Incluso algunos de los ejemplos arquetípicos de la arquitectura religiosa, como las catedrales de la Asunción y del Arcángel, fueron construidas por italianos.

Además, la aportación extranjera en la construcción de los monumentos históricos de San Petersburgo es incuestionable. Incluso durante los inicios de la Unión Soviética las autoridades colaboraron con arquitectos europeos, aunque esa situación cambió radicalmente en los años 30. En aquel momento se empezó a trabajar exclusivamente con talentos locales y aquella costumbre duró varias décadas. Pero con el inicio de la perestroika empezó a llegar una leve brisa desde el mar de la arquitectura internacional que en los años 2000 se convirtió en un auténtico vendaval que atrajo a numerosos arquitectos conocidos. Este nuevo mercado, todavía sin conquistar resultaba muy atractivo, pero finalmente, aquel vertiginoso crecimiento de obras maestras arquitectónicas no llegó a realizarse nunca. A medida que se empezaban a gestar los nuevos proyectos surgían en el camino numerosos problemas típicos de la realidad rusa.

El proyecto estuvo bien valorado, pero la construcción no se llevó a cabo:
 
El complejo residencial Russki Avangard, diseñado por el arquitecto holandés Erick Van Egeraat, podría haber sido construido al lado del Parque de las Artes. Cinco torres multicolores tenían que representar a cinco vanguardistas rusos. Todo hubiera ido a la perfección si el exalcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, no hubiera dicho que el proyecto era bueno pero no así su ubicación. Desde entonces no  se ha encontrado otro lugar más adecuado.
 
El británico Norman Foster es uno de los que menos suerte ha tenido con sus proyectos. Ninguno de ellos ha terminado con éxito.La propuesta para la isla de la Nueva Holanda en San Petersburgo, ganadora de la correspondiente licitación en 2007 y que incluso llegó a ser galardonada con un premio en la Feria Internacional Inmobiliaria de Cannes, no se llegó a realizar debido a problemas de financiación. El nuevo promotor de las obras en la isla convocó un nuevo concurso.
 
Además, sir Foster elaboró otro proyecto para el Museo de Artes Plásticas Pushkin en Moscú, a petición de la directora. Se organizó entonces el pertinente concurso dedicado a la adjucación del dinero estatal para la construcción. El proyecto conjunto de Foster y Tkachenko resultó ganador. Sin embargo, ahí se quedó todo.  
 
El diseño de un nuevo barrio residencial en la zona de Zariadye, en el lugar donde se encontraba el hotel Rossiya antes de ser derribado, también se llevó a cabo con su participación. Según declaraciones de las autoridades moscovitas, el proyecto debía  adaptarse por arquitectos locales a las condiciones rusas actuales teniendo en cuenta las particularidades históricas del distrito. El híbrido que se creó nunca llegó a ser presentado ante el público...
 
Tenían intenciones de construir, pero se echaron atrás:
 

El proyecto de un centro cultural y de negocios en el valle Nagátinski de Moscú propuesto, también por Norman Foster, fue bautizado como la Isla de Cristal. Esta edificación tenía que  ser un gran hiperboloide futurista de cristal de 450 metros de altura. Las obras no empezaron porque el cliente empezó a tener problemas. Finalmente, se realizó una versión modificada en Astaná, Kazajistán.
 
Todavía hay más. El proyecto de la torre Rusia, de 600 metros de altura y que el estudio del famoso arquitecto inglés diseñó por encargo de Mirax Grupp para el Centro Internacional de Negocios Moscow City, también se quedó en el camino. Las obras fueron cuestionadas durante mucho tiempo y el proyecto se modificó varias veces, incluso se rebajó la altura, pero finalmente, con la llegada del nuevo alcalde, Serguéi Sobianin, se decidió que este rascacielos no se construiría.
 
Por otra parte, el complejo residencial de 51 plantas conocido como Paradise Living y que contaba con unos jardines colgantes en la orilla del río Moscova frente a Moscow City no ha visto la luz. El proyecto del arquitecto japonés Kionori Kikutake pretendía armonizar por su altura con los rascacielos del centro de negocios, mientras que contrastaba con ellos debido a sus artísticas formas. Esta bonita idea no se ha llegado a realizar hasta el momento.
 
Igualmente, la torre de Gazprom en San Petersburgo, diseñada según el proyecto ganador del despacho de arquitectura inglés RMJM London no gustó prácticamente a ninguno de los habitantes locales incluyendo a los representantes de la UNESCO. La principal causa del descontento consistía en la cercanía al centro histórico de la ciudad. El cliente eligió entonces un  nuevo emplazamiento en la periferia de la ciudad, pero el índice de desencanto con el proyecto apenas se redujo.
 
