Tras el invierno gélido, un verano infernal

Los moscovitas se salvan del calormetiéndose en las fuentes de la ciudad.

Los moscovitas se salvan del calormetiéndose en las fuentes de la ciudad.

Un calor insoportable se apoderó del país. Sube el termómetro y crecen los incendios forestales, las consultas médicas y la cantidad de bañistas.

En Moscú y sus alrededores la temperatura se mantiene cerca de los 32 grados y se espera un aumento de cinco o siete grados más.

Hace tres semanas que la capital rusa se parece a un gigantesco horno. Los médicos recomiendan a los moscovitas vestirse con ropa liviana, beber más agua y cubrirse la cabeza para protegerse del golpe de calor.

El médico sanitarista jefe de la Federación Rusa, Guennadi Oníschenko, propuso incluso adoptar la siesta, pidiendo que se dé a los empleados la posibilidad de descansar más tiempo durante el almuerzo.

Mientras tanto, los ciudadanos combaten el calor quedándose voluntariamente en las oficinas hasta tarde para gozar del aire acondicionado. Muchos compran acondicionadores para la casa. Los más osados se van a pegar un chapuzón.

El principal “hit” en este verano moscovita es sumergirse en las fuentes urbanas. Considerado habitualmente como una violación del orden público pasible de multa, con este calor, la ley es impotente. Y si al principio eran sólo los chiquilines los que se zambullían a los gritos, ahora se suman los adultos. Un joven, vestido con un traje severo, se acerca a las fuentes de la Plaza de Pushkin, en el corazón mismo de Moscú. “¿Puedo darme un chapuzón en la fuente?”, les pregunta con una sonrisa a los vigilantes. “Adelante, metete, pero tené en cuenta que ahí se bañaron antes los cirujas”, se ríen los agentes.

Pero el empleado no les teme a los cirujas, ni a los niños ni al mismo diablo: tira los zapatos y, enfundado todavía en su traje, se lanza a la fuente y resopla de satisfacción: “¡está buena el agua!”.

En Rusia existe una creencia: si el invierno es frío, entonces el verano será caliente. El pasado invierno, realmente, fue muy frío. Pero este verano anormalmente cálido no anticipa un invierno gélido. “Puedo decir con precisión que no existe ningún vínculo entre un verano caliente y un invierno frío”, afirmó el director del Centro Hidrometeorológico.

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