San Petersburgo: el espíritu más joven de Rusia

Fuente: PhotoXPress

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Cuando conocí que mi amiga Nastia había dejado su Astrajan natal y los estudios de ingeniería agrícola para intentarlo en el mundo del teatro, le pregunte dónde lo haría. “¿Dónde lo iba a intentar sino en San Petersburgo? Aquí seguro que puedo entrar en alguna academia”, dijo. Dos años después me encontré a Nastia. Por supuesto, fue en San Petersburgo. Nos encontramos en el club Mod y la vi por última vez, no muy lejos, en la terraza Dunye; por entonces había desarrollado sus capacidades de supervivencia más que sus actuaciones de teatro, pero seguía feliz en San Petersburgo. Nos encontramos en el club Mod y la vi por última vez, no muy lejos, en la terraza Dunye; por entonces había desarrollado sus capacidades de supervivencia más que sus actuaciones de teatro, pero seguía feliz en San Petersburgo.

Lama aparecía y desaparecía. Se ganaba la vida haciendo como que hacía música. Llego de Rostov del Don, y sólo sé de él que le encantaba San Petersburgo, sobre todo por la noche, cuando se movía libremente con su bicicleta sin sillín o con su monopatín. Natasha llegó desde Ufa y tenía un montón de amigos de Ufa en Píter. Tiene un coqueto apartamento en Starinevsky y trabaja de camarera mientras termina sus estudios.

Dima nunca iba al teatro a pesar de que vivía en la Rubinsteina, vino a ganar dinero y presumía de que la mejor mantequilla del mundo se hacía en su ciudad natal: Vologda. ¿Pero por qué no fuiste a Moscú si querías ganar dinero? “Aquí la vida es más fácil, ganas menos pero vives mejor y es más tranquilo y barato”.
Todos ellos acabaron en San Petersburgo y no por casualidad. Igual que Masha, de Pskov, quien cada año comparte su pequeña habitación y su gato con decenas de visitantes europeos a través del Hospitality Club.

En mi primera visita a San Petersburgo me alojé en el ya desaparecido Hotel California. Años más tarde viviría en esa misma calle: la Marata. La ciudad engancha desde el principio, con su luz, su noche y su olor a chocolate. En esta ciudad todo funciona a cualquier hora y en verano la gente queda extasiada contemplando el tránsito del río Neva.

San Petersburgo fue la primera ciudad en adaptar la cultura de bar, ya a finales de los ochenta. Primero fueron los locales underground, las salas de conciertos, los clubes de jazz y los locales de rock; luego las discos rave y los garitos de pachanga, en los noventa, y los clubes de música electrónica en los últimos años.

A diferencia de Moscú, los locales son menos pretenciosos, más baratos y con una atmósfera más distendida. Lo que no significa que Moscú no sea divertida.
Los primeros clubes de San Petersburgo (a excepción del Money Honey) abrieron en los refugios antiaéreos (búnkeres) de la época soviética. Así, los promotores del Griboyedov, City Pionner Tunnel o Front eligieron estos emplazamientos por su aislamiento acústico, por el sistema de ventilación existente y por la sensación de seguridad que transmitían.

Con los años cambiaron los nombres, invitaron a DJ’s internacionales, subieron los precios y ampliaron el negocio, pero nunca cerraron. Como el Griboyedov, que no sólo se ha convertido en el gran referente de Píter sino que reúne a gente de diversas edades.

Hoy son cientos los clubes de San Petersburgo, lejos de aquella época en la que había que conocer bien la ciudad para dar con un garito decente. Además, todas las semanas aparecen exposiciones curiosas en alguno de los 300 museos de esta ciudad que es, en sí, un museo al aire libre. Un buen ejemplo es el centro Etagi, situado en la Ligovsky Prospekt 74, o el Pushkinskaya10, que acoge a 24 organizaciones independientes: desde bares como el Fish Fabrique o el GEZ21, a editoriales como Petropol, DEAN o Svyatoslav, además de tiendas de discos (BAZA) o galerías, como el Museo del No Conformismo, el Museo de Arte Contemporáneo o la Galería 703, Navílcula o PHOTOimage.

La historia de Pushkinskaya10 comenzó en 1989, cuando un grupo de artistas independientes y músicos decidieron ocupar un edificio situado entre la calle Pushkinskaya y la avenida Ligovsky, en pleno centro de San Petersburgo. En el Pushkinskaya10 aún es posible encontrar a alguno de los pioneros contando batallitas, y a pesar de que han perdido fuerza, el GEZ21 y el Fish fabrique son una delicia.

El recorrido por el Piter joven termina (o empieza) por el cine. Salas como el Kino Rodina o el Dom Kino ofrecen un cartel excepcional con películas en versión original. Y cineclubs pequeños, como el Bratya Lumiere, que organiza proyecciones y debates cada semana con los más bizarros de la ciudad.