Otro caso es el de la británico-iraquí Zaha Hadid que elaboró varios proyectos, pero al igual que con Foster, ninguno de ellos ha llegado a materializarse. El más realista es la propuesta para el desarrollo del Expocenter de Moscú (Expocentre Exhibition Halls and Residential Tower Project) presentada en 2006. En la página web de Expocenter se afirmó con rotundidad que las obras se iniciarían en un futuro muy próximo, sin embargo, la realidad muestra que nada se ha movido.

Se construyó, pero de otra manera:
 

El proyecto de las dos torres llamado la Ciudad de las Capitales en Moscow City, fue inicialmente elaborado por Erick Van Egeraat. Pero Capital Group, la promotora y  cliente, consideró que era demasiado complicado. De modo que el proyecto se entregó al estudio de arquitectura estadounidense NBBJ para ser modificado. Esto dio lugar a varios juicios.
 
El complejo residencial conocido como la Leyenda de Tsvetnoi es otro edificio encargado por Capital Group.  Inicialmente diseñado por los arquitectos alemanes Günter y Stephan Behnisch (padre e hijo), fue reelaborado más tarde por NBBJ, que despojó al edificio de toda su elegancia inicial aumentando el tamaño y reduciendo los espacios públicos.
 

Al mismo tiempo, está el caso de las licitaciones la nueva sala del teatro Maríinski, obtenidas por el arquitecto francés Dominique Perrault. Posteriormente se consideró que el proyecto era demasiado caro y complicado, de modo que se congelaron las obras y se convocó un nuevo concurso que ganó la firma Diamond + Schmitt Architects. Resultó ser mucho  más caro y mucho menos interesante.
 
Hay que señalar que esta tradición de mutilar proyectos ya aprobados surge durante el proceso de formación de la Rusia moderna. Por cierto, la primera víctima fue Ricardo Bofill. A finales de los años 80, es decir, prácticamente en la época soviética, trabajó en Moscú sobre un proyecto que finalmente se convirtió en las galerías Smolenski. Fue tal la intromisión de los especialistas rusos que Bofill decidió rechazar su autoría.
 
Parece que están construyendo, pero ¿se construirá de verdad?
 
Las licitaciones para construir el Museo Mundial del Mamut y del Permafrost en Yakutia atrajeron a muchas estrellas occidentales, pero prácticamente pasó desapercibido en Rusia. Finalmente, el estadounidense Thomas Leeser ganó el concurso. De momento no ha sido construido. En cualquier caso, esperar varios miles de años no supone ningún problema para los fósiles de mamuts.
 
Por su parte, el autor del proyecto del estadio de fútbol en la isla Krestovski de San Petersburgo, que fue el arquitecto japonés Kishō, fallecido en 2007, es decir, cuando empezaron las obras. Las cuales siguen realizándose. El precio de la obra crece cada año que pasa mucho más rápido que los muros del propio estadio.
 

Si partimos de la lógica, el proyecto del nuevo estadio del Dinamo, elaborado por Erick Van Egeraat junto con arquitectos rusos de Mosproyekt-2, tiene que hacerse realidad al comienzo del Mundial de fútbol de 2018, como fecha límite. Los mayores obstáculos para el inicio de las obras han venido de parte de la “Sociedad de la Preservación del Patrimonio Arquitectónico”, a pesar de que los arquitectos decidieran no modificar la fachada histórica del edificio y el parque de alrededor.
 
Rayos de luz de las estrellas de la arquitectura mundial
 
A pesar de todo, no todo son malas noticias y durante los últimos dos años se han  construido algunos edificios que permiten todavía mantener la esperanza sobre un florecimiento de las obras de las estrellas de la arquitectura mundial en este duro clima. Un claro ejemplo es el trabajo del británico David Adjaye, que diseñó la escuela de negocios y el campus de Skólkovo. El proyecto se eligió mediante una licitación y se necesitaron 1.460 días y 250 millones de dólares.
 

Erick Van Egeraat consiguió lo que no pudieron hacer Norman Foster y Zaha Hadid. Posiblemente el secreto radique en que no sólo apuntó a las capitales, sino que se dirigió también a las regiones. Hace un año se inauguraron el centro comercial Vershina, en Surgut, y el Club de Ajedrez y Billar en Khanti-Mansíysk. Hay que decir que Egeraat ha sido el arquitecto extranjero que más proyectos ha diseñado para Rusia. Incluso su página web oficial está dos idiomas: inglés y ruso, y no en  holandés como cabría suponer. Parece que su éxito en Rusia es perfectamente lógico.

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