Sobre la cumbre Rusia-UE en Rostov: "Dentro de la Unión Europea hay ciertos países que no están políticamente preparados para la supresión de visados."
En la reciente cumbre Rusia-UE en Rostov se hizo hincapié en el carácter estratégico de las relaciones entre Moscú y Bruselas. Pero en el momento de dar pasos concretos como suprimir visados o, elaborar el convenio básico sobre “Cooperación para la Modernización,” surgen inconvenientes. ¿Por qué no progresamos?
Yo no dramatizaría esta cuestión. Progresamos tanto en los aspectos mencionados como en muchos otros. En cuanto al nuevo convenio básico, el texto de la mayoría de los artículos ya está acordado. Creo que la parte más problemática es la económica debido, ante todo, a la incorporación de Rusia a la OMC.
Nuestros socios europeos no quieren establecer en el convenio las bases del régimen comercial sin tener claro cómo y cuándo Rusia llegará a ser miembro de la OMC. La situación se dilucidará en el curso de unos meses, ya que nuestros socios manifiestan interés por acelerar este proceso, incluidos los estadounidenses que están negociando nuestra integración en la OMC. Sí, ya la administración de George Bush nos aseguraba que "en el año en curso" se resolvería todo pero nada sucedió. Esperamos, con razón, que con Barack Obama todo sea diferente. Así que el convenio básico depende de una cuestión económica. En mi opinión, todo estará resuelto en breve.
¿Será posible que la elaboración del convenio finalice antes de la próxima cumbre Rusia-UE (prevista para el otoño)?
No asumiré ningún tipo de “compromisos socialistas.” En los últimos seis años muchos de nuestros representantes declararon en varias ocasiones que quedaba muy poco para que Rusia entrara en la OMC, pero el resultado fue negativo en todas las ocasiones. Yo prefiero guiarme por los resultados y no por unos plazos impuestos.
La supresión de visados es, sin duda alguna, un problema de la Unión Europea, de su capacidad de llegar a acuerdos. Y no se trata de ofender a nuestros socios. Nos preguntaron cómo regulamos el régimen de estadía de los extranjeros y qué medidas aplicaremos para prevenir que los criminales se aprovechen de la supresión de visados. Dimos respuestas exhaustivas a todas las preguntas. Es más, en la cumbre de Rostov entregamos a la UE un proyecto de convenio basado en la supresión de visados que contiene los compromisos mutuos entre la UE y Rusia. Ahora esperamos su respuesta. En mi opinión, hemos estimulado la transición a la siguiente fase de nuestro diálogo. Los aspectos técnicos ya están claros, y los peritos europeos lo admiten. Falta la decisión política.
Las autoridades rusas declaran su predisposición para suprimir los visados con la UE en cualquier momento. Entonces, ¿no sería más apropiado hacerlo de manera unilateral, estimulando aún más a los europeos?
Preferimos guiarnos en las relaciones internacionales por el principio de reciprocidad. Forma parte de los convenios básicos que regulan las relaciones entre los estados. Conozco algunos casos en los que hay países que introducen de manera unilateral regímenes especiales para visitas o algún otro caso determinado, pero me parece que, en esta oportunidad, sería justo esperar reciprocidad. Además, hoy en día tienen regímenes sin visado con la UE más de treinta países, incluidos algunos con un nivel de delincuencia más alto que Rusia. Así que no sería pesimista al respecto, pero tampoco demasiado optimista. Dentro de la UE hay ciertos países que no están políticamente preparados para la supresión de visados por razones puramente históricas.
¿Tendrán miedo?
No lo sé. Según me informan, algunos de estos países alegan: podríamos hacerlo, pero no gratis. Vamos a exigirle a Rusia algo en cambio. No comparto esta aproximación y la veo incorrecta. Si suprimimos los visados ganamos tanto nosotros como los ciudadanos de la UE, que también quieren viajar a Rusia con más comodidad.