PS. Para los amantes del teatro independiente destaca el Vladimira Malyshichkogo, un teatro amateur situado en la calle Ul. Bosstanya 41, y el vanguardista Teatro Europa, en la Ulitsa Rubinsteina.

¿Dónde comer?

Por cinco euros es posible comer platos vegetarianos de calidad: Troitsky most ya tiene 5 restaurantes alrededor del centro de San Petersburgo. La matriz se encuentra en Malaya Posadskaya 2, al lado de la fortaleza de Pedro y Pablo, pero existen otros Troitsky Most en la 6ª linea de la isla Vasilievsky, en la Kronversky Prospekt 35, Kamennostrovsky Prospekt 9/2 y en Zagorodny Prospekt 38, que es a donde suelo ir yo a comer sopas rusas, lasaña, soja o zumos naturales, pues está cerca de mi casa. A partir de la 9 de la noche hacen un 20% de descuento.

Un poco más caro, pero más moderno y con cierta originalidad, es el Testo, un restaurante italiano de la calle Grivtsova 5/29, cerca del metro Sennaya ploshad. Aun un poquito más caro es el Idiot (Moyki Naberezhnaya 82) pero es un sitio elegante y eso se paga. La mayor parte de la carta es de comida vegetariana. Y para cocina rusa barata está el Stolle, especializado en empanadas o pirogi.

Y la recomendación personal es el Don Pepe, el restaurante más castizo de Rusia. El cocinero jefe y propietario es todo un personaje que emigró a Suiza con 20 años y con 55 se lo jugó todo al dos de corazones. Además de simpático es un buen cocinero (pídanle el pastel frio/caliente y díganle que van de mi parte). Cada domingo, la colonia española se juntaba en el Don Pepe para disfrutar de la comida y jugar un mus.

Y, para la merienda, Pyshkis. En la calle Bolshaya Koniushennaya, 25, encontraremos los dulces típicos de la ciudad a 10 rublos (yo recuerdo comprarlos a 5 rublos no hace mucho tiempo), y en el ambiente más soviético y popular. En este café parece que el tiempo se detuvo, porque la decoración, la clientela y la gente que trabaja allí es la misma desde hace 45 años. Pero si el camarada prefiere un café más contemporáneo y juvenil, lo mejor es pasear por los canales hasta el café Zoom (Gorojobaya Ulitsa, 22).

Terminamos con blinchikis. Lo más fácil es recurrir al Teremok; hay cientos por toda la ciudad, no son caros y tienen mucha variedad. En caso de que prefieran un lugar más familiar para los blinchikis, y a falta de babushka, apunto esta otra dirección: 4ª Sovetskaya Ulitsa, 2.

¿Dónde salir? –además de los ya citados-.

Fidel, Ul. Dumskaya 9 . Ambiente latino.
Zhopa (culo), Ul. Bakunina, 6. Rock juvenil.
Central Station. Lomonosova, 1. El principal local de ambiente gay.
Orlandina. Ul. Karpovka, 7. Conciertos.
Liverpool. Ul. Mayakovskaya, 16. Actuaciones en directo de jazz y rock & roll.
Tsokol. Ul. 3-a Sovetskaya, 2/3. Música electrónica y hip-hop.
Viva nights! Ul. Yuzhnaya doroga, 6, Korpus 1. Krestovsky Ostrov. El nuevo club de moda.
Five O'clock. Ul. Karabannaya, 11/64 . El café más elegante.

¿Dónde dormir? (paginas web en inglés o español)

Swiss Star Bed & Breakfast
Con gran atención en los detalles y buen servicio.

Griboyedova Bed & Breakfast – Ul. Canal Grieboedov, 29.
Regentado por un suizo que estudió filología rusa, es agradable y está bien situado. Conviene reservar.

Sovetskaya 21 Bed & Breakfast - Ul. Sovetskaya 21.
Regentado por una pareja rusoalemana. Buen trato y habitaciones amplias.

Casa Leto Bed & Breakfast. Ul. Bolshaya Morskaya, 34.
Clásico, de estilo italiano. Situado en la parte noble de la ciudad.

Randhouse Bed & Breakfast.
Cadena que cuenta con hoteles en Morskaya, Sennaya y Admiralteyskaya. Buena relación calidad/ precio.

Bratya Karamazov. Ul. Socialisticheskaya, b, 11-A
Hotel con un toque particular, dostoyevskyano.

Hotel Astoria. Ul. Bolshaya Morskaya, 39.
El histórico del lujo, con los mejores desayunos de San Petersburgo y el mayor prestigio.

Hotel Anglaterre. Ul. Bolshaya Morskaya 24.
El más chic. Destaca su piscina climatizada con vistas a las cúpulas de la ciudad.

¿Dónde informarse?

Afisha (en ruso)
Time out (en ruso)

Una película que ver:
Assa (1987). Descarada y divertida, cuenta con todos los elementos (y protagonistas: Grebenshikov y Tsoi) que propiciaron la nueva cultura de Píter.



¿Cómo conseguir invitación para el visado?

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