Elecciones a la Duma: certezas e incertidumbres 

Los comicios parlamentarios del próximo 4 de diciembre han perdido interés a los ojos de los analistas tras el anuncio de Putin, aunque mantienen su importancia política. Foto de Itar-Tass

Los comicios parlamentarios del próximo 4 de diciembre han perdido interés a los ojos de los analistas tras el anuncio de Putin, aunque mantienen su importancia política. Foto de Itar-Tass

Desde que Vladímir Putin anunciara su candidatura presidencial, pocos conservaron el interés por las elecciones parlamentarias del 4 de diciembre. Aunque los comicios continúan siendo una parte importante del panorama político de Rusia.     

¿Habrá alguien que todavía crea que las próximas elecciones parlamentarias tienen relevancia? Esas personas pertenecen a una minoría cada vez más pequeña, lo cual no debería sorprendernos. El anuncio del regreso de Putin a la presidencia ha acaparado toda la atención de los expertos y del público en general. El anuncio resolvió la principal incógnita del del próximo ciclo electoral. Si Vladímir Putin y Dimitri Medvédev van a seguir como administradores conjuntos de la todopoderosa rama ejecutiva, ¿a quién le importa la composición de un cuerpo legislativo inferior cuya única función (según la creencia generalizada) es aprobar decretos, un órganos cuyo mismísimo presidente definió como “un lugar no apto para debates políticos”? 

Aun así, la Duma es importante y también los son las elecciones parlamentarias. La cámara baja desempeña tredicionalmente un papel relevante en la elaboración del presupuesto estatal. Además, es una plataforma conveniente para que las regiones presenten sus casos ante el gobierno federal, lo cual atrae a la Duma a numerosos grupos de presión que representan diferentes intereses. Cada región y gran ciudad piensa que es indispensable contar con un representante en la Duma, por no hablar de las grandes empresas. El cargo de diputado lleva consigo cierto prestigio así como inmunidad penal. En consecuencia, gran cantidad de empresarios buscan pertenecer al Parlamento a fin de elevar su perfil público y protegerse contra los procesamientos criminales. En muchas ocasiones lo que se disputa es la posibilidad de lograr estas ventajas, mientras que los leales al partido pueden convertirse en víctimas de estas luchas. Así, Serguéi Shishkariov,  connotada personalidad de Rusia Unida, tras enterarse de su exclusión de las listas del partido oficialista, ofreció sus servicios parlamentarios al Partido Comunista. Éstos, tras un cuidadoso análisis, rechazaron esta generosa oferta.  

Los especialistas pronostican que la composición de la próxima Duma seguirá una fórmula de “3+2”. Esto significa que tan sólo tres partidos superarán el umbral del 7% que se precisa para ingresar a la Cámara Baja y formar grupo parlamentario. En caso de que otros dos partidos obtengan entre el 5% y el 7% de los votos, se les permitirá ocupar uno o dos escaños, de acuerdo con una reciente reforma de la ley electoral. 

La Santísima Trinidad de los partidos que tiene garantizada su presencia en la Duma está compuesta por RU, el Partido Comunista (KPRF) y el Partido Liberal-Demócrata (LDPR). Conscientes de que su lugar en la Duma está garantizado y de que no se les permitirá obtener unos resultados que puedan amenazar el dominio de Rusia Unida, el KPRF y el LDPR han optado por llevar a cabo discretas campañas electorales. Los programas que ambos presentan constituyen la tradicional combinación de reclamos por el exceso de gasto social y una tenue crítica a RU, aunque no a Vladímir Putin en persona. Ningún programa incluye propuestas audaces, ni siquiera originales, a menos que tengamos en cuenta la promesa del KPRF de crear una “nueva unión de naciones fraternas”, o el deseo del LDPR de prohibir la pornografía en la web. Con la mirada puesta en las elecciones, los comunistas confían en la eterna lealtad de su electorado y en una sólida red de organizaciones regionales, mientras que el LDPR se beneficiará de las entretenidas apariciones televisivas de su líder, Vladímir Zhirinovsky, que a sus 65 años se encuentra en un “estado formidable”, según coinciden los analistas.  

