¿Pese a todo triunfó la amistad?

De acuerdo con este documento, a los siete años de su puesta en vigencia en cada país deben quedar no más de 700 portadores estratégicos en posición, en los que en total pueden ser armados no más de 1.550 proyectiles.
Ahora no tiene sentido, como antes lo hacían los norteamericanos, retirar misiles y cabezas explosivas para guardarlos en depósitos, ya que el potencial de retorno está severamente limitado en el tratado. La cantidad de plataformas de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales (MBI), desplegadas o no, así como los misiles balísticos de los submarinos (MBS) y bombarderos pesados, está limitada hasta las 800 unidades. Todo lo que supere este indicador debe ser liquidado.

Liquidación de misiles, minas y aviones

El procedimiento de liquidación en el tratado está descrito con extrema claridad. Así, por ejemplo, los misiles balísticos serán eliminados con ayuda de una explosión o por un “corte en el primer nivel de un agujero con un diámetro no menor a un metro”. Además, el cuerpo del motor del misil “se aplasta, se comprime o se corta en dos partes aproximadamente iguales”.

La misma suerte les espera a las minas de misiles. Las van a destruir “por medio de su extracción del terreno hasta una profundidad no menor de ocho metros y una explosión a una profundidad no menor de seis metros”. En cuanto a los bombarderos, simplemente los cortarán “en dos partes en el lugar que claramente no sea un nudo de unión”. Al término de todos estos procedimientos, los armamentos liquidados deben permanecer en su lugar otros dos meses para el control visual de los inspectores.

Pero en la práctica Rusia no tendrá nada que cortar. En el arsenal de sus fuerzas armadas ahora se encuentran apenas unos 600 portadores y aproximadamente unos 1.900 proyectiles vinculados a ellos. Además, ya se prolongó el plazo de servicio de todos nuestros misiles más potentes: el RS-20 “Voievoda” y el RS-18, capaces de portar de seis a diez cabezas nucleares, el que de todas formas caducará entre 2013 y 2017.

Es decir que el arsenal ruso será mucho menor a los límites impuestos por el tratado, a cuenta de la exclusión natural de los viejos misiles. En cambio, los norteamericanos tendrán que reducir sus cabezas nucleares casi dos veces y media y suprimir como mínimo en 275 unidades la cantidad de portadores.

Por cierto, tanto los EE UU como Rusia tienen aquí sus pequeñas artimañas. Los norteamericanos apuntaron a los AEO-3, en calidad de portadores existentes los Minuteman-II y los Peacekeeper, hace tiempo retirados de los arsenales, en tanto que Rusia, por el contrario, incluyó en esta lista los misiles RS-24 “Iars” (variante modernizada del “Topol-M”) y RSM-56 “Bulava”, que todavía no han sido incorporados al armamento. Esto se hizo para que EE UU minimizara sus pérdidas reales y economizara la liquidación, y Rusia pudiera continuar el desarrollo de los nuevos misiles e incorporarlos a sus arsenales.

Autocontrol mutuo

Los norteamericanos sólo podrán observar la elaboración y las pruebas de los nuevos armamentos rusos si cuentan con el consentimiento ruso, en tanto que dejará de existir la inspección permanente en la fábrica Vótkina (que trabajaba antes en sobre el AEO-1). En el nuevo tratado está directamente estipulado que las partes habrán de intercambiar información telemétrica sobre un máximo de cinco lanzamientos de sus misiles cada año.

Cada una de las partes habrá de resolver independientemente los lanzamientos sobre los que suministrará datos y sobre los que no. El principio de paridad es escrupuloso y absolutamente observado en todos los puntos del AEO-3.

Sin perdedores

“Aquí no hay ganadores ni perdedores. Triunfaron ambas partes, ya que consolidaron su seguridad”, declaró Dmitri Medvédev tras la firma del tratado. “Ahora hemos obtenido un documento que en plena medida mantiene el balance de intereses de Rusia y de EE UU”, dijo.

Barak Obama fue igualmente optimista, al expresar su firme convencimiento de que el nuevo tratado habrá de ser exitosamente ratificado en el senado. “Dejamos atrás la ‘guerra fría’ y comenzamos a avanzar juntos, mirando de frente a los nuevos desafíos y amenazas”, declaró el presidente de los EE UU.

El nuevo tratado entrará en vigor el día en que se intercambien los documentos ratificados y tendrá valor hasta 2020. La vitalidad de este documento habrá de depender íntegramente de las acciones de los norteamericanos. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia difundió una declaración oficial inmediatamente después de la firma del AEO-3, en la que se dice directamente que Rusia puede retirarse del nuevo tratado de forma unilateral si EE UU prosigue el incremento cualitativo y cuantitativo del sistema antimisilístico, que habrá de amenazar el potencial atómico estratégico ruso.

El mundo da la bienvenida al tratado de desarme nuclear


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