En cuanto a los asuntos concretos, quiero mencionar también un paso muy importante: la entrega a nuestros socios de la UE de otro convenio, el Convenio de Cooperación para Regulación de la Crisis. Llevamos más de dos años negociando este convenio. En su día firmamos con Javier Solana un memorándum, a partir del cual Rusia se adhirió a la operación de la UE en Chad y la República Centroafricana. Tuvimos en cuenta toda la argumentación y entregamos un proyecto de convenio que, esperamos, dé un impulso a este proceso.
Además, justo después de la cumbre de Rostov fue celebrada la cumbre Ruso-Alemana. En aquella cumbre Dmitri Medvédev y Ángela Merkel hicieron una declaración muy importante, proponiendo la creación de un Comité de Política Exterior y Seguridad UE-Rusia que decidiría, entre otras cosas, las actividades conjuntas a desarrollar en el ámbito de la gestión de las crisis. La señora Merkel prometió hacer llegar dicha iniciativa a Bruselas y apoyarla para que fuera aprobada por la Unión Europea.
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Sobre las relaciones con la OTAN: "¿Si puede la OTAN, por qué no podemos nosotros?"
¿Si un comité así hubiera existido antes del conflicto con Georgia en agosto de 2008, habríamos podido evitar lo sucedido?
No puedo fantasear sobre qué hubiera podido influir en el estado psíquico u otro estado del presidente Mijaíl Saakashvili cuando dio su orden. Está claro, que un comité así habría sido muy útil. Pero hay que tener en cuenta que en aquel entonces ya existía y funcionaba el Consejo Rusia-OTAN con unos mecanismos ramificados, cuya tarea primordial consiste precisamente en la gestión urgente de situaciones de crisis. Pero cuando, en plena ofensiva de Saakashvili, solicitamos convocar una reunión extraordinaria del Consejo, nuestros socios se pusieron en contra. Sabemos a ciencia cierta que la reunión fue bloqueada sobre todo por los estadounidenses, por la administración de Bush. Asimismo, tenemos la OSCE que dispone de un Centro de Prevención de Conflictos y de un Consejo Permanente. Este órgano habría tenido que recibir los informes sobre la preparación de acciones bélicas que los observadores de la OSCE remitieron antes de la ofensiva. Pero por alguna razón, aquellos informes nunca llegaron al órgano intergubernamental encargado, el Consejo Permanente.
Así que, por una parte un comité así habría sido útil, pero por otra, existían mecanismos en la OTAN y la OSCE que no funcionaron.
La idea de crear un Comité Anticrisis con la UE parece ser un intento de buscar un nuevo formato para la cooperación. ¿Qué modelo de relaciones con Bruselas busca Moscú? La integración de Rusia en la UE es tachada de quimérica. Moscú considera humillante la participación en iniciativas como la "Asociación Oriental." ¿A qué se aspira exactamente?
A una cooperación equitativa. Es el mismo problema que tenemos con la OTAN. A propósito, hoy en día la estructura formal de las relaciones del Consejo Rusia-OTAN avanza mucho más que la de las relaciones Rusia-UE. El Consejo fue creado sobre la base de acuerdos aprobados en niveles superiores que suponen que todos los países, incluidos los miembros de la OTAN, se reúnen en el marco de este órgano como una unidad nacional con los mismos derechos. Aunque en la práctica no funciona así.
Nuestros colegas de la OTAN primero llegan a un acuerdo y luego lo exponen con ciertas variaciones, pero en la misma línea. Intentamos cambiarlo. Es muy importante que superen esta barrera puramente psicológica. En las relaciones con la UE ni siquiera tenemos una estructura similar de esta índole. Falta el mecanismo que, por lo menos en papel, establezca el principio de “un país - un voto.” Pero sí, hay una red de diálogos muy ramificada. Llevamos muchos años proponiendo a la UE crear algo parecido al Consejo Rusia-OTAN, pero no para intercambiar simplemente valoraciones y elaborar recomendaciones, sino para adoptar decisiones. La iniciativa, lanzada en Meseberg, va en esta dirección. El comité, según los inspiradores, será habilitado para tomar decisiones prácticas en el campo de la gestión de crisis, es decir, de misiones de paz. No sé cómo se plasmará la idea. Esperaremos la reacción de los miembros de la UE. Además, hay que decidir sobre cómo organizar el funcionamiento del comité y qué competencias concederle. Pero, en cualquier caso, es un paso en una dirección que nos parece la correcta.
