Más felices en bronce que en sueños

Joseph Brodsky. Foto de Getty Images

Joseph Brodsky. Foto de Getty Images

El pasado 31 de mayo se inauguró en el bulevar Novinski de Moscú, justo en frente de la embajada de Estados Unidos, una estatua dedicada a Joseph Brodsky. El evento se enmarcó dentro de los actos de clausura del festival “Jardín de los cerezos”.

Interfax informó que entre los asistentes al evento se encontraban Alexánder Avdeyev, ministro de Cultura y Liudmila Shevtsova, vicealcalde de Moscú, así como otros representantes del mundo institucional y de la cultura, como el poeta Evgueni Rein o el célebre escultor Zurab Tsereteli.

Un monumento esperado


“La inauguración del monumento a Brodsky estaba prevista para el 24 de mayo, día del cumpleaños del poeta, pero después se tomó la decisión de aplazarla unos días”, informó un representante del ayuntamiento de Moscú. Aunque no es este el único retraso relacionado con este monumento diseñado por Gueorgui Frangulian. El propio escultor explicó que “el monumento estaba planeado hacía ya cinco años, pero tuvo que esperar tres, labrado ya en bronce, porque siempre surgía algún obstáculo”. Estos problemas fueron de muy diversa naturaleza. El lugar donde se suponía debía erigirse el monumento estaba ocupado por un panel publicitario. Retirarlo supuso un juicio que se alargó durante dos años. Posteriormente, solucionar un problema con las tuberías situadas debajo del punto en el que se situaría la estatua provocó que su colocación se retrasase aún más.

Pero finalmente el monumento ha sido inaugurado entre los números 22 y 28 del bulevar Novinski. Tal y como señala el poeta Rein “se trata de un esperado momento de celebración para todos aquellos que aman y respetan la obra de Brodsky, así como la ciudad de Moscú”. En cualquier caso, Brodsky cuenta también con una estatua en su ciudad natal, San Petersburgo, inaugurada en 2005 en los jardines de la Universidad Estatal, además de una placa en Venecia, ciudad especialmente significativa en su obra y su biografía, concretamente en Zattere, enfrente de la Guidecca.

La recientemente inaugurada composición en Moscú está formada por un grupo de varias figuras modeladas en bronce, en cuyo centro se sitúa el poeta. El pedestal fue cincelado en el mismo granito que se utilizó para cubrir los diques de su San Petersburgo natal.

El monumento ha sido diseñado por Gueorgui Frangulian, escultor moscovita de origen armenio que cuenta entre sus más célebres obras la escultura del poeta y cantautor Bulat Okudzhava en la calle Arbat o el monumento situado en la tumba de Borís Yeltsin en el cementerio moscovita de Novodévichi. El propio escultor declaró que no conoció personalmente a Joseph Alexándrovich aunque explicó que, además de su poesía, había estudiado detenidamente las imágenes documentales sobre su vida, en las que “se retrata al poeta de una manera muy digna”. De hecho, el artista explicó que “la idea para la composición surgió de una fotografía mal impresa de los años 60 conservada en el archivo familiar”. Tras la inauguración del monumento, Rein, que fue amigo de Brodsky desde 1956 hasta su muerte, expresó que “el escultor había captado perfectamente el carácter y la plástica de Joseph”.

La imagen muestra al poeta en su madurez; mientras su mirada escruta el cielo, su postura relajada, casi torpe, con las manos ocultas en los bolsillos, lo liga íntimamente a la tierra. Así también en sus versos, las estrellas, o, más bien, las miradas que se dirigen a las estrellas, son el contrapunto poderoso de la realidad:

... Allá arriba la luna

parece una pelota en una pista de tenis desierta.

El sueño de la reina de ajedrez: un parquet desierto, libre.

Pero no se puede vivir sin muebles.

... луна вверху

как проравший мяч безлюдным кортом. Голый паркет - как мечта ферзя.

Без мебели жить нельзя.

Su poesía, con matices profundamente espirituales, en constante tensión entre transcendencia e inmanencia y con una gran carga moral (define la poesía como una “forma de desobediencia lingüística”), es quizá la parte más conocida de la obra de Joseph Brodsky, que fue también ensayista, dramaturgo y traductor. Galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1987, Brodsky constituye una de las figuras más internacionales de la literatura rusa del siglo XX, donde siempre sintió que tenía sus raíces: “Pertenezco al lenguaje ruso”, escribió desde el exilio al entonces secretario general Leonid Brezhnev.

El monumento dedicado a Joseph Brodsky en Moscú.

Foto de Ria Novosti

Los primeros años


Brodsky nació en San Petersburgo en 1940. Su padre, de origen judío, sirve en la Marina y es fotógrafo vocacional. Sus primeros años y la relación con su familia son descritas en “Una habitación y media” (ensayo incluido en el volumen “Menos que uno”, publicado por Siruela en 2006), título que hace referencia al pequeño apartamento donde vivió (no sin muebles, pero sí sin espacio) con sus padres. A los catorce años, Brodsky trató de ingresar en la Marina, donde es rechazado debido a su origen judío. Dejó de estudiar un año más tarde; a los dieciséis, mientras trabajaba en una fábrica, se inscribe en la biblioteca pública por sugerencia de su madre. Así, empieza su formación autodidacta. A los 24 años es condenado por parasitismo social y deportado un campo de trabajos forzados en Arkhangelesk, una aldea del norte del país. En 1965 publica en Nueva York su primer libro, Stikhotvoreniia i poemy (“Versos y poemas”); este mismo año se indulta al poeta, que vuelve a San Petersburgo.

Exilio en los Estados Unidos

En 1972, dos años después de la publicación, también en Nueva York, de su segundo libro, “Parada en el desierto”, es prácticamente obligado a emigrar. Tras breves estancias en Viena y Londres, Joseph Brodsky llega a los Estados Unidos. En la “Canción de cuna de Cape Cod” (recogida en “Parte de la oración”, 1977), habla de su exilio y del país al que ha llegado:

Como el Sha omnipotente, que puede engañar

a sus innumerables esposas sólo con otro harén,

he cambiado de imperio


Как бессчетным женам гарема всесильный

изменить может только с другим гаремом

я сменил империю

En los Estados Unidos fue docente en diversas universidades, como la University of Michigan, el Queens College, el Smith College, Columbia University, además de la Cambridge University en el Reino Unido. En 1978 fue nombrado Doctor Honoris Causa en Yale University y al año siguiente, 1979, fue elegido miembro de la American Academy and Institute of Arts and Letters. Sin embargo, a pesar del reconocimiento internacional y de su fructífero contacto con la lengua inglesa, nunca olvidó su condición de exiliado ni dejó de mirar con nostalgia la cultura y, sobre todo, la lengua rusa, ya que en el exilio “no eres nada sino un grano de arena en el desierto”, una lección de humildad y de humanidad al mismo tiempo.

Joseph Brodsky falleció en Nueva York en 1996 y fue enterrado a petición propia en el cementerio de San Michele, en Venezia, ciudad en la que pasó muchos inviernos y que retrató magníficamente en “Marca de agua”: “Al rozar el agua, esta ciudad mejora la imagen del tiempo, embellece el futuro. Ése es el papel de esta ciudad en el universo. (…) Porque nosotros partimos y la belleza permanece”.


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