El derechista Causa Justa, tras haber expulsado a su líder y principal promotor, Mijaíl Prójorov, en una sublevación interna, perdió toda posibilidad de ingresar a la Duma. Aunque el partido aún podría guardar un as en la manga: el nuevo liderazgo podría esperar que la renuncia de Prójorov sea recompensada por la implicación de los más altos asesores de la Administración presidencial. Los sondeos apuntan que obtendrían el 3% del electorado, lo cual haría que Causa Justa recibiera financiación estatal durante los próximos cinco años. En este momento, sin embargo, no está claro hasta qué punto Andréi Dunáiev y sus colaboradores están interesados en dirigir la campaña electoral. Parece que están más preocupados por dar con los artilugios legales que les permita conservar los 800 millones de rublos (entre 25 y 28 millones de dólares) que Prójorov aportó a las arcas del partido.  

La elección será particularmente compleja para Rusia Justa (RJ), antiguo aliado del gobierno desde el centroizquierda. Después de que su líder, Serguéi Mirónov, fuera desplazado del mando del Consejo de la Federación (la Cámara alta de la Asamblea Federal), RJ perdió los recursos administrativos con los que contaba en el pasado. La deserción de altos dirigentes y de los patrocinadores financieros debilitó aún más al partido. En cierto momento, pareció que RJ se estaba desplazando hacia la oposición al Kremlin. Pero esto no sucedió, y el tono de las críticas hacia RU bajó y se desecharon los planes de incluir una cantidad de prominentes figuras opositoras en la lista electoral. Al parecer, el “asunto Prójorov” ha enseñado a todos, incluido Mirónov, una valiosa lección: enfrentarse a la administración presidencial sólo hace que las cosas empeoren. Es muy improbable que RJ pueda mantener su espacio en el parlamento. Sin embargo, sí que tienen posibilidades de obtener uno o dos escaños; uno para Mirónov y otro para su mano derecha, Nikolái Levichev.  

Un inesperado ganador de las próximas elecciones podría resultar el agonizante partido liberal  Yábloko. Tal como afirman los rumores que se escuchan en Moscú, la Administración presidencial parece no haber abandonado por completo la idea de contar con un partido liberal en la próxima Duma. Por lo que, tras haber puesto fin al proyecto de Prójorov, el Kremlin ha mirado hacia Yábloko y ha decidido que su líder, el muy respetado economista Grigori Yavlinski, sea el liberal designado para la Duma. Yábloko podría entonces coincidir con RJ y convertirse en el segundo “minipartido” parlamentario, de acuerdo con la fórmula “3+2”.  

La incógnita más grande que aún queda por dilucidar es si RU podrá obtener la mayoría constitucional. En el pasado, esto se alcanzaba mediante la ayuda de dos factores: la popularidad personal de Putin y el formidable aparato electoral del partido oficialista. Este año, hay dos nuevas cartas sobre tablero: el Frente Popular de Toda Rusia y Medvédev como candidato principal de la lista electoral de Rusia Unida. Todavía no está del todo claro como se desenvolverán en estas elecciones. El entusiasmo que rodea la creación del Frente Popular no puede compararse a la que despertaba Rusia Unida y, al menos por ahora, el nombre de Medvédev en vez de Putin en la votación tan solo confunde a los directores de campaña. 

Fortalezas y debilidades de Putin y Medvédev

Los últimos acontecimientos presentan un desafío para el propio Medvédev. Por un lado, como presidente prometió garantizar que los comicios fuesen transparentes y honestos. Por otro, su propio futuro político depende de los resultados que RU obtenga en diciembre. Aún está por ver de qué forma se conjugará este evidente conflicto de intereses entre Medvédev, presidente saliente y sin poder, y Medvédev, aspirante a líder del partido.     

Eugene Ivanov es un analista político que reside en Massachusetts. Mantiene el blog The Ivanov Report.

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