Ud. ha dicho que sus colegas de la OTAN tienen que superar una barrera psicológica. ¿ Moscú ha superado ya esta barrera? Según la nueva doctrina militar de Rusia, la OTAN es el mayor peligro externo. ¿De verdad el Kremlin cree que los funcionarios de la OTAN abrigan planes bélicos?
No juzgue nuestra doctrina militar en función de las valoraciones de la OTAN. Discutimos este asunto muchas veces con el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, y con los demás miembros de la Organización. Con el secretario general lo discutimos a principios de este año en Munich en el marco de la Conferencia Anual de Seguridad. Preguntó: ”¿Por qué su doctrina militar considera a la OTAN como una de las amenazas para la seguridad de Rusia?” Le demostré, doctrina en mano, que dice algo completamente distinto.
En primer lugar, no se trata de una amenaza, como dijo, sino de un peligro. En segundo lugar, no se califica a la OTAN como un peligro en sí misma, sino a muchas cosas diferentes. La doctrina dice que, entre otros peligros, Rusia ve que la OTAN puede extender su potencial militar sobre cualquier región del mundo, violando el derecho internacional. Es una formulación muy exacta que refleja las discusiones existentes dentro de la OTAN sobre las modalidades de aplicación del 5º artículo del Acuerdo de Washington referido al derecho a la defensa colectiva.
Además, como dijo el mismo Rasmussen, la defensa del territorio de la Organización empieza muy lejos de sus fronteras. Más, enumerando a sus socios en el campo de la cooperación para la seguridad, la OTAN menciona a la ONU como un órgano consultivo. Pero cuando se trata de la aplicación de la fuerza no se interactúa de esa forma. Según los estatutos de la ONU, se puede aplicar la fuerza sólo en dos casos: si estás siendo atacado, es decir, ejecutando tu derecho a defenderte, o cuando la aplicación de la fuerza fue sancionada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero los documentos de la OTAN no los toman en consideración, lo que tiene un efecto desestabilizador en la situación internacional y va en contra de nuestros intereses. Existe la tentación de preguntarse: ¿Si puede la OTAN, por qué no podemos nosotros?
De esta forma, se menciona la OTAN en la lista de peligros para Rusia debido a que, con la ampliación de la Organización, su infraestructura militar se acerca a nuestras fronteras.
Así que no podemos decir que la OTAN como estructura político-militar represente una amenaza para Rusia. Entendemos que la OTAN es una realidad que estará presente. Por eso, la propuesta del nuevo convenio de seguridad europea que estamos promoviendo y que parte de la iniciativa del presidente Dmitri Medvédev, no supone la disolución de la OTAN, pero necesitamos saber en qué dirección evoluciona esta organización. Se tratará de una mala evolución si lo hace según lo que acabo de comentar. Es un menosprecio al derecho internacional que, estoy seguro, provocará una reacción en cadena muy peligrosa.
¿Y por qué, en su opinión, pasa esto? Daría la impresión de que en los últimos años las relaciones entre Rusia y el mundo occidental han mejorado. Y sin embargo, todo lo que ha dicho Vd. son señales de desconfianza.
No estoy dramatizando. Intentamos cambiar y creo que lo hacemos. También veo una intención de cambiar de punto de vista por la parte de OTAN. Anders Fogh Rasmussen lo pretende, aunque no siempre está apoyado por los miembros de la OTAN. Al menos, estas preguntas que usted me formula las discutimos abiertamente con la OTAN.
