La ilustración compara la Tierra con el planeta Kepler-452b. El planeta es aproximadamente 60% más grande que la Tierra y se encuentra a 1.400 años luz en la constelación Cygnus (el cisne).
ReutersEn julio el telescopio espacial Kepler de la NASA descubrió el planeta extrasolar número 1030, el planeta Kepler-452b. El hallazgo alertó a la comunidad científica internacional. Un tercio de los exoplanetas se encuentran en la denominada “zona de habitabilidad”, es decir, que sus condiciones de vida son similares a las de la Tierra. Pero el Kepler-452b ofrece unos parámetros tan parecidos a los de nuestro planeta que ya se ha sido bautizado como “Tierra-2”.
La órbita del planeta Kepler-452b, su edad (el planeta tiene cerca de 6.000 millones de años, es decir, es aproximadamente 1.500 millones más antiguo que la Tierra), la duración del año (385 días) y la posible presencia de agua podrían indicar que también hay vida en el exoplaneta.
“Teóricamente todo el mundo sabía que debían existir planetas análogos a la Tierra en mayor o menor medida. Pero en este caso el planeta no es gaseoso, no es demasiado grande, y es rocoso”, explica el astrónomo Valentín Yésipov en declaraciones a RBTH. “Ahora hay que estudiar si tiene un polo magnético y agua en la superficie”.
“Hay un centenar de planetas que se asemejan a la Tierra”
El hecho de que el tipo de estrella alrededor de la cual gira el Kepler-452b sea similar al Sol también ha contribuido a avivar el interés en torno al nuevo descubrimiento. Los otros planetas que se habían descubierto con el telescopio “Kepler” y que se encuentran en la zona de habitabilidad giran alrededor de “gigantes rojas”. Este tipo de estrellas son bastante menos ardientes.
El planeta que ha descubierto el telescopio Kepler es un caso único por su tamaño, muy similar al de la Tierra. Pero los astrónomos rusos destacan que existen bastantes planetas de este tipo, entre ellos Venus y Marte. Según ellos, para poder confirmar que hay vida en el planeta, primero hay que analizar otros parámetros, como su atmósfera.
“En realidad se han descubierto muchos planetas, cerca de un centenar, que se asemejan a la Tierra en lo que se refiere a los parámetros de temperatura. En este caso particular lo realmente interesante es el tamaño”, declara Lev Zelioni, director del Instituto de Estudios Espaciales de la Academias de las Ciencias de Rusia, al comentar el descubrimiento de los científicos norteamericanos.
Alexánder Baguírov, colaborador del departamento de estudios de la dinámica del Sistema Solar del Instituto de Astronomía de la Academia de las Ciencias de Rusia, considera que el Universo alberga multitud de cuerpos que son idóneos para la vida. “Otra cuestión es si en estos planetas hay vida inteligente. Eso ya es bastante más difícil de determinar. Ni siquiera sabemos qué leyes hicieron posible el desarrollo de nuestra civilización”. Baguírov considera que, para que se origine vida en un planeta, también se requiere un satélite. La Luna provoca que las mareas de la Tierra suban y bajen, y, gracias a eso, en un momento dado la vida se trasladó del océano a tierra firme y empezó a evolucionar.
¿Se han detectado señales de “hermanos inteligentes”?
Nikolái Kardashov, presidente del Consejo Científico de Astronomía adscrito a la Academia de las Ciencias de Rusia, considera que hay que estudiar el planeta con más detenimiento. Si tiene atmósfera, entonces se podrá hablar de la existencia de vida. El telescopio Kepler, que ha proporcionado los resultados, es relativamente pequeño. “Durante los próximos años se construirá un telescopio de gran tamaño, y podremos estudiar detalladamente si efectivamente hay atmósfera y agua en el Kepler-452b –dice Kardashov–. Por ahora es complicado determinarlo porque el objeto está demasiado alejado”.
El planeta Kepler-452b se encuentra a una distancia de la Tierra dos millones de veces más larga que el planeta más alejado del Sistema Solar. Según Serguéi Bogachov, colaborador científico senior del Instituto Físico Lébedev, los tripulantes de una nave que volara a la velocidad de la luz tendrían que relevarse en 60 generaciones para cubrir el tiempo que se necesita para franquear una distancia de 1500 años luz.
Kardashov supone que, incluso si se hubiera enviado una señal a la Tierra desde Kepler-452b, para detectarla se necesitaría realizar observaciones con otros medios, unos medios que podrían ser una realidad gracias a un nuevo programa: a finales de julio el empresario ruso Yuri Milner y el famoso astrofísico Stephen Hawking anunciaron que invertirían 100 millones de dólares en la búsqueda de señales de vida extraterrestre.
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