250 millones para evitar la extinción de la especie

Vladímir Putin y Leonardo Di Caprio en la Cumbre del tigre. Foto de AFP/Eastnews

Vladímir Putin y Leonardo Di Caprio en la Cumbre del tigre. Foto de AFP/Eastnews

A finales del mes de noviembre se celebró la Cumbre Global del Tigre en la ciudad de San Petersburgo. En el encuentro participaron los líderes de los 13 países (Bangladesh, Bután, China, India, Indonesia, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar, Nepal, Tailandia, Vietnam y Rusia) en los que todavía sobrevive este animal en peligro de extinción, además de 500 conservacionistas. El objetivo: aprobar un plan para salvar a este majestuoso depredador, acosado por los cazadores furtivos y la progresiva desaparición de su hábitat natural.

Fue el propio primer ministro ruso, Vladímir Putin, el que hizo de anfitrión. Putin declaró que “la civilización sólo puede desarrollarse sólidamente sobre los principios de una relación responsable y respetuosa con la naturaleza”. A la cumbre acudieron también el primer ministro chino, Wen Jiabao, y el actor estadounidense Leonardo Di Caprio, que donó un millón de dólares (unos 760.000 euros) para la salvación del felino.

Los organizadores se comprometieros a destinar 250 millones de euros en los próximos cinco años para proteger y salvar a los tigres, una cifra impresionante si se tiene en cuenta que la mayoría de los participantes son países pobres -como Laos o Bangladesh- o en vías de desarrollo, en los que estas inversiones no otorgan claros dividendos políticos. Es posible, incluso, que los ciudadanos, ocupados en sobrevivir, no entiendan que se invierta su dinero en salvar a los tigres.

Pero la situación es crítica: hace cien años, había 100.000 tigres en todo el mundo; ahora sólo quedan 3.200. Desde 1998, la población mundial se ha reducido un tercio. Tres subespecies (bali, javán y caspio) se han extinguido en un intervalo de 40 años, entre 1940 y 1980. Según los expertos de la organización ecologista WWF, si no se toman las medidas necesarias, los tigres se extinguirán totalmente en 2020. Parece que nadie, ni siquiera los funcionarios más recalcitrantes, quiere ser el responsable de la desaparición de los tigres de la faz de la Tierra.

Un famoso dicho hindú reza: “Sólo cuando haya talado el último árbol, envenenado el último río, pescado el último pez, entenderá que no se puede comer el dinero”. Pero parece que esto no es del todo cierto, sino que las reacciones políticas tienden a llegar justo antes de que desaparezcan el último árbol, el último río y el último pez. O, en este caso, antes de que desaparezcan los 3.200 tigres que quedan.

La gran pregunta es si no será ya demasiado tarde para salvar a esta especie. Los participantes en la cumbre de San Petersburgo creen que el plan acordado es un instrumento adecuado para actuar contra los cazadores furtivos y reducir la demanda de animales muertos. Los organizadores del foro se han comprometido a conseguir duplicar el número de tigres a nivel mundial para el año 2020.
En el tiempo de la naturaleza, es un periodo de tiempo muy corto. Veremos, cuando se acerque el plazo, si hay o no motivos para el optimismo.



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