Expusimos nuestras preocupaciones de manera muy clara. Entre otras cosas, nos parece incorrecto que los miembros de la OTAN se muestren dispuestos a dar garantías jurídicas de seguridad a todos los países de la Organización sin dar estas mismas garantías fuera de la OTAN. No tiene ningún sentido: en la década del 90 del siglo pasado, los dirigentes de todos los países de la OSCE declararon que nadie podría garantizar su seguridad a costa de la seguridad de otros. De ser así, hay que plasmar estas declaraciones en documentos legales vinculantes, que regulen desde el punto de vista del derecho el espacio de seguridad para todos los países de la región Euroatlántica.
¿Qué les responden?
Que no hay ninguna necesidad de generar nuevos documentos. Que no hace falta crear nada nuevo. Pero tampoco lo proponemos. No atentamos contra los estautos de la OTAN, de la OSCE, de la OTSC, ni de la CEI. Proponemos cumplir con lo que dijeron los presidentes y los primeros ministros, elaborando un documento legal y vinculante. La respuesta que esperamos mostrará si nuestros socios hablaron francamente en los años 90, o fueron sólo promesas para que la Rusia de aquel entonces se sintiera más respetada.
¿Y si sorprendemos a los socios dando un paso radical al entrar en la OTAN y jugamos según sus reglas ya dentro de esta Organización?
En primer lugar, a pesar de las declaraciones que de vez en cuando oímos de Occidente, nadie nos ofrece entrar en la OTAN.
¿Y si nos lo ofrecieran?
No lo harán. No me lo imagino. Tendríamos que aprobar un plan de actividades para los miembros, rendirle cuentas a la OTAN, ir allá, hacer cola. Este escenario es muy atractivo como tema para de discusión, pero improbable. Tampoco es oportuno desde un punto de vista razonable y en relación con los objetivos prácticos que todos tenemos. Nuestras relaciones con la OTAN son muy diversas. Si seguimos los principios constitutivos del Consejo Rusia-OTAN, podremos cumplir con los principales objetivos.
Si echamos un vistazo al programa de trabajo del Consejo Rusia-OTAN, veremos un sinfín de actividades que pasan desapercibidas, ya que no tienen interés para los medios de comunicación y son más bien técnicas. Pero tienen que ver con la cooperación militar y la lucha antiterrorista. Después de los atentados en el “Metró” de Moscú, atrajimos la atención de nuestros dirigentes y de nuestros socios para los que la OTAN lleva unos dos años desarrollando un proyecto conjunto en base a unos inventos científicos en San Petersburgo, que permitirá crear un dispositivo para detectar cantidades ínfimas de explosivos plásticos: doscientos gramos. No se trata de un arco detector de metales, sino de un dispositivo discreto. Esperamos realizar las pruebas de campo de este invento en un par de años.
Otro aspecto es el sistema de defensa antimisil. Antes de que la administración de Bush planteara su sistema global de defensa antimisil, lo que provocó en nosotros una profunda preocupación, estábamos realizando junto con la OTAN un proyecto de diseño de defensa antimisil operativo destinado, en primer lugar, a las misiones de paz. El sistema fue prácticamente completado pero su realización quedó suspendida debido a la discusión sobre la posibilidad de instalar la tercera zona de posicionamiento de defensa antimisil de EE.UU. en Europa.
La administración de Obama desistió de aquellos planes, ofreciendo una alternativa que se está desarrollando hoy en día y que seguimos analizando. La evolución de dicha alternativa supone que para el periodo 2018-2020, este sistema táctico podrá llegar a tener las características de un sistema estratégico. Para nosotros es muy importante entender si eso influirá en la estabilidad de nuestras relaciones con EE.UU. en el campo de las armas ofensivas estratégicas. Fue trascendental que el año pasado Barack Obama y Dmitri Medvédev hicieran una declaración conjunta relacionada con su cooperación para el análisis de las amenazas misilísticas. Las consultas pertinentes ya han tenido lugar y seguirán en el futuro. Pero nos preocupa que, paralelamente al análisis del origen de las amenazas, se lleve a cabo el programa para desarrollar la primera etapa del nuevo sistema de defensa antimisil con la participación de Bulgaria y Rumania, sin que se tengan en cuenta los resultados del análisis.
