Putin y los inversores

Vladímir Putin y Dmitri Medvédev. Foto de Gettyimages/Fotobank

Vladímir Putin y Dmitri Medvédev. Foto de Gettyimages/Fotobank

Vladímir Putin y Dmitri Medvédev han acordado intercambiarse los puestos. El actual primer ministro será el candidato a presidente, mientras que el actual presidente se postula para primer ministro. Expertos y economistas discrepan en las consecuencias que conllevará en el comportamiento de los inversores extranjeros

El retorno de Putin ha desanimado a los inversores que apostaban por la realización de reformas liberales en Rusia en los próximos años. De modo que a corto plazo los valores rusos mostrarán una peor dinámica que la de otros mercados emergentes. Sin embargo, esta situación creará la oportunidad para aquellos que siempre invirtieron en Rusia como apuesta por el crecimiento de las cotizaciones petroleras compren acciones de empresas de materias primas a bajos precios.

En primer lugar, los rusos entendemos como ha sido este proceso pero muchos inversores extranjeros confiaban en que Dmitri Medvédev se presentaría a un segundo mandato. Lo asocian con la modernización, las reformas y la lucha contra la corrupción. El retorno de Putin implica que no hay que esperar grandes cambios en los próximos doce años, ya que el nuevo presidente puede conservar su puesto durante dos mandatos. A los ojos de los extranjeros retornamos a la “época del estancamiento”, lo que no estimulará las inversiones en acciones rusas. Según Citigroup, el 75% de las acciones rusas está en manos de inversores extranjeros, lo que la distingue desfavorablemente frente a otros mercados emergentes, como Brasil o Turquía, donde los inversores locales tienen un papel más importante.

En segundo lugar, se esperaba que la declaración conllevara claridad y estabilidad, pero éstas no han aparecido. La reacción de algunos integrantes de los equipos tanto de Putin como de Medviédev evidencia que muchos de ellos pueden abandonar sus puestos tras las elecciones. Alexéi Kudrin, ministro de Finanzas, declaró que se negará a seguir trabajando en el nuevo gobierno si está encabezado por Dmitri Medvédev. Por su parte, el asesor presidencial Arkadi Dvorkóvich comentó en su Twitter las novedades con la siguiente frase: “no hay motivos para alegrarse”. Tal reacción evidencia que la decisión del “tándem” de intercambiarse los puestos resultó una desagradable sorpresa incluso para sus allegados más cercanos. De tal forma, en el siguiente semestre habrá una gran cantidad de personas desmotivadas en la dirección del país, en espera del cambio de despacho tras las elecciones. Lo cierto es que no es el mejor escenario con la crisis financiera internacional como telón de fondo.

En lo que respecta al nuevo gobierno, por ahora no está claro quiénes lo conformarán ni si serán lo suficientemente profesionales y liberales como para conducir al país a través de las crisi e instalarlo en la vía de las reformas. Es improbable que obtengamos alguna respuesta a estos interrogantes a corto plazo, por lo que ante estas incertidumbres el mercado hará las peores suposiciones.

Lo única buena noticia es que estas novedades han surgido mientras los mercados financieros en todo el mundo se derrumbaban, y con ellos el precios del petróleo, es decir cuando no había margen para que las acciones rusas aumentarán su valor. La frontera más baja para nuestro mercado, si se tiene en cuenta el componente político, se ubica entre los 1.000 y 1.100 puntos del índice de la bolsa “RTS”. Cuando pase el revuelo, los inversores recordarán nuevamente que las acciones rusas son muy baratas e intentarán encontrar aquellas que den la mayor rentabilidad ante la nueva construcción política. Seguramente sean las compañías de materias primas, en especial las petroleras, ya que Vladímir Putin siempre ha manifestado su respaldo a este sector.

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