El 15 de julio de 1975 la nave Soyuz-19 despegó desde el cosmódromo de Baikonur, y el Apollo, desde el Cabo Cañaveral. Fue el primer vuelo espacial de la historia en el que participaban tripulaciones de diferentes países.
La idea de realizar una misión espacial conjunta fue del presidente de los EE UU Richard Nixon. La URSS y los EE UU tuvieron que diseñar los nodos para acoplar las naves, y adaptar sus sistemas de radiocomunicación para cooperar en caso de sufrir un accidente en el espacio.
A las 19:12 horas del 17 de julio de 1975 la nave soviética Soyuz-19, tripulada por Alexéi Leónov y Valeri Kubásov, se acopló a la nave espacial norteamericana Apollo-18, tripulada por los astronautas Thomas Stafford, Vance Brand y Deke Slayton. Se creaba así la primera estación espacial internacional, un prototipo de la Estación Espacial Internacional.
Yuri Lonchakov, cosmonauta ruso, héroe de la Federación de Rusia y director del Centro de Entrenamiento de Cosmonautas, comentó el acontecimiento en declaraciones a RBTH: “Con este vuelo se demostró que tanto en la Tierra como en el espacio es posible cooperar pacíficamente. Naves espaciales de distinto tipo, fabricadas con tecnologías diferentes y que despegan desde distintos puntos del planeta se pueden unir y acoplar en el espacio”.
En la década de los 60 los científicos “espaciales” soviéticos y norteamericanos únicamente habían colaborado en conferencias internacionales. En octubre de 1970 la URSS y los EE UU abordaron por primera vez la posibilidad de realizar un acoplamiento de naves espaciales pilotadas.
Dos años después, los dos países firmaron un acuerdo para realizar un vuelo espacial conjunto dentro del programa de pruebas internacional Soyuz-Apollo, y empezaron a prepararlo.
Por primera vez, científicos y astronautas de la URSS y los EE UU tuvieron que realizar un entrenamiento conjunto para preparar el vuelo espacial, y no solo lo hicieron cada uno en su base, sino que también visitaron la de sus socios. La barrera del idioma y las limitaciones que entonces imponía la política de confidencialidad entrañaron dificultades.
Los tripulantes de las estrellas: insomnes en el espacio
Cuando la nave Soyuz ya se encontraba en la plataforma de lanzamiento, los especialistas detectaron un fallo en el sistema de televisión de a bordo. Y cuando la nave ya estaba en órbita, el Centro de Entrenamiento dio instrucciones a los cosmonautas soviéticos para que repararan la unidad de conmutación.
Los cosmonautas se pasaron toda la noche trabajando. Pero tampoco los norteamericanos pudieron dormir: se les atascó una clavija en el mecanismo de la unidad de acoplamiento. Esto suponía que los astronautas no podrían trasladarse de la nave Apollo a la Soyuz: ¡el encuentro histórico estuvo a punto de no llegar a producirse! Pero aquella noche de insomnio no pasó en vano y ambas tripulaciones consiguieron solucionar todos los problemas.
Antes de aquel vuelo, Alexéi Leónov, comandante del Soyuz, se había convertido en el primer hombre en realizar un paseo espacial desde la nave Vozkhod-2. Thomas Stafford, comandante del Apollo, había realizado numerosas maniobras de acercamiento en las naves Gemini-6 y Gemini-9, y también había completado 31 vueltas alrededor de la Luna.
Durante el vuelo experimental Soyuz-Apollo los tripulantes completaron las principales misiones del programa: realizaron el acercamiento y acoplamiento de las naves, los miembros de la tripulación se trasladaron de una nave a otra, se activó la cooperación entre los Centros de Control de Misión y se realizaron todos los experimentos científicos conjuntos que se habían previsto.
El “apretón de manos espacial” –como se conoce popularmente la expedición Soyuz-Apollo– fue uno de los acontecimientos políticos más importantes de la época y representó el inicio de la colaboración entre dos potencias espaciales en el espacio.
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