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Sobre las relaciones con los EE.UU.: "La administración de los EE.UU. se “reinició”"
Ha pasado un año. Tiempo más que suficiente para ver los resultados de dicho análisis.
Los contactos bilaterales de los EE.UU. con ciertos países, basados en el análisis realizado por Washington, impiden la finalización de dicho trabajo. Por la misma razón quedó suspendida la discusión acerca de cómo tenía que ser la defensa antimisil de la OTAN. Pero si, como resultado de estos contactos, los estadounidenses elaboran su propio criterio y éste es aprobado por la OTAN, nos dirán que tenemos que adherirnos a esta idea, que será algo diferente de lo que acordaron Medvédev y Obama. Queremos que nuestro potencial intelectual y nuestra experiencia se tengan en cuenta. Tenemos mucho que decir.
¿Así que las perspectivas de una defensa antimisil Europea común son vagas?
Todavía no hemos llegado a un acuerdo y, como primer paso en esta dirección, intentamos aclarar cómo se pueden conciliar aquellos a los que llegaron ambos presidentes sobre el análisis conjunto con las acciones unilaterales ya emprendidas por EE.UU.
Pronto habrá una posibilidad de aclararlo. Este mes el presidente Medvédev visitará EE.UU.
Claro. Será uno de los temas de la visita. Tenemos grandes esperanzas en esta cumbre. Las relaciones entre los presidentes imprimen más ritmo al trabajo de todos los demás participantes en las relaciones ruso-estadounidenses. Hillary Clinton y yo informaremos en la cumbre sobre los resultados del trabajo de la comisión presidencial, que incluye ya 17 grupos de trabajo. Pero el objetivo principal es ampliar considerablemente el componente económico de nuestra cooperación, en primer lugar en el campo de la innovación. Por esa razón, precisamente, la estadía en EE.UU. empezará con una visita informal a California, donde el presidente ruso tiene previsto ver las empresas de Silicon Valley y hablar con los responsables del desarrollo de las nuevas tecnologías.
La firma del Tratado START con EE.UU. fue un paso simbólico, el primero después del restablecimiento de las relaciones. ¿Cuál será la segunda etapa? ¿Qué más une a Rusia y a Washington, aparte de los esfuerzos comunes de no proliferación de armas nucleares? ¿Podemos esperar una colaboración en relación a la enmienda Jackson-Vanik y al ingreso de Rusia en la OMC?
El concepto del restablecimiento de las relaciones fue propuesto por la parte estadounidense. Lo vemos como una intención de la administración de Obama de acabar con las políticas llevadas a cabo por sus antecesores. Es en ese sentido en el que vemos que la administración se “reinició.” Ahora el ambiente es distinto y, a diferencia de tiempos anteriores, las buenas relaciones entre los dos líderes se plasman en la práctica. En la etapa de Bush también tuvimos buenas relaciones personales, pero no influían de ninguna manera en los demás niveles administrativos. En cuanto a la OMC, ya he dicho que, en nuestra opinión, la administración estadounidense está dispuesta a resolver todos los problemas que le incumban para que Rusia entre en la OMC. Nosotros haremos nuestra parte del camino. La enmienda Jackson-Vanik también es un problema para Washington. Ya hemos dejado de pedir su cancelación porque todos los presidentes prometen cancelarla.
¿Pero qué ocurre?
El sistema político de EE.UU. tiene sus peculiaridades. Cualquier congresista o senador que necesite más votos en un condado que sea productor de carne de pollo, puede relacionar la supresión de la enmienda con las compras rusas de dicha carne. Es por poner un ejemplo. Se pueden poner un sinfín de condiciones para suprimir una ley que ya parece una burla. No es nuestro problema. Espero que la razón venza y acabemos teniendo un régimen comercial normal con EE.UU. que no dependa de la decisión anual del presidente estadounidense sobre el derecho de aplicar o no aplicar esta enmienda. No se aplica, pero molesta. Es un problema psicológico del sistema. Problema de la capacidad del sistema político estadounidense para cumplir con su propia legislación. La enmienda fue aprobada para ayudar a los judíos soviéticos a salir de la URSS. Todos los que quisieron de irse se fueron, menos una parte que ya volvió por su propia voluntad. A pesar de eso, la enmienda sigue en vigor.
Pero reitero, no sólo nos unen los problemas del desarme. Ya he comentado la necesidad de impulsar la cooperación económica. Es la base de nuestras relaciones y tenemos muchos planes al respecto. A finales de mayo Rusia fue visitada por un grupo importante de representantes de empresas de innovación de EE.UU y se fueron muy animados. Ahora están concretando ideas para la visita de Medvédev a EE.UU. Nuestras empresas también preparan unas propuestas interesantes, que podrían llegar a convertirse en proyectos conjuntos. Espero que trabajemos rápido y que el tema de la innovación sea determinante en nuestras relaciones. Voy a mencionar sólo un proyecto – la creación de un nuevo avión de transporte de gran capacidad de carga. Este tipo de aviones lo fabrican sólo Rusia y EE.UU. Los aviones estadounidenses ya son muy viejos y Rusia necesita modernizar su AN-124.
¿Y los átomos para la paz?
Sí. Eso también ha sido parte del “reinicio” de la administración de Obama. El Convenio sobre Átomos para la Paz que fue remitido al Senado para su ratificación y luego revocado, vuelve al Senado. Es un paso muy importante. Otro componente importante, desde el punto de vista de las relaciones entre los ciudadanos, es el cultural. Nosotros, por ejemplo, hemos propuesto lo siguiente para su desarrollo: existe un acuerdo que permite a las poblaciones autóctonas de Chukotka y Alaska visitarse sin necesidad de visado. Hemos ofrecido que toda la población de dichas regiones tenga este derecho pero nos falta la respuesta de EE.UU. Esperamos que ésta sea positiva.
¿Cómo tienen que ser las relaciones con EE.UU. para que no haya altibajos como en una montaña rusa? ¿Será posible llegar al mismo nivel de relaciones que con Francia o Alemania?
Cada país tiene su identidad y tradiciones políticas. Las tradiciones de los EE.UU. son muy peculiares en comparación con las europeas. Las relaciones entre el poder ejecutivo y legislativo son únicas porque otorgan a los legisladores la posibilidad de influir considerablemente en la administración, a veces creando dificultades. ¿Qué podemos hacer para evitar altibajos? Cumplir con nuestra palabra, con nuestros acuerdos, hacer frente a los intentos de desviarnos que pueden ser llevados a cabo por las dos partes, guiarse por el principio de equidad. En este sentido me gustaría volver a reiterar el significado psicológico y legal del Tratado START. Es un documento basado en las condiciones de igualdad. Estas son las condiciones que buscamos en nuestras relaciones con los EE.UU. y creemos que es lo mismo que busca el presidente Obama.
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Sobre Abjazia y Osetia del Sur: "Saakashvili se negó a discutir el estatus de estas repúblicas. Nos pusimos de acuerdo."
¿Durante la cumbre ruso-americana se firmarán acuerdos de algún tipo?
Nosotros estamos preparando una propuesta y los presidentes decidirán.
Respecto a las fronteras rusas. Rusia considera resueltos los conflictos en el territorio de Georgia después de agosto de 2008, pero se encuentra en minoría en este sentido. ¿Está Moscú dispuesta a seguir así? ¿Se mantendrá este status quo para siempre?
Para nosotros la solución es definitiva e irrevocable. Me atrevo a afirmar que es definitiva e irrevocable también para otros países importantes. La corrección política u otras razones políticas no les permiten reconocerlo oficialmente. Reitero que no fue nuestra elección y todas las reclamaciones, si aún las hay, habría que dirigirlas a Mijaíl Saakashvili, quien vulneró la integridad territorial de Georgia. Rusia, antes de que él diera su orden de matar a nuestros pacificadores y a la población civil de Osetia del Sur, se había esforzado por ayudarle a arreglar los conflictos en Abjasia y Osetia del Sur. Pero lo echó todo a por tierra.
Hace poco afirmó Vd. que pese al conflicto bélico de agosto, Georgia habría podido mantener estos territorios.
Alcanzado el objetivo de la operación para suprimir la agresión y tras la orden dada por el presidente de Rusia de cesar las acciones militares, fue acordado el plan de Medvédev - Sarkozy como la base para acciones ulteriores. El punto seis estipulaba la necesidad de dar comienzo a un debate internacional para decidir sobre el futuro estatus de Abjasia y Osetia del Sur y garantizar su seguridad. Lo firmamos. Es decir, el 12 de agosto de 2008, el día del cese de las acciones militares, el presidente ruso aceptó que el estatus de estas regiones dependiera de un debate internacional.
¿Quiere decir que Rusia no se proponía reconocer la independencia de estas repúblicas?
No teníamos planes geopolíticos. Nuestra idea consistía en parar la matanza de nuestros ciudadanos y de los vecinos de Osetia del Sur. Pero en cuanto tomamos aliento y en el marco político del que estoy hablando, el día del cese de las acciones militares estábamos dispuestos a seguir discutiendo el estatus de Abjasia y Osetia del Sur. El documento estaba acordado. El presidente de Francia Nicolas Sarkozy lo llevó a Tbilisi, pero más tarde llamó diciendo que Saakashvili se negaba rotundamente a discutir el estatus de estas repúblicas, que para él el estatus estaba claro y esta frase había que tacharla. Estuvimos de acuerdo.
A propósito, Saakashvili manipuló también otras partes del plan Medvédev – Sarkozy. Es que los seis puntos tenían una introducción según la cual los presidentes de Rusia y Francia habían acordado los siguientes principios e instaban a que las partes los cumplieran. Del documento que consintió firmar finalmente Saakashvili no sólo se había eliminado la frase sobre el estatus de Abjasia y Osetia del Sur, sino también se había borrado la introducción, por lo que ahora afirma que el documento exhortaba a Rusia a que cediera algo. Mientras que la introducción decía muy claramente que los dos presidentes instaban a que las partes dieran pasos concretos. De ahí fue que fuera conocido como el plan Medvédev – Sarkozy.
¿Y las acusaciones contra Rusia de no haber cumplido la reivindicación del plan de retirar las tropas a sus bases?
Las tropas que participaron en la supresión del ataque contra Osetia del Sur se retiraron al interior del territorio ruso. En aquel momento ya había fracasado el debate sobre el estatus quo. Empezaron a resonar las ideas de revancha de Tbilisi que decían que la guerra no había terminado todavía. Por eso a finales de agosto se decidió reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, ya que no había otro remedio para garantizar la seguridad y supervivencia de sus pobladores. Ahora las tropas rusas se encuentran tanto en Osetia del Sur como en Abjasia a raíz de otras razones jurídicas: los acuerdos entre Rusia y los dos estados reconocidos por ella. El plan Medvédev – Sarkozy fue cumplido por Rusia en este sentido.
A propósito, los que dicen que tenemos que volver a la línea que ocupábamos antes del 8 de agosto de 2008 se olvidan de que antes de esa fecha nuestras tropas se encontraban en la profundidad del territorio georgiano, porque los pacificadores se encontraban no sólo en Osetia del Sur, que era entonces parte de Georgia, sino fuera de sus territorios también. Lo mismo alrededor de Abjasia. Por eso si quieren que nos movamos fuera de los límites de Osetia del Sur y Abjasia y que ocupemos las líneas en las cuales nuestros pacificadores controlaban la seguridad antes del 8 de agosto de 2008, les agradecería que nos lo dijeran sin rodeos.
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